"Los ríos de Marte" / "Trampas para incautos" de Yeniva Fernández. (Foto: Difusión)
"Los ríos de Marte" / "Trampas para incautos" de Yeniva Fernández. (Foto: Difusión)
José Carlos Yrigoyen

Lo primero que leí de Yeniva Fernández (Lima, 1969) fue “Siete paseos por la niebla” (2015), un libro que me sorprendió en varios aspectos. Para empezar, por el oficio y maestría que demostraba en el complejo arte del cuento; y, no menos importante, por su seguro manejo de los códigos de la literatura fantástica, una corriente que, a pesar de un relativo avance en estos últimos años, sigue siendo una veta escasamente desarrollada y atendida por los lectores y la crítica. Fernández la revitalizaba a través de unos relatos construidos sobre la base de una imaginación minuciosa y laberíntica, así como mediante giros imprevistos que mantenían al lector cautivo y sin aliento al finalizarlos. Era además meritoria la prosa que generaba atmósferas encantatorias y ambiguas, donde difuminados personajes –repartidos en el mundo real y el onírico– conducían a sus seguidores hacia planos desconocidos y sin retorno aparente.

Antes de “Siete paseos por la niebla”, Fernández había publicado en el 2009 un volumen de cuentos titulado “Trampas para incautos” que, más allá de algunos comentarios alentadores, no gozó de la repercusión que sí tuvo su segundo libro. Una década después, Planeta lo ha reeditado incluyendo una ‘nouvelle’ inédita, “Los ríos de Marte”, brindando la oportunidad de conocer un poco más a una autora cuya obra significa toda una experiencia insular y desafiante en relación con el contexto en el que está inmersa. Comprobamos, además, que los intereses que se enfatizaban en “Siete paseos…” ya aparecían bien remarcados en estos relatos primigenios.

El ejemplo más obvio de esto es la fascinación de Fernández por los ‘doppelgangers’: los dobles que nos sorprenden en el lugar y momento menos pensado o consumen nuestro propio ser para volverse únicos y transformar la vida que perdimos. Ese es el punto de partida de “Sierra norte”, en el que una mujer que visita un pequeño pueblo es confundida con la protagonista de un escándalo amoroso y empieza a desprenderse gradualmente de su personalidad. Asimismo, “Esa oscuridad que regresa” –estupendo cuento– narra cómo el cansancio cada vez más pesado que acosa a una exitosa catedrática la va borrando de la realidad mientras una versión suya cumple con todas aquellas metas que ella nunca se atrevió a acometer. Cabe destacar el notable sentido del suspenso y la lograda progresión psicológica de los que se sirve Fernández para sacar adelante una idea que podía encallar en lo mecánico y predecible.

Otra de las huellas más recurrentes es la violencia que colma estos cuentos y que suele ramificarse hacia las estancias de la traición y la venganza. Es el caso de “Palomas”, historia sobre un ajuste de cuentas de pandilleros que cobra una inesperada dimensión en las últimas líneas del relato; las relaciones de poder y sumisión son eficazmente esbozadas en pocas páginas entre lo que se oculta y expresa en medio de los diálogos y acciones de sus protagonistas. Más ambicioso y conseguido aun es “Gloria”. Se trata de un intrincado pero a la vez muy fluido relato de tintes policiales acerca de un amargo amor no correspondido y un asesino serial que aterroriza, con sus horrorosos descuartizamientos, las calles de una ciudad de pesadilla. Fernández se ahorra cualquier truculencia y efectismo en su tratamiento –e incluso en su desgarradora conclusión– regalándonos una de las mejores piezas de literatura negra nacional que he leído en mucho tiempo.

En cuanto a “Los ríos de Marte”, estamos ante una novela breve ambientada entre una Lima del recuerdo y el París de hoy. Aquí personalidades equívocas e ingredientes sobrenaturales se conjugan en una pesquisa repleta de pistas falsas y escaramuzas de la memoria. Aunque no carece de virtudes estilísticas, el enrevesamiento de la trama le juega en contra a la agilidad de lo narrado. El resultado, sin ser deficiente, no está a la altura de los mejores cuentos de un libro que, como “Siete paseos por la niebla”, nos enseña que sí hay alternativas al terco realismo nuestro de cada día.

AL DETALLE

Autora: Yeniva Fernández.
Editorial: Emecé.
Año: 2019.
Páginas: 154.
Relación con la autora: conocidos.
Puntajes: 3.5 / 5

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