Los descongestionantes nasales, productos de venta libre que utilizamos para aliviar la congestión durante un resfriado, pueden convertirse en un problema para nuestra salud. Según el doctor Sooj, un médico de Reino Unido, el uso prolongado de estos medicamentos puede llevar a una adicción que dificulta respirar con normalidad.
Los ingredientes activos de estos productos, como la oximetazolina y la fenilefrina, actúan reduciendo la inflamación de los vasos sanguíneos en la nariz, lo que facilita la respiración; sin embargo, este alivio tiene un precio.
“El problema es que una vez que el efecto del aerosol desaparece, el flujo sanguíneo regresa a la nariz y la congestión regresa con mucha más fuerza y rapidez”, explicó Sooj en un video de TikTok que acumula miles de reproducciones.
El especialista señala que, con el uso continuo, el cuerpo se acostumbra a estos medicamentos y desarrolla una dependencia, necesitando dosis cada vez más frecuentes y altas.
¿Cómo salir de esta situación? El doctor Sooj sugiere dos métodos: la descongestión nasal alterna y la reducción gradual del uso.
La primera consiste en tapar una fosa nasal a la vez para permitir que se recupere. La segunda implica disminuir la frecuencia de uso de forma gradual.
Además, recomienda el uso de medicamentos alternativos que pueden ayudar a reducir la inflamación sin causar dependencia.
“Y luego hay otras cosas que también podemos recetar. Pero si tienes alguna duda, ve al médico”, concluyó.
Cuáles son los peligros del uso de descongestionantes nasales
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) advierte sobre los riesgos asociados con el uso prolongado de descongestionantes nasales.
Uno de los principales peligros es el desarrollo de dependencia. Al usar estos productos de forma continua, el cuerpo se acostumbra a ellos y puede experimentar un efecto rebote si se dejan de usar, empeorando la congestión. Además, algunos descongestionantes pueden aumentar la presión arterial y la frecuencia cardíaca, lo que representa un riesgo para personas con problemas cardíacos.
Por último, la entidad alerta sobre los peligros de la ingestión accidental, especialmente en niños, ya que puede causar efectos secundarios graves como aumento de la presión arterial y dificultades respiratorias.