
En Houston, Texas, la NASA se prepara para uno de los experimentos más ambiciosos de su historia: simular la vida en Marte. En el corazón del Centro Espacial Johnson se encuentra el hábitat marciano análogo de la misión CHAPEA (Crew Health Performance Exploration Analog), un espacio diseñado para recrear con precisión los desafíos de vivir en el planeta rojo. Y al frente de este proyecto está Daniel Hernández, un ingeniero latino que ha convertido su pasión por la exploración espacial en liderazgo científico.
“Las tripulaciones pueden realizar desde estudios geológicos hasta exploraciones de tubos de lava o análisis de suelos”, explicó Hernández en una entrevista con Univision Houston. Su descripción ilustra la magnitud de lo que implica CHAPEA: un entorno de aislamiento, con recursos limitados y una comunicación con la Tierra que sufre un retraso de hasta 44 minutos, tal como ocurriría en Marte.

Una misión para poner a prueba la resistencia humana
Según Suzanne Bell, coinvestigadora de Investigación sobre Salud Conductual y Rendimiento en CHAPEA, este proyecto es clave para preparar a los primeros humanos que algún día pondrán un pie en Marte. “Es una evaluación operativa muy importante sobre la salud y el rendimiento humano. En CHAPEA imitamos las restricciones de recursos que se esperan en la superficie marciana, incluida la comunicación limitada con la Tierra”, señaló.
Esto significa que la tripulación debe aprender a resolver problemas en tiempo real sin ayuda inmediata. “Deben enfrentarse a cualquier situación y hacerlo en equipo, porque la respuesta desde el control de misión puede tardar hasta 44 minutos en llegar”, agregó Bell.
El papel de Hernández va más allá de coordinar tareas: lidera el desarrollo de tecnologías que permitirán construir hábitats en Marte utilizando recursos locales. “Uno de los factores clave es comprender la composición del suelo marciano para usarlo en la construcción de hábitats impresos en 3D”, explicó. Esta estrategia, conocida como utilización de recursos in situ, podría ser la diferencia entre sobrevivir o fracasar en una misión real al planeta rojo.

Cuerpo y mente en condiciones extremas
CHAPEA también es un laboratorio humano. Desde el ejercicio físico hasta el cultivo de alimentos, cada detalle se estudia para asegurar que los astronautas puedan mantener su salud física y mental.
“Ya sabemos que el ejercicio aeróbico y el entrenamiento de resistencia son vitales, especialmente sin la gravedad terrestre. Sin estos estímulos, los huesos y músculos se ven afectados, y queremos que la tripulación esté lo más saludable posible”, señaló Dana Gardner, científica de rendimiento humano de la NASA.

El reto de un año en aislamiento
La segunda misión de CHAPEA comenzará el 19 de octubre, cuando cuatro personas vivirán durante un año en aislamiento total dentro del hábitat marciano simulado. Esta experiencia sigue al éxito de la Misión 1, en la que la tripulación permaneció 378 días confinada en el mismo entorno.
“Hemos seleccionado cuidadosamente a una tripulación con perfiles similares a los de los astronautas, tanto en experiencia como en capacidad para trabajar en equipo”, detalló Bell.
Al mando de esta nueva fase se encuentra Daniel Hernández, un latino que no solo sueña con Marte, sino que está ayudando a construirlo desde la Tierra. Su liderazgo en CHAPEA no solo simboliza el avance tecnológico de la NASA, sino también el papel cada vez más relevante de la comunidad latina en el futuro de la exploración espacial.

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