Los caldos son los platillos preferidos por un número importante de comensales, sobre todo en las temporadas de bajas temperaturas. Aunque la espuma y grasa son características en este tipo de caldos, hay personas que prefieren retirarlas. En la siguiente nota te comparto los principales trucos para realizar con éxito esta tarea.
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Cuando preparas caldos es habitual que se origine una espuma característica al momento de soltar su hervor. De acuerdo con Heinz Wuth, experto en ciencia y cocina, se trata de proteínas y la cantidad va en función de la carne y hueso que se incluya en la elaboración. No ocurre lo mismo con los caldos de vegetales, pues se aprecia muy poca espuma.
Si bien muchos comensales prefieren tomar la sopa con espuma, otros optan por retirarla para que el líquido esté más ‘limpio’.
¿Cómo retirar la espuma y la grasa de los caldos?
La forma más simple de retirar la espuma y la grasa que se genera en los caldos es con un cucharón. Simplemente, coloca el utensilio sobre el caldo y, desde el borde, empieza a despumar delicadamente.
Si quieres otra opción, puedes recurrir al siguiente método:
- Dejar enfriar el caldo
- Refrigerar por 10 horas y la grasa se volverá sólida
- Con una cuchara fría, recoge la grasa o cuela la sopa
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