Una de las 14 estaciones de la Vía Dolorosa luce sin turistas ni residentes  durante la estricta cuarentena en Jerusalén. (Reuters)
Una de las 14 estaciones de la Vía Dolorosa luce sin turistas ni residentes durante la estricta cuarentena en Jerusalén. (Reuters)
/ AMMAR AWAD
Redacción EC

El Domingo de Ramos no hubo procesión ni entrada triunfal a . El Jueves Santo no hubo peregrinación al Monte de los Olivos, la lavada de pies se hizo casi en privado y este Viernes Santo, la procesión del Vía Crucis en la Vía Dolorosa no estará atestada de fieles. Será una ceremonia casi solitaria con solo un puñado de sacerdotes, que deberán respetar su distancia. El tampoco ha respetado la religión.

Esto será algo nuevo que nunca hemos experimentado antes, y que nos pide encontrar nuevas formas de celebración”, admite el administrador apostólico del Patriarcado Latino en Jerusalén, monseñor Pierbattista Pizzaballa, que es el máximo representante de la Iglesia Católica en Tierra Santa.

El arzobispo Pierbattista Pizzaballa, administrador del Patriarcardo Latino de Jerusalén, a la entrada de la iglesia del Santo Sepulcro junto a otros dos sacerdotes. (Reuters)
El arzobispo Pierbattista Pizzaballa, administrador del Patriarcardo Latino de Jerusalén, a la entrada de la iglesia del Santo Sepulcro junto a otros dos sacerdotes. (Reuters)
/ AMMAR AWAD

Las calles de la vieja Jerusalén están vacías. Normalmente un hervidero de turistas, más aún en Semana Santa, ahora solo caminan algunos pocos residentes y solo para abastecerse de alimentos o medicinas. La cuarentena y las restricciones también llegaron a la Ciudad Santa y el Gobierno de Israel está siendo muy estricto en el cumplimiento del aislamiento social.

La Iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén, solo se abrió el Jueves Santo para una pequeña ceremonia entre algunos sacerdotes. (Reuters)
La Iglesia del Santo Sepulcro, en Jerusalén, solo se abrió el Jueves Santo para una pequeña ceremonia entre algunos sacerdotes. (Reuters)
/ AMMAR AWAD

El franciscano español Enrique Bermejo, superior del convento de la Flagelación, asegura a la agencia EFE por teléfono que no recuerda una Semana Santa igual en los más de cuarenta años que lleva residiendo en la Ciudad Santa.

"Tuvimos la Guerra del Golfo y las dos intifadas pero entonces, aunque se suspendieron algunos actos oficiales, pudimos realizar eventos a modo privado", explica desde su confinamiento en el convento junto a la Vía Dolorosa. "Somos parte del mundo y tenemos que seguir las indicaciones para evitar el contagio", explica sobre lo que marca esta Semana Santa, cuya pasión de Jesús asimila con el "sufrimiento que hoy pasa la humanidad".

Una religiosa camina por las calles vacías de la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde están la mayoría de iglesias cristianas. (EFE)
Una religiosa camina por las calles vacías de la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde están la mayoría de iglesias cristianas. (EFE)
/ ATEF SAFADI

Las misas se están realizando a puertas cerradas, pero se están transmitiendo por televisión y a través de las redes sociales.

Estamos viviendo días extraños. Por lo general, en esta época, la Ciudad Vieja estaba llena de peregrinos que venían para la Semana Santa”, contó a Reuters el padre franciscano Francesco Patton, de 56 años, custodio de la iglesia católica romana encargado de Tierra Santa, el responsable de proteger sus sitios sagrados.

La Iglesia del Santo Sepulcro, el lugar donde está la tumba de Jesús según la tradición cristiana, también permanece cerrada, al igual que la Iglesia de la Flagelación y la Basílica de la Agonía, donde todos los años se realiza la misa nocturna de Jueves Santo.

Una monja reza ante los portones cerrados de la Iglesia del Santo Sepulcro, el lugar donde, según la tradición cristiana, fue sepultado Jesús. (AP)
Una monja reza ante los portones cerrados de la Iglesia del Santo Sepulcro, el lugar donde, según la tradición cristiana, fue sepultado Jesús. (AP)
/ Ariel Schalit

Quizás, por las celebraciones semiclandestinas de estos días, precisamente sin entradas triunfales y ceremonias solemnes y abarrotadas, hay algo que podemos aprender de nuevo”, dijo en su homilía de hoy el monseñor Pizzaballa.

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¿Qué es el coronavirus?

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).

El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre del 2019.

El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.

Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.

Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.

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