Aburridos de la vida en una isla paradisíaca, Doug y Sally Beitz decidieron que era tiempo de volver a vivir a Australia y dejar Kosrae, una pequeña y remota isla de la Micronesia.
¿Qué hacer con el hotel de lujo que habían construido? Fácil: rifarlo.
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Más de 50.000 personas compraron boletos cuyo precio era US$49 por unidad.
Quien saliera sorteado se llevaría el Kosrae Nautilius Resort, de 16 habitaciones, donde vivía la pareja desde la década de 1990.
Y el ganador fue... Joshua.
--- Se quedó en Australia ---
No se sabe más que su nombre de pila, ya que la pareja quiere protegerlo de los medios de comunicación.
Al elegir el número ganador, hubo un pequeño momento de anticlímax cuando, tras sacar el número, Doug trató de contactar a Joshua.
Pero Joshua no estaba.
Finalmente lograron comunicarse con él por celular para darle la noticia.
Cuando Doug le preguntó a Joshua de qué lugar del mundo era, la respuesta le dio alegría: "Australia".
Antes de anunciar el ganador, los Beitz explicaron que no quisieron vender su casa de manera tradicional. porque eso sería "demasiado aburrido".
"Lo publicitamos de una forma en la que buscamos atraer gente como nosotros"; dijo Doug.
Una noche en el hotel cuesta unos US$120 por noche.
El ex bombero dijo que esperaban que el ganador fuera "alguien que realmente ame el clima cálido, conocer gente de todas partes del mundo y la aventura".
--- Un "gran cambio de vida" ---
Los Beitz llegaron a Kosrae con sus tres pequeños hijos en 1994, luego de haber visto un documental sobre la isla.
Pero 22 años después quieren ver a sus nietos crecer, por lo que volverán a Queensland. Con mucho más dinero que con el que llegaron, eso sí.
A su sucesor le dejan un mensaje: "Es un gran cambio de vida", aseguró Doug sobre la vida en la isla tropical.
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La isla se ubica al norte de las islas Salomón y al suroeste de Hawái. En ella viven unas 6.500 personas.
El complejo, que es popular entre los amantes del surf y del buceo, no tiene deudas y cuenta con 16 empleados de tiempo completo. Además, dispone de US$10.000 en su cuenta bancaria.
El premio incluye, además, una casa de cuatro habitaciones para el gerente, cinco autos de alquiler, dos minibuses para 10 personas, una camioneta para recoger visitantes, y el restaurante del complejo.
La familia Beitz dijo originalmente que era necesario vender al menos 50.000 boletos de la rifa para que el concurso procediera. Sin embargo, eliminó ese requisito luego de que el certamen se volviera famosa a nivel mundial.
Doug y Adam, el hijo de Sally, dijeron que la idea del sorteo era permitir que alguien que de otra manera no podría, tuviera la oportunidad de vivir en el paraíso y dirigir su propio negocio.
"Es una idea loca, todo el mundo las tiene, solo que esta a mí no me deja en paz", le comentó al Canal 7 de Australia a principios de este mes.
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