La actriz de "La casa de papel" y "Vis a vis" Najwa Nimri compartió foto al natural. (Foto: @najwanimri)
La actriz de "La casa de papel" y "Vis a vis" Najwa Nimri compartió foto al natural. (Foto: @najwanimri)
Agencia EFE

Vuelve Nawja Nimri a publicar un disco a su nombre seis años después del anterior aprovechando los breves lapsos de tiempo que le ha dejado su intensa agenda como actriz, que es la que la ha catapultado a la fama internacional, aunque sea la faceta musical la que le da “aire”.

“La música para mí no es tan intensa como los papeles que hago. Es un proceso más divertido. A la gente que está cerca de mí, como mi hijo, les encanta cuando me toca período musical, porque dicen que me convierto en mucho mejor persona, que soy una tipa más agradable en casa y que estoy más contenta”, reconoce a Efe, en mitad de un simulacro de evacuación en Madrid.

El motivo de la entrevista “viene de largo”. Esa es la respuesta que en 2020 tiene para la muletilla que su abuela solía repetirle: “Que las mentiras tienen las patas cortas”. “Pero vienen de largo, lo que quiere decir que igual se quedan”, previene Nimri, que ha escogido esa frase hecha como nombre del disco.

El título es además oportuno porque el séptimo álbum de estudio de su carrera en solitario se venía fraguando “desde hacía años”, en los espacios en blanco que su apretada agenda como actriz le ha dejado.

“En realidad no he parado de hacer música, pero adaptada al cine”, subraya la artista, que en este tiempo grabó temas para películas como “Dumbo” y “Quién te cantará” o para series como “La casa de papel”, para la que rehízo el clásico “Bella Ciao”.

Mientras su nuevo álbum iba creciendo y mutando, mientras probaba con diferentes productores (“cuatro o cinco diferentes”, precisa) hasta llegar a Josh Tampico y “la concreción que buscaba”, en un proceso que consistía más en quitar y depurar que en añadir.

“Había que adaptar las letras a un tempo que me permitieras decir lo que quería decir, que a la vez tuviera melodía, que no fuese demasiado oscuro, en un híbrido en el que no perdiera la sonoridad que traía y en la que a la vez me adaptara un poco a lo nuevo”, resume.

En “Viene de largo” (Mushroom Pillow), Nimri suena cercana al “trap” por los arreglos electrónicos y la cadencia con la que recita/rapea/canta, aunque en la base de algunos cortes subyace un piano que remite a Cuba y al tumbao en un intento por introducirse “en el mundo latino de una forma más adulta”.

Al final solo un corte suena “claramente latino”, el que más la convencía, de nombre “No tengo miedo a llorar” y que, siendo el que cierra los diez cortes del álbum, funciona como perfecto contrapunto al resto. “A los nuevos oyentes no les importará y para los viejos será una gracia que entenderán”, resuelve.

En otros temas en los que se quería poner “en plan ‘killer’”, como en “Güija”, apela a sus orígenes jordanos y pone en práctica un juego de palabras todas acabadas en “-ja”, que remiten a la lengua árabe de sus ancestros.

Es un sonido que también está presente a través del chelo de “Más arriba”, en el que advierte a las élites en este planeta globalizado: “¿Crees que con ese elevator amortiguarás la caída?”.

La reflexión no anda muy despegada de la tensa atención que se dispensa estos días a la extensión del coronavirus y que nos vuelve a poner los pies en el suelo sobre nuestro lugar en el mundo. “Tendrían que darnos clases de mortalidad”, conviene Nimri, quien tiene un hermano residiendo en China.

A diferencia de sus últimas entregas discográficas, el citado “Rat Race” (2014) y “Bonzo” (2016), que lanzó como Najwajean junto a su ocasional compañero de aventuras, Carlos Jean, todos los temas de “Viene de largo” están escritos en español, retomando así el idioma de “Donde rugen los volcanes” (2012) y “El último primate” (2010).

“He conseguido sonar en castellano con mi timbre. Hice dos álbumes y medio en inglés y no sé para qué. Cuando empecé a escribir en castellano, a veces salían canciones bonitas, pero las traducía al inglés y perdía parte de lo que tenía”, admite.

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