Charles Aznavour (Foto: Reuters)
Charles Aznavour (Foto: Reuters)
Enrique Planas

Todo tiene su final. Sin embargo, el vital 'crooner' parisino de origen armenio, quien cantó hasta el último día de sus 94 años, nos hizo creer que podía seguir, para siempre, envolviéndonos con el encanto de la 'chanson' francesa. De hecho, la muerte de Shahnourh Varinag Aznavourian, más conocido como , se produjo al regresar de una gira por Japón, cuando recuperaba fuerzas para lanzarse a una nueva gira europea. Parecía rejuvenecer al cantar: iniciaba sus conciertos con la voz rota y el cuerpo frágil, pero finalizaba ligero como una pluma, delante de un teleprompter para evitar olvidos de letra.

El Sinatra europeo construyó tardíamente su mito en los años 60, luego que el exitoso filme de François Truffaut "Disparen sobre el pianista" (1960) abriera para él las puertas del Carnegie Hall de Nueva York (también había actuado bajo las órdenes de Jean Cocteau y Claude Chabrol). Ese espaldarazo norteamericano lo consolidó como protagonista indiscutible de la década prodigiosa.

Visitó el Perú en tres oportunidades: en 1960, 1968 y a inicios de la década del 90. Sus dos primeras visitas colmaron de admiradoras el aeropuerto Jorge Chávez, fascinadas no por el físico del artista, sino por una voz que lo había convertido en ídolo romántico mundial, con temas tan icónicos como "La Bohème", "For me formidable", entre un centenar de canciones clásicas, cantadas por él o compuestas para otros intérpretes de su tiempo como Édith Piaf, Gilbert Bécaud, Serge Gainsbourg, Maurice Chevalier o Johnny Hallyday.

Siempre se presentó como un hombre ordinario que cantaba para la gente corriente. Un artista que no opinaba sobre religión, creencias políticas o nuevos estilos de vida. Sin embargo, Aznavour sabía añadir a su estilo un toque de compromiso social: le venía de sus raíces armenias, el país de sus padres, emigrantes que supieron legar a su hijo esta convulsa experiencia.

"¿Cuáles eran mis desventajas? Mi voz, mi estatura, mis gestos, mi falta de cultura y de instrucción, mi franqueza, mi falta de personalidad. Los profesores me desaconsejaron cantar. Pero cantaré aunque me desgarre la glotis", escribió en su autobiografía "Le Temps des Avants" (Flammarion).

Aznavour fue el 'entertainer' capaz de hacer vivir sus canciones al público con ese estilo tan personal de arrastrar las frases de la balada de forma displicente. Las suyas eran canciones directas, sin artificios, narradas desde el corazón: características propias de la 'chanson' francesa.

LA CEREMONIA DEL ADIÓS
Su fallecimiento es tendencia mundial: en las redes, desde el primer ministro armenio, Nikol Pachinian, hasta el presidente francés, Emmanuel Macron, han compartido su tristeza por su ausencia. A ellos se suman artistas tan cercanos a Aznavour como Alain Delon, Patrick Bruel, Mireille Mathieu, Brigitte Bardot o Jean Dujardin.

Aunque no había compuesto ninguna gran canción en los últimos 30 años, Aznavour mantuvo intacto su mito en escena, como una revancha para quienes no le veían ningún futuro. La venganza del hombre ordinario, podríamos decir.

DATOS
-180 millones de discos vendió Aznavour a lo largo de 70 años. Uno de los más populares fue "La Bohème" (1966).

-92 países visitó el intérprete en sus miles de conciertos. Al Perú llegó en tres oportunidades.

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