La obra familiar dirigida por Fernando Castro se encuentra disponible hasta el 10 de diciembre en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú
La obra familiar dirigida por Fernando Castro se encuentra disponible hasta el 10 de diciembre en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica del Perú
Ángel Navarro

¿Cómo se explica a un adulto el valor de un árbol? Es la premisa que inspiró la creación de , una obra dirigida por Fernando Castro. Tras casi un año de trabajo, esta producción teatral emerge como una ventana hacia la reflexión acerca de la degradación del medio ambiente y la vital importancia de la naturaleza como el hábitat compartido por todos nosotros con un mensaje claro: aún hay tiempo de cambiar.

“Pensamos detenidamente en cómo llevar a cabo la obra, hasta que nos dimos cuenta de que podemos llegar a los adultos a través de los niños, quienes pueden transmitir los valores que se plasman en la obra”, explica Castro en entrevista con El Comercio.

A pesar de su intención de poner de relieve una realidad cada vez más apremiante, el dramaturgo no aspira a educar al público en el sentido tradicional. “Siento que la educación implica una responsabilidad más profunda, es un proceso que involucra múltiples capas de intervención. Esta obra puede contribuir al proceso de aprendizaje, pero no es el proceso en sí”, afirma Castro, quien prefiere usar el término “sensibilizar”, que tiene una connotación diferente. “Desde el teatro, podemos fomentar un diálogo, no necesariamente transformar la actitud de las personas, pero sí poner el tema sobre la mesa”, añade.

A pesar de las diversas manifestaciones artísticas disponibles para abordar estos temas, el director no encontró un mejor medio que el teatro para plantearlos. “El teatro celebra la vida de diversas maneras, pero siempre defiende la vida en todas sus formas. En definitiva, esto es celebrar la vida”, señala.

Teatro para todos

Cuando se menciona el teatro familiar, suele pensarse en espectáculos dirigidos exclusivamente a niños. Sin embargo, para Castro, esta etiqueta representa una experiencia que va más allá de una simple presentación concebida para los más jóvenes, sino que incluye a todas las edades. “Esto se trata de una experiencia similar a lo que hace Pixar, algo que es para todos, pues el mensaje que se encuentra dentro se mueve en diferentes niveles y cada persona, de diferentes edades, interpreta las cosas de diferentes maneras”, explica Castro

Un ejemplo de esta diversidad de mensajes se encuentra en la música que acompaña la obra. “Hemos incorporado música criolla para ambientar la historia, lo cual fue un desafío, ya que también queríamos que los niños comprendieran el mensaje que se transmite a través de esta música”, menciona el director, quien escribió poemas que posteriormente se convirtieron en las cinco canciones presentes en la obra. “Para darle relevancia a la música, nos inspiramos en la canción ‘Tu mirada en mi voz’, interpretada por Susana Baca, que se basa en un poema de Carlos Oquendo de Amat”, agrega.

Esta necesidad de llegar a todo tipo de público surge de la preocupación por evidenciar el daño ambiental y transmitir un mensaje de esperanza, incluso después de alcanzar el punto de no retorno. Además, busca contrarrestar la apatía de los adultos y la resignación de muchos adolescentes frente al impacto de los cambios medioambientales.

Muchos jóvenes se sienten resignados ante las consecuencias de estas acciones en el futuro del medio ambiente y dicen: ‘Ya no se puede hacer nada, pero el teatro siempre actúa como si fuera los músicos del Titanic: mientras sea posible contar historias a través del arte y generar una respuesta del público, se continuará haciéndolo, hasta el amargo o dulce final”, menciona el dramaturgo, quien aceptó el desafío de convertir información sobre una realidad cruda en una obra comprensible para niños mediante el uso de metáforas simples como la del árbol donde vive Quilla en alusión a toda la naturaleza.

A pesar de considerar esta obra como un primer paso, Castro reconoce que aún queda un largo trecho por recorrer en su misión de evidenciar las consecuencias de la indiferencia hacia la preservación del medio ambiente. “Esta obra no salvará el medio ambiente, pero sí plantará las semillas para que las nuevas generaciones se preocupen más por el planeta”, concluye.

Sobre la obra
Quilla la ardilla en la Peña Pimpilla

Todos los sábados y domingo

Horario: 4:00 p.m.

Lugar: Centro Cultural de la PUCP

Entradas disponibles en Joinnus

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