Decir que David Bowie nunca morirá parece un cliché, pero en su caso adquiere connotaciones asombrosas. Más de un año ha pasado desde su fallecimiento, pero basta ver su presencia ubicua en la prensa de estos días para entender su legado. Las razones son múltiples. Una de ellas ha sido su aparición en los dos últimos capítulos de "Twin Peaks", en la que su tocayo David Lynch le rindió homenaje póstumo incluyendo a su personaje, el agente Phillip Jeffries, como siempre de maneras poco ortodoxas: primero a través de imágenes de archivo (de cuando Bowie participó en las primeras entregas de la serie, a inicios de los 90), y luego encarnándolo en una gran tetera parlante.
Surrealismo en su máxima expresión, pero nostálgico.En un tono muy diferente, también generó muchos comentarios la fotografía de su hija de 17 años, Alexandria, hasta hoy desconocida para el ojo público. Fue Iman, viuda de Bowie y madre de la joven, quien difundió su imagen en Instagram, a propósito de su cumpleaños. Ya hay quienes, apresurados por su enigmática figura, quieren encontrar en la muchacha una heredera del talento multifacético del padre.
—Escarbar en el mito—
Lo último que ha llamado la atención en torno a su mito es la anunciada publicación de "David Bowie: A Life", una biografía escrita por el ex director de la versión británica de la revista "GQ" Dylan Jones, quien entrevistó en más de una oportunidad al llamado Duque Blanco y también ha recogido testimonios de casi 200 personas que –directa o indirectamente– tuvieron contacto con Bowie.
Los pasajes que se han adelantado del libro incluyen excesos con las drogas (como aspectos desconocidos de su etapa cocainómana en Berlín), su relación con otras estrellas como John Lennon y Paul McCartney, y sus desenfrenados vaivenes sexuales.
Nada que parezca muy sorprendente, pero que con Bowie –como lo fue en vida– siempre está en estado cambiante, de renovación. Todo apunta a que hay Bowie para rato.
Mira la escena con David Bowie en la temporada 3 de "Twin Peaks":