Ailín Cubelo Naval (22) adquirió fama en las redes sociales por su radical decisión de no querer convertirse en madre. Ella se sometió a una esterilización quirúrgica para cumplir su objetivo. Su caso se volvió viral y reabrió el debate sobre si las mujeres solo pueden sentirse realizadas tras alumbrar a un bebé.
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“Como a algunas personas el deseo de ser madres les es natural, para mí era natural no serlo. Me ligué las trompas porque no quiero tener hijos, ni ahora ni nunca", dijo la chica en conversación con el medio Infobae que dio a conocer su historia.
Ella recuerda que, desde que está en la primaria, es normal que a las niñas les pregunten por el nombre de sus hijos o a qué edad quieren convertirse en madres, más no si realmente quieren ser una. “Yo siempre contestaba ‘después de los 30’, o ‘yo quiero uno solo’. Como no me daba cuenta de que quizás no quería ser madre, me excusaba o alargaba los plazos”.
Cubelo, que estudia en la Universidad de Buenos Aires, explica que llevaba pensando en ligarse las trompas durante los últimos dos años. Las frases que más escuchaba cuando comentaba la idea era “cuando seas viejo, ¿quién te va a cuidar?”, “¿A quién le vas a dejar tu legado?” o “¿Qué pasará cuando encuentres a la persona ideal?”. Ella, sin embargo, ya tiene pareja, y asegura que no le importa. “Mi novio ya lo sabía antes de conocerme, así que no fue ninguna sorpresa. Fue chocante pero es una decisión mía”.
“Me ligué las trompas porque no quiero tener hijos, ni ahora ni nunca”, sentencia la joven, basando su decisión en la recurrente imagen de niños jugando con pelotas y niñas con carritos de bebé, por lo que cree “que el mandato de maternidad no es algo natural, es muy cultural”.
“Hay muchas personas que nunca se cuestionaron el tema de ser o no ser padres, siguieron un caminito: las mujeres se tienen que reproducir para la mayor parte del mundo. O sea, si tienes útero, tienes que parir, es tu destino”, agrega.
Su idea se reforzaría al conocer a quien es hoy su pareja desde hace cinco años. En la mayor parte de su relación, las pastillas anticonceptivas y los preservativos nunca faltaron, pero hace un año, a sus 21, se dio cuenta de que si su plan de vida no incluía dar a luz, una alternativa era la ligadura de trompas.
Fue así como, en abril de 2019, le dijo a su ginecólogo que quería ligarse. Él le respondió que tener hijos “está bueno, que él tenía dos”. Además, le pidió un documento en el que un psicólogo confirmara que estaba en sus cabales. Semanas después hizo una segunda solicitud, pero el especialista volvió a negarse.
“Me hizo volver en seis o siete meses porque me veía muy pequeña, quería que lo pensase mejor... Y bueno, me pidió un informe psicológico, como una nota de mi psicóloga reafirmando que estoy en mis cabales”. La ligadura de trompas desde los 16 años “es totalmente legal. La ley explica que no te pueden pedir un informe psicológico”, explica.
“Volví y me dijo ‘No, no te puedo ayudar’. ¿Qué le importa? ¿Qué es lo malo de no querer tener hijos?”, se pregunta. Empeñada en hacer valer sus derechos fue a otro médico y logró, por fin, realizarse la cirugía.
“Me estoy encontrado con muchas personas que comentan en los grupos ‘si yo hubiera tenido esta información cuando era joven, no habría tenido hijos’. La maternidad no debería ser una imposición social”, pide Ailín. “Yo no juzgo a quienes eligieron ser madres, no voy por la calle diciendo ‘ay, esta cómo se fastidió la vida’”.
“Creo que es hora de terminar con los juicios a las personas que no queremos reproducirnos. No somos bichos raros, somos un montón de gente que, el día de mañana, no nos vamos a lamentar por no haber hecho con nuestras vidas lo que queríamos”, concluye.