La historia de Gizlayne Silva de Deus trata sobre la determinación, el dolor y la justicia. En Boa Vista, Brasil, a los nueve años, vio cómo Raimundo Alves Gomes mató a su padre, Givaldo José Vicente de Deus, por una deuda de solo 25 dólares. La vida de Gislayne cambió por completo en febrero de 1999, pero también hizo una promesa que cumpliría 25 años después: llevar ante la justicia al hombre que le arrebató a su padre.
El asesinato que cambió todo
Givaldo, de 35 años, se encontraba en su barrio de Asa Branca jugando al billar cuando Raimundo Alves Gomes apareció exigiendo el pago de una deuda. Según los informes, Givaldo intentó resolver el problema ofreciéndole a Alves Gomes un congelador en lugar del dinero, pero el asesino rechazó la oferta y abandonó el lugar, solo para regresar 30 minutos después armado con una pistola.
Lo que siguió fue una confrontación física entre ambos hombres, que culminó en un disparo fatal que acabó con la vida de Givaldo. A pesar de ser trasladado rápidamente al hospital, Givaldo murió a causa de sus heridas. Ese día, Gislayne, junto a sus tres hermanas y un hermano menor de solo dos años, quedaron huérfanos de padre.
Una promesa de justicia
El brutal asesinato no solo dejó una cicatriz profunda en la familia, sino que también encendió en Gislayne un sentido de justicia inquebrantable. Con solo nueve años, prometió que algún día atraparía al hombre que le quitó la vida a su padre. Esta promesa sería el motor que impulsaría toda su vida. Aunque inicialmente comenzó a estudiar para ser abogada, más adelante decidió tomar el examen de ingreso a la policía. Su objetivo no era otro que cumplir con la promesa que se había hecho a sí misma y a su padre.
Con el tiempo, Gislayne se unió a las fuerzas policiales como oficial penitenciaria. Mientras desempeñaba ese rol, no podía dejar de imaginarse el día en que vería al asesino de su padre llegar a prisión para cumplir su condena. Ese pensamiento, esa esperanza, fue su compañera durante años.
La captura del asesino
Aunque Raimundo Alves Gomes fue condenado por el asesinato en 2013, no fue hasta 2016 que un mandato de arresto fue emitido contra él. El criminal había estado prófugo durante varios años, evadiendo la justicia y prolongando el dolor de la familia de Gislayne. Sin embargo, ella no dejó que el tiempo ni las dificultades la detuvieran. Trabajando incansablemente en la División General de Homicidios (DGH), Gislayne reunió información crucial sobre el paradero de Alves Gomes, rastreándolo hasta finalmente lograr su arresto el 25 de septiembre de 2024.
Cuando finalmente se encontró cara a cara con el hombre que había destruido a su familia, Gislayne le dijo con firmeza: “Es por mí que estás aquí, y pagarás, aunque sea mínimo, vas a pagar.” Esas palabras no solo representaban la culminación de su misión de justicia, sino también el cierre de un ciclo de dolor que había durado más de dos décadas.
El impacto en su vida y en su familia
Tras la captura de Alves Gomes, Gislayne expresó lo que significaba este momento para ella y su familia: “Con su arresto, limpié mi alma y la de toda mi familia. Fue el fin de un ciclo. Hoy tenemos paz y la sensación de que se hizo justicia.” Aunque sabía que nada podría traer de vuelta a su padre, el hecho de que su asesino finalmente cumpliera la condena que había eludido durante tantos años era un alivio para todos.
Un sistema de justicia fallido
El caso de Givaldo y Gislayne no solo pone en evidencia la resiliencia de una familia, sino también las fallas del sistema judicial brasileño. A pesar de ser condenado en 2013, Alves Gomes logró evadir la justicia por varios años debido a errores y retrasos inexplicables en el proceso judicial. Fue liberado de la custodia antes de su juicio y la corte de Roraima no emitió un mandato de arresto hasta tres años después de la condena.
Este tipo de demoras prolongó innecesariamente el sufrimiento de la familia, quienes esperaron casi 25 años para ver justicia. Sin embargo, Gislayne nunca perdió la esperanza ni su convicción de que algún día vería a Alves Gomes tras las rejas.
Finalmente, el 26 de septiembre de 2024, Raimundo Alves Gomes fue presentado ante un juez, quien confirmó su condena y ordenó su traslado a prisión para cumplir su sentencia. Aunque la captura de su padre no puede revertirse, la determinación de Gislayne le permitió cerrar un ciclo de dolor y hacer que el asesino pague por su crimen.
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Periodista. Estudió Comunicación en la Universidad de Lima. Diez años de experiencia en medios digitales. Actualmente se desempeña como redactor del Núcleo de Audiencias de El Comercio.