La arqueóloga alemana, María Reiche, dedicó sesenta años de su vida en la conservación de las impresionantes líneas de Nazca. (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)
La arqueóloga alemana, María Reiche, dedicó sesenta años de su vida en la conservación de las impresionantes líneas de Nazca. (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)
/ EL COMERCIO
Czar Gutiérrez

Probablemente no exista imagen más conmovedora que la de una mujer barriendo 50 kilómetros de desierto durante sesenta años. Enigma sobre enigma, la figura de limpiando con una escoba los geoglifos más grandes del planeta se recorta nítida entre ese ejército de ciudadanos notables que, habiendo nacido en la vieja Germania, terminaron subyugados por la indómita tierra del Sol. De los jesuitas Samuel Fritz y Heinrich Richter —que en 1685 se internaron en nuestra selva— a los también misioneros Wolfgang Bayer, quien llegó a Puno en 1752, y Franz Xavier Eder, al Alto Perú en 1760. Lingüistas, etnólogos y exploradores adelantados, abrieron la trocha por la que en 1802 transitaría la egregia figura del astrónomo, humanista, naturalista, explorador y geógrafo polímata Alexander von Humboldt.

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Y cuando en 1824 hubo que sellar nuestra independencia, Karl Sowersby (Bremen, 1795) comandó a los Húsares en la Batalla de Junín junto a Otto Phillip Braun (Kassel, 1798), quien también combatió en Ayacucho. Y así, cuando el terreno estuvo algo más parejo, llegarían más intelectuales, científicos, investigadores y artistas. Como el pintor de tapadas limeñas Johann Rugendas (1843) o el médico Ernst W. Middendorft (1856), estudioso de Chavín de Huántar, del quechua, del moche y traductor de Ollantay. Como enamorado del idioma muchik fue Hans H. Brüning, excepcional fotógrafo, etnógrafo y coleccionista de arte que en 1875 desembarcaría en el Callao y durante 50 años nos desvelaría a nosotros mismos el milenario legado de la cultura Lambayeque.

El alemán Johann Rugendas llegó al Perú y dedicó su vida artística a pintar tapadas limeñas. Esta es una de ellas. (Obra: Johann Moritz Rugendas)
El alemán Johann Rugendas llegó al Perú y dedicó su vida artística a pintar tapadas limeñas. Esta es una de ellas. (Obra: Johann Moritz Rugendas)

Para que después, en 1891, llegue a estas tierras un infatigable explorador prehispánico, pionero en las excavaciones estratigráficas e ilustre ciudadano oriundo de Dresde: Max Uhle, padre de la arqueología andina, le debemos los primeros hallazgos en Pachacamac, la revalorización del imperio Tiahuanaco y la riqueza proto-Chimú. Será en el amanecer del nuevo siglo cuando un amable caballero originario de Breslavia aparezca entre nosotros para entregarnos un herbario conteniendo 5.200 especies naturales, innumerables estudios sobre la flora de los Andes y cómo los cambios climáticos y geológicos influencian sobre la flora de costa, sierra y selva: August Weberbauer fue, ciertamente, un pionero de los estudios botánicos en estas tierras. Tierras a las que en 1932 llegaría María Reiche, cuya figura sobre el desierto sólo puede evocar imágenes de sustancia poética.

Uhle llegó al Perú hace más de 131 años, en 1891, y se convirtió en el padre de la arqueología andina. Se ganó el título tras los primeros hallazgos de Pachacamac. (Foto: Archivo de la Marina de Guerra del Perú)
Uhle llegó al Perú hace más de 131 años, en 1891, y se convirtió en el padre de la arqueología andina. Se ganó el título tras los primeros hallazgos de Pachacamac. (Foto: Archivo de la Marina de Guerra del Perú)

Del Rin al Rímac

Ocurre que los alemanes siempre encontraron en el Perú un territorio algo más que extraordinario para estudiarlo, explorarlo y amarlo. Todo un universo cargado de costumbres, creencias, tradiciones e historia cuya densidad resultó todo un imán para los no menos cultivados ciudadanos germanos, tudescos y teutones. En una relación que siempre desbordó los canales oficiales —diplomáticamente estas recién se inician a partir de la segunda mitad del siglo pasado—, entre Alemania y Perú hubo algo más que acuerdos bilaterales, de cooperación técnica, de comercio e intercambio cultural y educativo. Aunque es preciso destacar que todos esos procesos se consolidarían después de la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, y de la reunificación alemana, el 3 de octubre de 1990.

Y para dar cuenta de ese viaje de ida y vuelta en el centro de nuestras celebraciones por el Bicentenario, la Embajada de Alemania y el Goethe-Institut organizan el ciclo de conversatorios “Creando la imagen del Perú” para analizar, comprender y rescatar a los personajes y tendencias relevantes de una historia activa y en movimiento marcada por la incesante influencia y colaboración bilateral. Así, mensualmente se reunirán expertos de ambas naciones para profundizar los intercambios contemporáneos en historia, arqueología, diplomacia, literatura, gastronomía, ciencia, innovación, música y fotografía artística. Serán, pues, seis mesas de conversación como reflejo de tan fecundo intercambio.

El cuarto sábado de cada mes se realizarán conversatorios “Creando la imagen del Perú” en el Goethe-Institut. (Foto: Goethe - Institut)
El cuarto sábado de cada mes se realizarán conversatorios “Creando la imagen del Perú” en el Goethe-Institut. (Foto: Goethe - Institut)

Romperá los fuegos este sábado el historiador Sandro Patrucco, especialista en Alexander von Humboldt, en conversación con el profesor Markus Reindel del Instituto Arqueológico Alemán y Elmer Schialerel, embajador peruano en Berlín. El 24 de julio, Michi Strausfeld, responsable de publicar a la mayoría de los autores del ‘boom’ latinoamericano en alemán, conversará con nuestra escritora Teresa Ruíz-Rosas, hace años afincada por allá. El 28 de agosto ocurrirá el gastronómico encuentro entre los chefs Juan Danilo Zegarra, Mónica Kisic y Enrique Serván, mientras que el 25 de septiembre será el turno del biólogo Edward Málaga-Trillo, doctorado en el Instituto Max Planck, conversando con Bárbara Göbel, del Instituto Iberoamericano de Berlín.

El 23 de octubre hablarán Julio Mendívil —ex director del Center for World Music de la universidad de Hildersheim y profesor de etnología musical en la universidad Goethe de Frankfurt— con Kerstin Klenke, directora del Archivo Fonográfico de la universidad de Viena. Mientras que la cita final ocurrirá el 27 de noviembre cuando se conecten el fotógrafo Thomas Struth —que tiene imágenes de Cañete, Pisco, Paracas, Nasca y ha colgado su obra en el MoMA de New York y la Tate de Londres— con Flavia Gandolfo, profesora del Centro de la Imagen. En suma, todo un banquete virtual en traducción simultánea e invaluable dotación nutricia.

Más información

Fechas: cuarto sábado de cada mes (hasta noviembre)

Hora: 12 m.

Plataforma: Facebook del Goethe Institut.

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