Ébola: "Lo primero que quiere el médico es abrazar al que sana"
Ébola: "Lo primero que quiere el médico es abrazar al que sana"

Por: Renzo Giner ()

¿Cuál es su opinión sobre la actual crisis con el nuevo brote del ébola?

Es una situación crítica, sobre todo en Guinea y Sierra Leona. Se podría decir que está fuera de control. A pesar de los 6 proyectos de MSF en esos países, con un total de alrededor de 600 camas para tratar a los pacientes infectados, es completamente insuficiente para contener la epidemia.

MSF ha hecho tres llamados ante Naciones Unidas y se ha sentado en el Consejo de Seguridad de para informar sobre la grave situación y pedir que países con equipos médicos de  respuesta eficaz y personal capacitado puedan ayudar a desarrollar o intervenir en estos tres países. Si bien países como Estados Unidos, China o Cuba se han pronunciado, todavía el efecto no es del todo concreto y esto hace que todavía falte mucho más personal y centros de aislamiento para contener el brote.

¿Sienten que la ONU ha atendido su petición de forma tardía?

Médicos Sin Fronteras viene respondiendo al brote desde marzo de este año. Desde el comienzo los equipos vieron que podría ser una epidemia sin precedentes. Nosotros venimos respondiendo a los brotes desde 1995, tenemos más de 20 años de experiencia resolviendo estos brotes, pero ninguno ha sido como el actual. Advertimos en marzo pero lamentablemente no hubo respuesta a estas alertas y recién el 8 de agosto la OMS declaró la emergencia de salud pública y carácter internacional. Sí ha habido una respuesta tardía. Recién cuando la epidemia llegó a las capitales y estalló el increíble número de casos. Eso ha hecho que sea una epidemia que en este momento es impredecible y todavía no controlable.

¿Se podría comparar con el SIDA?

No creo que sea así. El tipo de virus y el comportamiento que tiene son completamente distintos a los del VIH. Para empezar el VIH no tiene cura, una persona infectada a lo largo de toda su vida va a poder transmitir la enfermedad, lo segundo es que cuando uno se infecta de VIH, aún infectado, sin estar enfermo, puede contagiar a otros por vía sexual, la manera más común de contagio. En cambio, en el ébola cuando uno está infectado no transmite la enfermedad, solo puede contagiar cuando comienza a presentar síntomas como fiebre, diarrea, vómitos y sangrado. Eso hace que la transmisión sea mucho menor en el ébola que en el caso del VIH.

 Además, en el periodo de 1 a 3 semanas, si una persona sobrevive al virus del ébola después de haber estado enfermo por ese tiempo, el virus se va. Desaparece. Es como una gripe o un sarampión, y obviamente ya no es contagioso. Eso los diferencia, son bastante diferentes.

Una vez que un paciente se cura del ébola, ¿es posible que vuelva a contraer el virus o se vuelve inmune?

Cuando un paciente sobrevive a la enfermedad, el virus desaparece. Uno desarrolla una inmunidad temporal y podría volver, en un tiempo que aún no han determinado, a infectarse de nuevo. Es como una gripe, si usted tiene gripe y dura una semana, luego se le va. Será muy difícil que a los cinco días se vuelva a contagiar así toda su familia la tenga porque desarrolla cierta inmunidad temporal.

¿A qué atribuye el hecho de que pocos médicos de MSF se hayan infectado?

Creo yo que se debe a dos factores fundamentales, el primero es la experiencia adquirida de casi 20 años respondiendo a los brotes. Desde el año 95 hemos respondido casi a todos los brotes, concentrados básicamente en el Congo, eso ha permitido que desarrollemos protocolos y centros de aislamientos muy estrictos para evitar el contagio. Obviamente no existe el riesgo cero, pero, hemos sido capaces de hacer los centros de aislamiento de tal manera que sea muy estricta la entrada y salida del personal de salud, delimitar muy bien las zonas de alto y bajo riesgo, las zonas de aislamiento, del manejo de desechos.

 Todo está delimitado de manera muy precisa. Si usted quiere pasar de una zona a otra, lo van a desinfectar completamente, va a pasar a una zona especial para cambiarse. Pese a eso, el personal médico sigue siendo el más expuesto a contraer la enfermedad, en los casos de España y Estados Unidos ha podido ver que son los médicos que tuvieron contacto con los primeros infectados los que ahora están contagiados. Desarrollamos un sistema de pares, donde entran y se ayudan unos a otros a vestirse y desvestirse. Son como un compañero que va mirando lo que hace el otro y ayudando a lo que hace el otro cuando se viste, entra o sale. Eso hace que se cumplan muy estrictamente los protocolos.

El último factor es la experiencia de nuestro personal, al menos el internacional que es el que entrena al personal nacional y a los gobiernos, es personal que ya ha tenido experiencia en este tipo de enfermedades y por supuesto la experiencia hace que se cometan menos errores.

Usted trató un brote de Marburg…

Exactamente, estuve en Angola cuando se dio el brote. Es un virus muy parecido al ébola, es prácticamente lo mismo porque presenta fiebres y hemorragias.

¿Pudo utilizar uno de los trajes aislantes?

Así es.

¿Qué puede contarnos acerca de estos trajes?

Estos trajes no son nada extraordinarios, el primer traje es uno normal de médicos, se usan botas de jebe porque son fácilmente lavables, luego se pone uno un primer par de guantes, luego un traje entero con la idea de que ningún de centímetro de piel quede expuesta. Luego viene otro par de guantes que se pega con cinta adhesiva al resto del traje, después una máscara protectora, luego otra que cubre toda la cabeza, también unas gafas especiales.

Finalmente se utiliza una especie de delantal de plástico y un guante tipo obstétrico que llega hasta el codo del médico. En el caso del ébola se debe ser súper detallista y súper meticuloso, son como 7 pasos para ponerse el traje, una persona al frente y un espejo para ponértelo bien. Vestirte dura de 10 a 15 minutos. Lo más riesgoso está en desvestirte, eso demora el doble porque implica que ya has tenido contacto con la persona, es ahí donde está el mayor riesgo.

¿Cómo es el momento de retirarse el traje?

Es un momento difícil. Desde que entras a una zona de aislamiento es un momento bastante particular, primero por la tensión de que por algún error puedas terminar infectado. Lo otro bastante difícil es la relación con el paciente. Algo fundamental entre un médico y un paciente es el contacto con la persona, eso se pierde por completo durante el aislamiento. El paciente te recibe como a un astronauta que normalmente no es así y ese contacto personal se pierde mucho. Lo primero que quiere hacer el personal, cuando un paciente sale del centro de aislamiento, es abrazar al paciente. Son momentos bastante especiales en comparación con otros casos de epidemias.

El virus y el miedo crecen al mismo ritmo. ¿Cuántas probabilidades hay de que el virus llegue a Latinoamérica?

Hay que separar dos cosas, una son las posibilidades de que el virus llegue y la otra de que se propague de la misma manera que en África. La primera siempre existe, el movimiento migratorio en el mundo de hoy es bastante algo, seguramente habrán voluntarios latinos en estos países. Puede ser que uno de ellos pueda traer el virus al regresar. Yo creo que esa es baja porque los vuelos primero deben parar en Europa para llegar acá.  

Si se confirma un caso, yo creo que si tenemos la capacidad de responder, lo que se necesita para detener esa epidemia es el contacto epidemiológico. Se deben detectar a aquellas personas que tuvieron contacto con el enfermo desde que presenta síntomas. A esas personas se les debe hacer un seguimiento muy estricto. Se necesitad voluntad política, recursos, creo que los países tienen la capacidad de poder contener el virus si una persona llega. Creo que las principales ciudades tienen clínicas y hospitales suficientes como para poder mantener a un paciente enfermo y evitar que este fallezca.  

Nigeria y Senegal son dos excelentes ejemplos de cómo dos países que han tenido la voluntad política, los recursos y el apoyo de organizaciones han podido detener el brote. Nigeria tiene 160 millones de habitantes y 130 millones de ellas están en la capital, pudo haber sido una catástrofe pero lo que han hecho ellos fue un trabajo muy bueno de detener los contactos y hacer una movilización muy grande como nación. Si lo ha hecho Nigeria creo que nuestros países también podrían.

Hace poco hubo un caso confuso en el país. ¿El miedo puede entorpecer las decisiones?

Sí. Como es una enfermedad de la que el 90% de la población mundial no sabía hasta hace 2 meses y los países como los nuestros lo veían muy lejano, no hay mucho conocimiento sobre cómo manejarlo. Por supuesto que ante el miedo, es natural que uno pueda tomar decisiones erróneas, el indicio más importante para una sospecha de caso es que el paciente debe haber estado en Guinea Conakry, Liberia o Sierra Leona. Uno debe ser muy claro y debe haber un equipo que debe tener muy claro cómo se transmite, de dónde vienen los pacientes y cuál es el perfil epidemiológico de la gente. Debe quedar claro que si después de los 21 días del posible contagio no presentas síntomas así te de fiebre en el día 30, no va a ser ébola. La falta de conocimiento ha llevado a tomar malas decisiones.

¿Cuál sería una recomendación?

Uno debe mantener la calma. Las probabilidades de que un caso infectado con ebola llegue al Perú son bajas, no son cero pero si bajas. Creo que si el gobierno está preocupado, debería haber una movilización de educación a su público porque aún hay mucho desconocimiento sobre la enfermedad.

¿Cuantos médicos de su organización trabajan en la zona?

Son 3.253 médicos. De ellos 2.977 son locales y 276 internacionales.

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