Varios comerciantes en Los Callejones han notado la caída de las ventas en comparación con años anteriores (Foto: AFP)
Varios comerciantes en Los Callejones han notado la caída de las ventas en comparación con años anteriores (Foto: AFP)

Pasado el mediodía, miraba su carro de fruta con resignación. Ni un solo vaso vendido. A pesar del fin de semana largo y el aumento en el tráfico peatonal, las calles del centro de Los Ángeles parecían haber perdido su pulso comercial. “Antes los sábados y domingos eran los días más buenos… ahora ya ni gente hay”, . Olivia no es la dueña del carrito, solo lo atiende. Y cuando las ventas bajan de US$200 a apenas US$40 diarios, no solo peligra el ingreso: peligra el empleo.

COMERCIANTES LUCHAN POR MANTENER SUS NEGOCIOS A FLOTE

Los Callejones —un tradicional epicentro de moda, accesorios, juguetes y sabor latino— hoy se sienten vacíos. La efervescencia que caracterizaba a este distrito ha sido sustituida por el eco de pasos aislados y la preocupación de comerciantes que ven cómo sus ingresos desaparecen.

Rosario Estrada, vendedora de ropa por más de 17 años, aseguró que nunca había visto las ventas tan bajas como ahora. Entre la economía apretada, los aranceles, y el miedo a ICE, las razones sobran.

Hay pocos clientes para los comerciantes de Los Callejones (Foto: AFP)
Hay pocos clientes para los comerciantes de Los Callejones (Foto: AFP)

Los datos son contundentes: desde la llegada de Donald Trump a la presidencia, más de 48,000 personas han sido detenidas por ICE. Aunque la administración afirma que prioriza a quienes tienen antecedentes criminales, los registros indican que más de la mitad de los detenidos no tiene cargos penales. Esta tensión se siente en cada esquina y no ayuda que rumores infundados en redes sociales conviertan inspecciones comerciales en supuestas redadas migratorias.

A veces la gente no sabe qué creer. Ven algo en TikTok o Facebook y ya no quieren venir”, explicó Rosario. Ella intentó tranquilizar a sus clientes con la verdad, pero el miedo es difícil de desactivar una vez que se instala. Aun así, no se rinde. “Aunque sea poquito, siempre vendo”, señaló con determinación. Pero reconoció que el “poquito” de antes era mucho más que el “poquito” de hoy.

Muchos clientes tienen miedo a las redadas de ICE (Foto: AFP)
Muchos clientes tienen miedo a las redadas de ICE (Foto: AFP)

CADA VEZ HAY MENOS CLIENTES EN LA ZONA

Jesús Contreras, a quien le redujeron las horas en un restaurante, decidió lanzarse como emprendedor y ahora vende mariscos en un carrito ambulante. Aunque ha encontrado clientes fieles entre los mismos comerciantes, él también nota la ausencia de visitantes. “La gente tiene miedo, pero no nos queda más que salir y echarle ganas. Tenemos familias que mantener”, indicó.

En la tienda familiar Toy Store San Cristóbal, Jesenia Calderón observa cómo la tradición de tres décadas se tambalea. Las ventas han caído un 70% y muchos clientes que solían llegar desde otros estados ya no se atreven. Aun así, juguetes como los Labubu o los peluches de Stitch siguen encontrando compradores. “No hemos visto redadas, pero la gente cree todo lo que ve en redes”, afirmó.

Pero hay quienes están al borde del abismo comercial. Sara Tee, dueña de Five Star Hip Hop Inc., lo dice sin rodeos: “Nuestro negocio ya no puede sobrevivir”. Con ingresos diarios menores a US$50 y un alquiler mensual de US$10,000, el cierre parece inevitable si la temporada navideña no trae un milagro. “La comunidad necesita venir y apoyar… si no, uno por uno cerraremos”, advirtió.

Aún quedan clientes como Jazlyn García y Rosie Pérez, quienes aprovecharon el feriado para ir de compras. Para ellas, Los Callejones son más que un sitio de comercio; son recuerdos de infancia, una tradición que no quieren ver desaparecer. “Prefiero ver y probar las cosas en persona, no quiero que todo se vuelva digital”, manifestó Jazlyn. Rosie, por su parte, lo resumió con emoción: “La mayoría de quienes trabajan aquí son latinos. Es nuestra gente. Por eso yo siempre prefiero apoyar a los pequeños negocios”.

El futuro de Los Callejones es incierto, pero la lucha de sus comerciantes es firme. Entre frutas frescas, ropa de moda y peluches de carpincho, se alza un mensaje claro: mientras haya quien crea en el valor de lo local, en la cercanía de lo humano y en la cultura que resiste, aún hay esperanza para que este corazón comercial siga latiendo.

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SOBRE EL AUTOR

Periodista con experiencia en redacción y creación de contenido digital. Soy licenciado de la Universidad Jaime Bausate y Meza. Trabajé en medios de comunicación y agencias de marketing. Experiencia también como fotógrafo en campos deportivos.

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