Estrasburgo, 15 de enero del 2015. El Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad se prepara para acoger un evento en el que nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrirá. El silencio se impone. Con severidad ceremonial, cuatro músicos ingresan al escenario y se sientan formando un hemiciclo frente a un joven que tiene la mirada fija en la pantalla de su Macbook. Si no fuera por los cables que unen el aparato a los instrumentos de cuerda, no podría uno intuir que lo que se cocina en estos breves instantes de calma es un atronador concierto de música electroacústica. La ocasión es especial: “Smaqra”, la obra que será estrenada esta noche, es el primer cuarteto de cuerdas que usa instrumentos híbridos, aquellas fascinantes quimeras tecnológicas con las que trabaja el compositor peruano Juan Arroyo.
La excitación en la sala es palpable: no es un secreto que las innovaciones de este músico bien podrían catalizar el siguiente paso en la fusión de los sonidos acústicos y electrónicos, aquella vieja tradición iniciada a mediados del siglo XX por compositores vanguardistas como Stockhausen y Ligeti. Desde luego, la situación ha cambiado mucho desde entonces. Nadie lo sabe mejor que los miembros del Cuarteto Tana, quienes tienen por costumbre interpretar obras electroacústicas en los principales centros de innovación musical en Europa. Esta es, sin embargo, la primera vez que presentarán ante el público una pieza en la que los sonidos electrónicos se abrirán paso sin la ayuda de parlantes o de una consola de sonido.
SUEÑOS HÍBRIDOS
Jeanne Maisonhaute, la chelista de la agrupación, describe así el funcionamiento de los instrumentos híbridos: “Tomas los cuatro instrumentos del cuarteto de cuerdas tradicional (dos violines, una viola y un violonchelo) y en su interior fijas un transductor que los pone en vibración mientras que un micrófono se coloca en la base del puente. Cada vibración es convertida por el transductor en una señal que puede reproducir sonidos listos para ser amplificados o grabados. El sonido acústico del instrumento se encuentra de esta forma con su doble electrónico, que puede ser trabajado o alterado”.
Según Arroyo, la idea de difundir el sonido electroacústico a través de la caja de resonancia del instrumento es una de las innovaciones más interesantes de esta propuesta. El músico peruano aprovechó su reciente residencia artística en el Ircam (Institut de Recherche et Coordination Acoustique/Musique) de París para trabajar en este concepto a partir de ideas desarrolladas por el investigador Adrien Mamou-Mani. “El resultado es que los modos de vibración propios del instrumento colorean el sonido electrónico”, nos dice el compositor antes de añadir juguetonamente a modo de ejemplo: “Si en este momento conecto mi tarjeta de sonido y te presto un micrófono, tu voz va a salir por mi violín”.
EL FUTURO
Los experimentos de Arroyo han dado frutos que ya han empezado a llamar la atención de las principales instituciones dedicadas a la música contemporánea en Francia. Además de su residencia artística en el Ircam, el gran laboratorio musical fundado por Pierre Boulez en los 70, el compositor obtuvo en el 2013 el Premio de la Fundación Salabert y recibió su primer encargo por parte del Ministerio de Cultura francés. Además, el año pasado se hizo acreedor del Premio de Estímulo a Jóvenes Artistas de la Academia de Bellas Artes de Francia.
El próximo 2 de febrero, una de sus obras será interpretada en la Philharmonie de París por el afamado Ensemble InterContemporain, en un concierto en homenaje al compositor François Rossé. Arroyo comenta: “Estoy muy contento porque la obra de Rossé tiene que ver con las músicas tradicionales del mundo, y es en ese contexto que interpretarán una obra mía, ‘Dansac’, que está inspirada en la danza de tijeras peruana”, acota. “Ahí llevo a cabo otro tipo de hibridación: la de dos culturas, la latinoamericana y la europea. Ese es un rasgo que se ha vuelto cada vez más importante en mi trabajo”.