Apple comenzó a escribir un nuevo capítulo en su historia industrial, y esta vez el escenario no es China, sino la India. En una reciente conversación con inversores, el CEO Tim Cook confirmó que la mayoría de los iPhone que se venderán en Estados Unidos en los próximos meses serán fabricados en el país gobernado por Narendra Modi. Esta decisión, parte de una estrategia más amplia para diversificar su cadena de producción, ya está dando frutos: la mitad de los iPhones destinados al mercado estadounidense provienen hoy de fábricas indias.
LA POSICIÓN DE DONALD TRUMP RESPECTO A ESTA SITUACIÓN
Sin embargo, lo que parecía un movimiento estratégico sensato desde la lógica empresarial, ha generado tensiones en el plano político. Durante una visita oficial a Qatar, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reveló que tuvo “un pequeño problema con Tim Cook”.
En un discurso transmitido en video, expresó su malestar por el crecimiento de la producción de Apple en India: “No quiero que construyas en la India”, habría dicho directamente al CEO, en una muestra poco común de franqueza pública sobre decisiones corporativas.
La administración estadounidense parece decidida a que empresas como Apple traigan su producción al país. “Queremos que construyas aquí”, sentenció el mandatario, insinuando que los años de permisividad respecto a las fábricas en China han terminado. Estas declaraciones podrían marcar el inicio de una nueva etapa de presión política hacia las grandes tecnológicas, en especial aquellas que han evitado fabricar en territorio nacional por razones de costo y eficiencia.
La empresa sigue produciendo la mayoría de sus iPhone en China, y actualmente no fabrica teléfonos inteligentes en Estados Unidos (Foto: Freepik)
¿POR QUÉ APPLE ESTÁ FABRICANDO IPHONES EN INDIA?
Y es que el regreso de la producción a Estados Unidos no es una tarea sencilla. Según Dan Ives, analista de Wedbush Securities, fabricar iPhones en suelo estadounidense sería económicamente inviable tanto para la compañía como para los consumidores. A esto se suman las observaciones de expertos de Evercore, quienes destacan que Estados Unidos carece de la infraestructura y la mano de obra especializada necesarias para montar una cadena de producción de smartphones al nivel que Apple requiere.
El contexto internacional añade aún más tensión a esta historia. En abril, la administración estadounidense anunció una nueva serie de aranceles que incluía gravámenes del 145 % a productos provenientes de China. Aunque dicho régimen fue suspendido temporalmente tras negociaciones con Pekín, se mantiene un arancel base del 30 %, todavía muy por encima del 10 % aplicado a países como India o Vietnam. Este escenario ha sido un incentivo para que las multinacionales aceleren su salida de China, aunque el futuro sigue siendo incierto.
La pausa de 90 días en los aranceles adicionales con China ofrece un respiro, pero también abre interrogantes. ¿Será este un paréntesis momentáneo o el inicio de un nuevo equilibrio comercial? Las empresas tecnológicas, siempre sensibles a los cambios geopolíticos, ahora enfrentan un dilema: seguir diversificando su producción fuera de China o esperar a que se clarifiquen las reglas del juego.
En este contexto, Apple camina por una cuerda floja. Por un lado, necesita reducir riesgos concentrados en China —tanto por razones logísticas como políticas—. Por otro, debe responder a las expectativas de una Casa Blanca cada vez más proteccionista. Su decisión de trasladar producción a India es, en parte, una solución intermedia: más barata que Estados Unidos, menos dependiente que China.
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