
La revocación de visas a estudiantes internacionales ha encendido las alarmas en varias universidades del estado de Nueva York. Desde el regreso de Donald Trump a la presidencia, al menos 70 estudiantes han perdido su estatus migratorio, según confirmaron diversas instituciones. Aunque el número representa una fracción mínima de los más de 135,000 estudiantes extranjeros que hay en el estado, la naturaleza de los casos ha generado inquietud tanto en el ámbito académico como en el legal.

Algunos estudiantes han sido afectados por razones aparentemente menores, como infracciones de tránsito o conflictos con compañeros de cuarto. Sin embargo, otros casos se vinculan a la participación en protestas pro-palestinas, lo que ha desatado cuestionamientos sobre posibles motivaciones políticas. Organizaciones como el Consejo Americano de Educación han solicitado una reunión urgente con funcionarios federales, mientras que grupos legales especializados han comenzado a impugnar estas decisiones.
Desde el gobierno federal, las respuestas han sido escuetas. En una rueda de prensa reciente, una portavoz del Departamento de Estado evitó ofrecer detalles específicos, limitándose a señalar que estas medidas se toman “para mantener segura a nuestra comunidad”. La falta de transparencia y la negativa a divulgar cifras oficiales solo ha aumentado la incertidumbre.
¿Qué implica perder una visa como estudiante internacional?
Las visas más comunes para estudiantes —la F-1 para programas académicos y la M-1 para programas vocacionales— pueden ser revocadas por diversas razones, entre ellas incumplimiento del estatus migratorio, empleo no autorizado o expulsión de una institución educativa. Una vez cancelada, el estudiante debe abandonar el país de forma inmediata para evitar procesos de deportación. Estas decisiones se registran en SEVIS, el sistema federal que rastrea a estudiantes internacionales.
Universidades como Columbia, Cornell, NYU, Fordham, Binghamton y Stony Brook han confirmado casos. Por ejemplo, Cornell reportó 17 estudiantes afectados; en Stony Brook, fueron 11. Otras instituciones como el Rochester Institute of Technology y la Universidad de Rochester también han reportado situaciones similares, aunque en algunos casos se ha evitado brindar cifras exactas por razones de privacidad.
Si bien no todos los estudiantes afectados han sido deportados de inmediato, muchos se han enfrentado a situaciones inesperadas: negación de reingreso al país, interrupciones en sus estudios o la imposibilidad de continuar prácticas profesionales autorizadas bajo programas como el OPT.

¿Existe un trasfondo político en estas decisiones?
Las preocupaciones sobre una motivación política detrás de estas revocaciones crecieron tras declaraciones del secretario de Estado Marco Rubio, quien afirmó haber revocado más de 300 visas por razones ideológicas. Refiriéndose a estudiantes pro-palestinos como “lunáticos”, Rubio aseguró que “cada vez que encuentra uno, le quita la visa”. Estas afirmaciones han generado críticas, ya que la participación en protestas pacíficas está protegida por la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense.
Estas acciones han encendido un debate más amplio sobre la libertad de expresión, la discriminación y el trato a estudiantes internacionales en EE. UU. Para muchas instituciones académicas, la situación representa no solo una amenaza a sus comunidades estudiantiles, sino también a los principios de apertura e intercambio cultural que han caracterizado históricamente al sistema educativo estadounidense.
En medio de este panorama, las universidades afectadas y organizaciones defensoras de derechos civiles se mantienen en alerta, exigiendo claridad, legalidad y respeto a los derechos fundamentales de los estudiantes extranjeros. El alcance total de las cancelaciones, sin embargo, sigue siendo incierto, mientras crece el temor de que nuevos casos sigan acumulándose en silencio.












