Brasil es un equipo sólido, alegre y contundente. Pleno de talento, es el espejo sudamericano de su gran rival en esta copa, Francia, pues incluso coinciden en la manera de planificar los partidos: dos triunfos para asegurar el primer puesto de grupo y luego descanso, incluso a costa de una derrota, para favorecer la recuperación de los titulares y la puesta en forma de los suplentes en Qatar 2022. El reflejo entre ambos solo muestra una diferencia. Los galos tienen a Mbappé encendido, pero los de Tité no cuentan con Neymar pleno desde que los serbios lo sacaran a patadas en fase de grupo. El encuentro con Corea del Sur, luego, tenía ese segundo objetivo: saber el estado real del astro paulista. El primero, claro, era clasificar. Se consiguieron ambos.
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