La frágil estabilidad que consiguió Bolivia tras el terremoto político vivido luego de las elecciones del 20 de octubre, que condujo a la renuncia del expresidente Evo Morales, ha comenzado a tambalearse tras la llegada a Argentina del líder del Movimiento al Socialismo (MAS).
► Evo Morales en Argentina: Gobierno de Alberto Fernández dispuesto a darle condición de refugiado
► Bolivia: Allanan vivienda en La Paz e investigan si pertenece a Evo Morales
► Evo Morales viaja “temporalmente” de México a Cuba para consulta médica
En el círculo político de La Paz se rumoreaba desde hace una semana que Morales no tardaría mucho en abandonar Ciudad de México para aterrizar en Buenos Aires, debido a que la nueva posición geográfica le permitiría asumir la conducción de la campaña política del MAS, labor que su propio partido le designó tras una asamblea.
Conversamos con el analista político boliviano, Franklin Pareja, sobre el efecto que tendrá la cercanía de Evo mientras el país altiplánico se mantiene expectante a la convocatoria y celebración de unos nuevos comicios presidenciales.
- ¿Qué cambia en Bolivia con Evo estando tan cerca?
Ciertamente está tensando la situación y el momento de transición del gobierno actual [de Jeanine Áñez]. No solamente está más cerca geográficamente sino, además, está directamente involucrado en este proceso electoral, lo que no era recomendable porque el problema en esta coyuntura era precisamente Evo Morales. Que esté directamente involucrado hace que se prevean al menos dos cosas.
- ¿Cuáles?
Primero, que la sucesión o el sucesor para que vaya como candidato muy probablemente será decidido por Evo Morales y no por una práctica de democracia interna [elecciones primarias]. Segundo, al ser Evo jefe de campaña en realidad no estaría trabajando por un proyecto alternativo sino de restitución del poder y en el mediano plazo volver o hacer que este proceso electoral fracase.
- El fin de semana me dijeron en La Paz que si llegaba pocos días antes me habría encontrado con una ciudad distinta. Ha pasado una semana y parece haber cambiado nuevamente...
Por supuesto, no estamos en condiciones de decir que estamos en una situación de absoluta tranquilidad ni que el país está en un proceso de pacificación avanzado, lo que vivimos es una tensa calma pero con el mensaje de un expresidente que se resiste a pensar en resignarse del poder. Por otro parte, también es importante considerar que el MAS sigue siendo una fuerza muy poderosa que aún cuenta con el 66% de los gobiernos municipales en Bolivia. Nosotros tendremos una elección nacional pronto pero las subnacionales serán por las mismas fechas y ambas van a reconfigurar el poder territorial. La clase política está infravalorando la posición del MAS, pero si [los opositores a Morales] no logran el 40% de representación van a entrar en condiciones de debilidad y el MAS es bastante hostil en la oposición. Se puede producir un poco el efecto Vizcarra, donde él tiene la Presidencia pero sin mucho poder.
- ¿Prevé, entonces, una campaña altamente polarizada? ¿Una suerte de ‘pro-MAS’ o ‘anti-MAS’?
Efectivamente, en Bolivia aún no se ha logrado desmontar la estructura del MAS que permanece casi intacta. Mientras eso sigue así, esa estructura se puede instrumentalizar para las elecciones. Las condiciones de igualdad electoral son relativas, que no esté Evo no quiere decir que no esté dicha estructura.