A la izquierda, Benito Cerati en una sesión de fotos para su banda Zero Kill. A la derecha, Gustavo Cerati para su última presentación en Perú en diciembre del 2007. Fotos: Belén Asad/ Richard Hirano para El Comercio.
A la izquierda, Benito Cerati en una sesión de fotos para su banda Zero Kill. A la derecha, Gustavo Cerati para su última presentación en Perú en diciembre del 2007. Fotos: Belén Asad/ Richard Hirano para El Comercio.
Czar Gutiérrez

Te conozco de otra vida / hoy saldrás por la ventana / como un puñal / rasgando las tinieblas”: el ídolo con más arrastre y talento del pop latinoamericano se desmarca de la gira de presentaciones del disco “Dynamo” para volar a Santiago de Chile y acariciar el vientre de su amada. “Quiero ver tus ojos rojos / contaré hasta tres / y llamaré a tu puerta / si te llevo es para que me lleves”, escribe en una servilleta. Luego ella canta y él toca la guitarra y después todo se licúa en el sampler. Esa canción —pop electrónico con shoegaze—  será el primer corte del primer disco solista de (“Amor amarillo”, 1993). Los latidos que se escuchan al final son de Benito flotando en líquido amniótico.

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Veintisiete años después, está flotando en la fibra óptica para su entrevista con El Comercio. “Sí, yo soy el protagonista de ese tema, el video es completamente mío”, dice. Y agrega: “Mirá, a mí me pasan cosas muy densas. Hay como un conocimiento de mi existencia que colectivamente no se puede borrar. Todo el mundo linkea ese tema con mi vida. Es un disco super reconocido de un artista super talentoso que fue creado porque yo estaba naciendo, pero ese es un status que está lejos de mi vida. Y no porque no me importe o sea un malagradecido, sino porque es la percepción de mi viejo por su hijo, lo cual me parece super tierno. Es más hermosa la inspiración cuando nace del amor”.

Fruto del matrimonio entre la modelo chilena Cecilia Amenábar y el frontman de Soda Stereo, Benito tendrá su primer baño de multitud en 1995. Tenía dos años, Soda estaba tocando en el Teatro Monumental de Chile y él apareció en el escenario. ¿Te acuerdas o las imágenes del video se han incorporado a tu memoria? “Fue un accidente. Vi a mi viejo ahí arriba y se me ocurrió ir a verlo, qué se yo. No me acuerdo, pero me contaron que habían 24 mil personas mirándome, fue algo muy fuerte”, dice. Por intuición pura también empezaría a manipular teclados hasta darle forma a su primer disco, “Cohete”, cuando tenía cinco años de edad. No está en el Guinness, pero debe ser el caso de precocidad musical más asombroso del mundo.

Tracción a sangre

‘Cohete’ es un disco de house. A los 5 años ya tenía cierto manejo de lo que era el ritmo y la melodía. Mira, esta es la tapa”, dice, mostrando un CD con una flecha donde aparece el rostro de un niño rubio. “La dibujaron mi mama y mi hermana. Aquí ya experimento con el house, pero también hay hip hop, rock clásico y electrónica pop. Mis canciones más comerciales están hechas en casa. Te cuento que me aburrí un poco de hacer pop. Después fui como rompiéndome los esquemas, ¿viste?”, dice. Y también los de tu padre, considerando que colocaste “Adiós” en su disco “Ahí vamos” (2006) y las canciones “Fuerza natural”, “Desastre”, “Rapto” y “Sal” en “Fuerza natural (2009). “Es verdad”, dice. Luego se queda pensativo: es presa de cierta ausencia.

De hecho, ‘Fuerza Natural fue una idea mía, el título del tema, del disco, de la gira, de un montón de cosas más. Es lindo haber terminado un momento colaborativo muy alto. ¿Quién hubiese sabido lo que vendría después? Seguro que en este momento estaríamos en la misma nota juntos. Porque estábamos encaminados hacia ese lugar, ¿sabes? Me estaba produciendo un álbum de covers en ese momento, cuando le pasó lo que le pasó. Y bueno, qué se yo, la vida… Luego decidí esto, como una especie de continuación a lo que estaba haciendo y tomarlo como una carrera. Pero en el camino tuve miles de pruebas de fuego”. Apellidarse Cerati ya es una prueba de fuego, ¿no? “Sí, aunque me parece que soy el que mejor lo pudo haber hecho. No me arrepiento de nada. Estoy muy contento con lo que estamos haciendo y lo que voy a hacer los días que tengo por delante”.

Lo cual se traduce en un proyecto grupal con base en la experimentación electrónica fundado en 2012, Zero Kill, donde el apellido del vocalista brilla por su ausencia. ¿Tal vez para liberarte de semejante peso estético? “No tiene nada que ver con eso. Yo vivo mi vida pensando muy poco quién soy y de dónde vengo. Es como ser director de la película y debo encontrarle un nombre original. Es un estadio más en el que podés ser creativo e inventarte un nombre. Mi viejo es mi viejo, es una persona excelente y muy talentosa y, a estas alturas de mi vida, independiente”, puntualiza. Y en efecto, Zero Kill es una sorprendente maquinaria de crujidos electrónicos contenidos en 4 discos conceptuales y un lugar sólido en la neo vanguardia latinoamericana.

Benito Cerati. Foto: Cortesía Zero Kill.
Benito Cerati. Foto: Cortesía Zero Kill.
/ Picasa

Cuando pase el temblor

Después de probar diferentes nomenclaturas —primero fue Entre-Paréntesis, luego Blank Tiger en homenaje al Bowie de “Outside”—, Cerati decide debutar en su cumpleaños número 20 echando la casa por la ventana: “Trip Tour” (2013) son 17 pistas electrónicas insólitamente desafiantes ejecutadas con sorprendente madurez. “Es un disco raro al que recuerdo con mucha ternura, son los brochazos iniciales y ¡están tan fuera del mainstream! Lo único que quería era sacarlo para exorcizar algunas cosas, para no parecerme a nadie. En las maratones del colegio siempre llegaba al último, lo bueno era que había visto el paisaje un poco más que el resto porque, sencillamente, no estaba mirando para adelante. Ese disco es así”, dice.

¿”Alien Head” (2016) no es un paso adelante? “Lo es, es como el anterior pero más conciso. Ya éramos la banda que somos hoy excepto la bajista. Pasa que cuando lo presenté sufrí un ataque de epilepsia. Ya no lo tengo más, pero me dio mucho miedo seguir tocando, ya no sentía el mismo placer arriba del escenario. En un momento hasta pensé en volverme productor. Pero luego vino “Unisex” (2018), que estuvo buenísimo, es muy ecléctico, rockero, bailable y produjo un montón de singles y tuvo otras repercusiones. Hasta que el año pasado sacamos “Lapsus”, cuya oscuridad dice que no todo fueron rosas, que hay algo debajo de la alfombra”.

Denso, monocromático e inquietante, el último trabajo de Zero Kill es un trip que, equilibrando entre insania y paranoia, se resuelve con melancolía, esa ‘rosa del aliento’ a la que cantan los poetas. Cerati lo es y deja que su lírica viaje hasta los labios de la última generación de rockeras argentinas —Marilina Bertoldi, Marina Fages, La Maurette, Paula Maffia, Sobrenadar, Hein Qui, Lucy Patané— y coetáneos de su padre —Richard Coleman e Hilda Lizarazu—. Ese es el disco que se dispone a presentar en el Festival Indie Emergente Online que, con sede en Lima, concentrará a artistas de Argentina, Canadá, Estados Unidos, Francia, Filipinas, Reino Unido y Perú.

Nunca he estado físicamente en tu país, pero en el play list tengo tal cantidad de grupos peruanos que es como si lo conociera. Tienen un nivel sorprendente, de primer mundo. Yo trataré de hacer un show a la altura. He estudiado antropología y me muero por conocer las maravillas que tienen, muchas veces he llorado de emoción mirándolas. Además una cosa es la comida peruana en Buenos Aires y otra allá. Así que me daré una vuelta cuando pase todo este quilombo”, dice. O sea, ¿cuándo pase el temblor? Cerati sonríe largamente. Y luego se disuelve en la fibra óptica.

Más datos

Fechas: 27 - 28 marzo

Plataforma: Facebook

Dirección:

Costo: Gratuito.

Cartel: The Shop Window (UK), Absolutely Yours (USA), Haunted Summer (USA), Chantal Preston (Canadá), Dorrr (Francia), The Blind Suns (Francia), The Bleaching Hour (Filipinas), Tomates En Verano (Argentina), Zero Kill (Argentina) y los peruanos Ellen Pub, Dafne Castañeda, Nonn Loop, Rod Blur, Satélite Menor y Trazar Diamantes.

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