(Reporte exclusivo desde Santiago de Chile)
La oferta de festivales musicales es cada vez más amplia en la región y, mientras los más mediáticos se esfuerzan por tener en su cartel a los artistas en tendencia o aquellos que ya entran en la categoría de grandes clásicos, este mes aterrizó en Sudamérica uno que se ha distinguido en su natal Barcelona por reunir a aquellos músicos que se han convertido en los favoritos de la crítica especializada y los melómanos por sus innovaciones sonoras y aquellos artistas emergentes que se perfilan a seguir ese camino.
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El Primavera Sound inició su recorrido sudamericano en Sao Paulo (Brasil), siguió su trayecto en Buenos Aires (Argentina) y este viernes 11 de noviembre abrió puertas en Santiago de Chile. En el Parque Bicentenario Cerrillos, que albergó en marzo el Lollapalooza, se han montado cinco escenarios que irán mostrando todo este fin de semana la programación pensada principalmente en aquellos que llegan a descubrir nuevas propuestas. En el primer día del festival, fueron tres los escenarios que se utilizaron: el PuntoTicket y el Santander, dispuestos para los artistas estelares; y el BITS, reservado el viernes para dar vitrina a los nuevos talentos chilenos.
Las puertas se abrieron a las 2 p.m. y los españoles de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba fueron los primeros en salir a escena con un rock progresivo con elementos flamencos. Los primeros asistentes tomaban asiento sobre el gramado mientras el día ofrecía algunos pocos rayos de sol para una tarde que se iría poniendo fría. “El valle” y “Gitana” fueron algunos de los temas de un setlist de poco más de media hora en el que no faltaron los riffs acelerados de guitarras y los agudos (con reverb) del vocalista Dandy Piranha, que eran escuchados entre el ‘headbanging’ y la atención de quienes empezaban a descubrir lo que traía la programación del día 1.
Minutos después, en el escenario del frente, el Santander, se proyectaba una imagen con el título del disco “Que me parta un rayo”, cuyos 30 años de publicado celebraría su autora, Christina Rosenvinge, con un público con el que tiene una larga relación.
“Tengo grandes recuerdos de cuando canté estas canciones en Viña del Mar”, dijo la española después de una interpretación con nuevos arreglos de temas como “Pulgas en el corazón” y “Alguien que cuide de mí”. “¿Alguno de ustedes estuvo en la edición de 1994 del festival?”, preguntó, mientras se levantaban una decena de manos. El set de la ex Christina y los subterráneos se extendió por cerca de una hora y concluyó con el agradecimiento de la artista por quienes convirtieron sus canciones en clásicos en nuestro idioma. “Gracias a ustedes que han mantenido vivo este disco es que yo he conseguido tener una vida maravillosa”, afirmó.
Sorpresa japonesa
Poco antes de las 6 de la tarde, sería el debut en escenarios chilenos de una banda que se convertiría en la favorita de la fecha. Las japonesas de Chai ingresaron con la energía a tope y no la bajaron en ningún minuto de los que tuvieron sobre la tarima.
Vestidas de color rosa y con máscaras, comenzaron su performance al ritmo de “No More Cake”. Aunque se presentaron con una coreografía al más puro estilo de un grupo de ‘j-pop’ su presentación ofreció ambientes muy distintos entre tema y tema. Las cuatro integrantes de Chai se mostraron solventes cuando había que ser más ‘showgirls’, pero también cuando había que ser músicos en escena llenando el Bicentenario con un sonido que iba desde el punk hasta el disco.
Muchos descubrieron por primera vez a este grupo en el festival, pero conectaron de inmediato con la energía de sus integrantes que, conscientes de la popularidad que tiene la cultura asiática en Chile, aparecieron en un momento con una bandera que decía que este país era ‘neo kawaii’. Y el puente también se tendió por el lado de las artistas, que en su repertorio iban revelando las influencias de músicos como Michael Jackson, Heart o Led Zeppelin. De lo más destacado de la jornada.
Baladas desesperadas y una despedida magnética
El siguiente estelar fue protagonizado por un mexicano que viene cosechando muy buenos comentarios a pesar de su juventud. A Kevin Kaarl solo le bastó su guitarra acústica para en los primeros minutos de su set tocar las venas más sensibles de la audiencia con temas que hablan de engaños, relaciones difíciles de terminar y soledad, pero que entonadas con la particular voz de este muchacho de 21 años resultan atrapantes.
La energía cambiaría por completo cuando, 10 minutos después, aparecieran en escena una banda de culto del ‘under’ chileno: Fiskales Ad-Hok, que cantó, a su estilo, temas de desamor como “Mi condena”, pero también himnos de rebeldía como “Killterrier”.
Aunque esta fue la única banda chilena que pisó uno de los escenarios estelares, el viernes el escenario BITS estuvo abocado a presentar las nuevas voces del país sureño, que ha experimentado un crecimiento de su escena urbana y de trap como lo comprobaron Antónima, Akatumamy, VLntna B, que fueron algunas de las que se presentaron en este apartado.
Especial mención merece la chileno peruana Shirel, que ya de noche, tomó la tarima y se destacó por su excelente performance vocal y escénica, lo que fue retribuido por un público que se mantuvo con ella, mientras en el escenario Santander ya empezaba el último estelar de la fecha a cargo de Beach House.
Al dueto estadounidense no le hizo falta interactuar mucho con el público para ganarse su atención. Con una estética de colores oscuros, entre el sepia y el blanco y negro, se posicionaron los artistas junto a un músico de apoyo (un baterista) y ofrecieron un viaje sonoro de larga duración.
Como ellos mismos dijeron en uno de sus pocos momentos de diálogo con los presentes: “Usualmente cuando tocamos en festivales, tenemos que hacer shows cortos, pero esta vez podemos tocar el set completo”. Y es que ese fue el espíritu de la primera fecha del Primavera Sound en Chile, una oportunidad para escuchar con atención y con el tiempo y espacio que se merecen a algunos de los artistas que están siendo referencia en la industria.
La jornada seguirá este sábado y domingo con las presentaciones de Björk, Lorde, Travis Scott y más. La valla se perfila alta.
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