Su forma de hablar es pausada y suave, pero millones de egipcios no tienen dudas de que el hombre a quien llaman "el mariscal" tiene las riendas del país.
Tras tres días de comicios presidenciales en el país árabe, el exjefe del ejército Abdel Fattah al Sisi obtuvo 90% del voto, según lo anunciaron los medios oficiales.
La abrumadora victoria marca el regreso de un militar a la presidencia a tres años del derrocamiento del presidente Hosni Mubarak, quien gobernó el país durante cuatro décadas.
También se informa de un abstencionismo de 55% en unos comicios en los que la participación popular era vista como crucial para dar legitimidad al militar que destituyó en julio a quien lo nombrara comandante del ejército, Mohamed Mursi, el líder de los Hermanos Musulmanes y primer jefe de Estado elegido libremente en Egipto.
Al Sisi fue quién lideró el golpe de Estado contra ese movimiento islamista, que dejó cientos de muertos. Los Hermanos Musulmanes aseguran que hasta 2.200 de sus simpatizantes murieron en los operativos.
Las autoridades declararon el martes pasado día festivo, extendieron la votación un día más y ofrecieron transporte público gratis en un intento por impulsar la concurrencia a las urnas.
Al Sisi tuvo un sólo rival en los comicios, el político de izquierda Hamdeen Sabahi, que acabó tercero en las elecciones de 2012 ganadas por Mursi. Otros candidatos de esa época ni siquiera se presentaron, alegando que el clima no era propicio para la democracia.
Los Hermanos Musulmanes, ahora en la clandestinidad, y grupos de jóvenes como el Movimiento 6 de abril pidieron a sus seguidores que se abstuvieran de votar en las elecciones, que calificaron como una "farsa".
Para muchos egipcios, Al Sisi representa el regreso a una autocracia tutelada por el ejército. Pero sus seguidores lo consideran el héroe que salvó al país de tres años de inestabilidad y del gobierno de crecientes tendencias islamistas de los Hermanos Musulmanes y ven en él la única esperanza de mejorar la economía en grave declive.
¿Quién es el hombre detrás de la imagen de "puño de hierro"?
ENIGMA
El hermetismo sobre la vida privada de Al Sisi es tal que apenas ha aparecido en público durante su campaña electoral y no se espera que lo haga con frecuencia una vez que sea presidente, según observadores.
Como antiguo jefe de los servicios secretos del ejército, seguramente tenía información detallada sobre sus enemigos, pero él mismo sigue siendo un enigma.
Su nombre comenzó a hacerse más conocido en circustancias nada favorables, en junio de 2011, cuando debió salir públicamente a admitir que miembros del ejército habían sometido a pruebas de virginidad a mujeres detenidas durante las protestas masivas contra Hosni Mubarak en la plaza Tahrir.
Amnistía Internacional se reunió entonces con Al Sisi para pedir explicaciones. El militar dijo que los tests tuvieron lugar para "proteger a militares de acusaciones de violación" y prometió que no volverían a realizarse.
Cuando Al Sisi fue nombrado jefe del ejército por el propio Mursi, "existía un consenso de que era un hombre muy religioso e incluso algunos lo acusaban de pertenecer a los Hermanos Musulmanes", dijo a la BBC Mahmoud Khalifa, profesor universitario y miembro del movimiento.
"Pero en comparación con Al Sisi, Mubarak era un ángel. Su apariencia devota era una técnica de mercadeo", afirma ahora Khalifa.
Los partidarios de Al Sisi aseguran que su religiosidad es genuina, pero es muy poco lo que se sabe del exmilitar.
Nacido en una familia de artesanos y comerciantes en El Cairo el 19 de noviembre de 1954, fue un joven disciplinado y centrado en sus estudios.
Al Sisi se graduó de la academia militar y abandonó su hogar familiar en 1977, pasando a ocupar diversos cargos en las Fuerzas Armadas hasta ser promovido al rango máximo, "mariscal de campo".
Una de sus misiones fue la de agregado militar en la Embajada de Egipto en Arabia Saudita, un país que le ha dado pleno apoyo y ayuda financiera a la economía egipcia.
"OTRO FARAÓN"
Al Sisi también estudió en academias militares en el exterior, en el Staff College en el Reino Unido y en el United States Army College de Pennsylvania.
Fue durante sus estudios en EE.UU., en 2005, que escribió un ensayo llamado "Democracia en Medio Oriente", visto como su único testimonio ideológico conocido.
En el documento advertía: "La historia ha demostrado que es probable que en los 10 primeros años de una nueva democracia ocurra un conflicto externo o interno mientras esta madura".
Mike Giglio, corresponsal para Medio Oriente de la revista Newsweek, a quien su medio le encargó un perfil de Al Sisi, describió la tarea como una de los "más difíciles" de su carrera.
Cuando Giglio y sus colegas buscaron información en zonas donde la familia del exmilitar tenía raíces, incluso aquellos que al principio se mostraron abiertos a hablar "llamaron poco después para decir que no harían declaraciones".
Giglio señala que Al Sisi "es muy consciente de cómo controla su imagen y qué información debe ser difundida. Y divulgar datos sobre su vida personal no es parte del plan".
Por ahora, la mayoría de los egipcios parece dispuesta a dar una oportunidad a "otro faraón surgido de las filas militares", afirma la corresponsal de la BBC Orla Guerin desde El Cairo.
Pero los observadores advierten que Al Sisi puede ser blanco de protestas masivas si no muestra mejoras tangibles en la economía. Tres años después de la caída de Mubarak, la pobreza sigue aumentando y afecta ahora al menos a 26% de la población según datos oficiales. La falta de oportunidades y el desempleo, que algunos informes sitúan en el 20%, siguen siendo la realidad para muchos de los 85 millones de habitantes de este país en el que el 60% de la población tiene menos de 30 años.
"A menos que logre maravillas con la economía, y esto es muy poco problable, podríamos ser testigos de otra revuelta popular en uno o dos años", dijo a la BBC H.A. Hellyer, experto británico sobre Medio Oriente, actualmente con el Brookings Institution en Washington.
¿Y qué ha sucedido con la lucha por la democracia en el país árabe?
Para Hellyer sólo cabe una respuesta.
"Por ahora sigue en coma".