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Enrique Planas

Difícil que su nombre nos resulte familiar. Los lectores solemos recordar el nombre de nuestro dibujante favorito y, tal vez, destacamos el genio del guionista. Sin embargo, solo los puristas del género advierten el arte de quienes dibujan las letras dentro de los globos del diálogo. Y en ese oficio destaca el limeño Juan Manuel Peña 'Jotaeme', el mejor rotulista de la península, el sobreviviente de un oficio invisible. Quien haya leído algún título tan popular como los “X-Men”, “Watchmen”, “The Sandman”, “Krazy Kat”, “Little Nemo” o “Corto Maltés”. de Hugo Pratt, habrá visto su mano, aunque seguramente sin reparar en ella.

Desde que llegó a Barcelona, hace 40 años, Peña vive en el mismo edificio, a tres calles de la estación de trenes de Sants. Llegó en 1978, escapando de un despido masivo en el Ministerio de Agricultura, donde trabajaba como dibujante. Había estudiado pintura y dibujo en la Escuela de Bellas Artes, pero no se veía como un artista. “Sabía que no podía vivir de eso”, confiesa. Los comienzos en la Ciudad Condal fueron duros. Entró a trabajar en el puerto, pero lo despidieron a los pocos meses. Un día, vio un anuncio en el diario que solicitaba rotulistas de cómics. Era algo que no había hecho nunca, pero se presentó a la prueba. Debió esperar un año para que lo reclutaran en la editorial Planeta DeAgostini para rotular 30 páginas de los “X-Men” al mes, y poco a poco los pedidos fueron creciendo. “Lo difícil es colocar el texto en el espacio, sin que quede ni desplazado ni mal centrado. El idioma español es más rico y amplio, por eso ocupa más espacio en el bocadillo. Es cuestión de saber distribuir para que quede lo más perfecto posible. Son años de experiencia”, explica.

Tuvo que buscar un seudónimo, porque no podía facturar con su nombre. Como en la serie “Dallas”, entonces de moda, si Larry Hagman era el temible J.R. Ewing, él podía ser, simplemente, Jotaeme. Trabajó en esa editorial a lo largo de 15 años, hasta el día en que llegaron las computadoras y él perdió su tablero de trabajo.

"Tenía que ganarme la vida en otro lado y me fui a Norma Cómics. Allí se hacía cómic europeo, más artístico, que respetaba la tipografía manual", recuerda. Capaz de imitar la letra de cualquier maestro, rápidamente recibió encargos tan preciados como rotular las obras de Will Eisner, replicando su simple y expresionista estilo, o la colección completa del Sandman, de Neil Gaiman, donde cada personajes es caracterizado por una tipografía distinta.

MAESTRO ZEN
En su trabajo, el perfeccionismo, el ritmo de producción y la versatilidad hacen la diferencia. Armado sobre su atril con su estilográfica Rotring, desafiaba el dolor en las cervicales para hacer 300 páginas de rotulación al mes sin que le falle el pulso. Pero Jotaeme sabe que el predominio de la rotulación mecánica ha arrinconado a creadores como él. “Podría decir que el mío es un trabajo en extinción, pero quién sabe. Se decía que los discos de vinilo se habían extinguido y, ya ves, han vuelto a salir”, reflexiona Peña, quien, a los 68 años, lleva jubilado desde hace cinco. Reconoce que ni el pulso ni la vista siguen como antes, sin embargo, continúa respondiendo a encargos de lujo, como la rotulación completa de “Contrato con Dios”, la novela gráfica de Will Eisner, cuya edición especial Norma lanzará para celebrar su centenario de nacimiento.

En todo este tiempo, Jotaeme solo volvió una vez al Perú en 1983, cuando falleció su padre. Hace 4 años murió su madre pero no quiso viajar para enterrarla. Se había despedido de ella por Skype, días antes. Ahora, por el centenario de la Escuela de Bellas Artes, sus directivos lo han invitado a venir, y la oferta lo tienta. Pero su esposa está delicada de salud, y eso le impide moverse. Así que el artista se queda en su viejo departamento, con privilegiada vista de la ciudad, resistiendo con su actitud zen, propia del maestro sencillo que reconoce en su labor un arte menor. “El del rotulista no es un trabajo reconocido como la pintura o la escultura. Nunca he entendido que en los créditos se le dé más importancia incluso al traductor. Pero no importa. Gracias a esto pude ganar dinero para sacar a mi familia adelante. Para mí es un gozo. Cada tipografía es un reto”.

JOTAEME, MAESTRO DE LA LETRA
Conocedor de la obra de Juan Manuel Peña, el escritor español Hernán Migoya ubica al artista en lo que él llama la época dorada de los rotulistas manuales, profesionales que llenaban globos de historietas con letras hermosas, sin necesidad de manejar por teclado diseños de tipografías ajenos. "Jotaeme pertenece a esa estirpe de rotulistas auténticos, los que dejan su impronta creativa en los cómics. Se trata de un artista todoterreno importantísimo en la bonanza productiva de tebeos editados en España desde hace más de tres décadas. Ha tocado todos los estilos, de género y tipográficos. Qué alegría descubrir que este maestro de la letra es peruano”, afirma.

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