Ángel Navarro Quevedo

A diferencia de los conciertos tradicionales, un festival ofrece una serie de presentaciones continuas de artistas de diferentes estilos, pero bajo un mismo concepto que da sentido al cartel. En esta ocasión, todos los cantantes -además de ser latinoamericanos- se encuentran, en mayor o menor medida, enamorados. Esa sensación fue la que transmitieron la noche del sábado pasado en medio de gritos eufóricos y parejas animándose a bailar, mientras una ola de celulares apuntaba al escenario.

Primero entró Carmen Deleon, seguida de Adso, quien dio el primer indicio del siguiente artista venezolano, como él. Aún de día, el estadio empezó a llenarse con público mayormente conformado por parejas con la llegada de Nacho, quien hace poco anunció su regreso con Chino. Aparecieron sus clásicos desde la separación del dúo y también el inesperado tema “Tu angelito”, lo que despertó los gritos del Estadio Nacional, que no anticipaba las “sorpresas” que dejaron de serlo cuando anunciaron en el afiche un momento llamado “Un secreto”.

Nacho se retiró del escenario y con él la luz del día. Luego de un interludio que puso a bailar al público con temas de elección libre, la noche llegó con Piso 21. Las luces se encendieron, el fuego salió del escenario y el humo se alzó como grandes cortinas que dieron paso al cuarteto colombiano que se movió por el escenario, incluso fuera, bailando y cantando por la pasarela.

Tras despedirse cantando temas como “Déjala que vuelva”, “Te vi” y “Puntos suspensivos”, el escenario se preparó para el siguiente artista en la lista: Mike Bahía. Hace más de 10 años, el colombiano inició su carrera en la segunda edición de La Voz Colombia, y desde entonces ha lanzado más de seis éxitos que lo llevaron a aventurarse por el mundo de la música tropical, con un repertorio que nunca falla al poner a bailar a la gente.

Y así fue. Abrieron las trompetas y el ritmo contagiante de los tambores. Es el ritmo que hace honor al nombre de esta edición del festival, “Latin Party Edition”. Primero lanzó los temas más exitosos, y la reacción del público fue la usual con artistas de su talla: palmas al aire y celulares con flash activado. Por eso Bahía siempre lleva sus lentes de sol, incluso de noche. La noche continuó con salsa, bachata y el cover de “El preso” de Fruko y sus Tesos.

Aunque en el escenario la fiesta se armaba entre el cantante y sus músicos, en el largo llano del Estadio Nacional la fiesta se vivía entre danzas esporádicas de unos segundos, coreografías de TikTok y selfies con la inmensidad de las luces inundando las gradas. La música continuaba y entre las multitudes se alzaban cajas de pizzas, cervezas y humo denso, cortesía de los vapers. A un par de metros de las parejas que intentaban coordinar sus pasos para bailar, el módulo de fotos estaba lleno, mientras en la pequeña fila, los que esperaban se encontraban con la carta de tragos que iban desde cervezas de 10 soles hasta promociones de botellas de Blue Label al precio de 2100 soles. “Cuídese, protéjase y que Dios me los guarde”, pregonaba un promotor de Durex con un condón en una mano y la otra en el corazón.

El colombiano se despidió: “Cada vez que estoy lejos de aquí, pienso en ustedes y ese calor con el que me reciben”, agradeció y se retiró entre aplausos. El interludio se hizo largo, pero no pesado, ya que el DJ mantuvo el ambiente animado con temas de Ke Personajes. Se apagaron las luces una vez más y dio inicio a un show diferente. Cuatro bailarinas ingresaron y Greeicy con ellas. Irreconocible, diferente. Cejas diseñadas para intimidar, un traje de látex negro y una peluca castaña y corta.

Durante esta primera parte que daba más espacio a la performance, Greeicy cantaba y bailaba para una cámara que la acompañaba por todo el escenario. Si uno quería verla, debía ser a lo grande, en las pantallas laterales, de preferencia durante los primeros minutos. Luego de un par de temas, el escenario se oscureció mientras personas del equipo la cubrían con una gran tela confeccionada con pedazos de cuero negro. Aparecieron unos ganchos que elevaron a la cantante, quien empezó a cantar casi opacada por los gritos del público eufórico por la escena que parecía sacada de un videoclip.

Luego de continuar bajo ese estilo por media hora, Greeicy se retiró del escenario y nos dejó con un video donde aparecía su hijo Yeliano, a quien abrazaba con emoción. Se encendieron las luces y apareció otra Greeicy, una con traje rosa y cabello largo que dejaba atrás el estilo femme fatale para decir: “Los quiero mucho a todos, me gusta Perú, debe repetirse más seguido”. Continuó su show hasta un inesperado corte en el sonido, cantando a capella la frase final, y el sonido volvió rápidamente para pedir que se apagaran las luces y, aprovechando los celulares en mano, pidió que iluminaran con ellos el Estadio.

Tras el emotivo momento, Greeicy contó una historia que se remontaba a hace 10 años. Una joven cantante colombiana conoció a un cantante colombiano, quien estaba rodeado de otra cantante reconocida de Colombia, cuyo nombre no mencionó durante la narración. Ella se acercó lentamente a ese cantante y se atrevió a hablarle, iniciando así una de las relaciones más duraderas en la escena urbana, con un hijo: el mismo Yeliano.

La sorpresa de la noche no se hizo esperar más. Entró Mike Bahía para cantar junto a su pareja Greeicy el tema “Mi pecadito”. Lo hicieron muy de cerca, juntos, mirándose el uno al otro. Las parejas de la noche también se unieron y bailaron al compás del tema que se extendió por unos minutos más. Antes de iniciar el segundo tema, un beso dio paso a las siguientes canciones que tienen en colaboración, además del inesperado anuncio de tomarse un descanso de los escenarios. Una despedida necesaria a puertas de su boda, aún sin fecha oficial.

Sonaron un par de temas adicionales, luego ingresó Sebastián Yatra para cantar sus éxitos musicales y continuar con la fiesta, que finalizó con Beéle, quien tras saltar sobre el escenario sufrió una caída, nada grave, pero reinició la canción para hacerlo bien esta vez. La segunda es la vencida. Explotaron confetis para despedir al último artista de la noche, mientras las parejas se retiran para continuar la noche al ritmo de su propio compás.