Las autoridades de llevaban a cabo una gigantesca operación para encontrar a más de 110 presos fugitivos, un día después de la mayor evasión de la historia del archipiélago.
 


Varias docenas de prisioneros han sido detenidos o abatidos desde que 158 presos se escaparan en la madrugada del miércoles de la cárcel de Kidapawan, una localidad a unos 50 kilómetros al oeste de Davao, principal ciudad de la isla meridional de Mindanao. 

Los prisioneros aprovecharon las dos horas de combates que siguieron a un audaz asalto nocturno perpetrado por hombres armados contra esta decrépita prisión. Algunas fuentes atribuyen el ataque a insurgentes musulmanes que querían liberar a camaradas suyos. 

En total, 40 prisioneros habían sido capturados el jueves por la tarde mientras que otros siete habían sido abatidos en el marco de la operación de búsqueda que comportó disparos de mortero contra fugitivos atrincherados en el bosque o en granjas apartadas. 

Aún así, las autoridades penitenciarias admitieron que la búsqueda era complicada debido a la naturaleza del terreno. 

"Es una zona muy vasta. Además de las plantaciones de azúcar, de caucho o de cocos, hay lugares y campos en manos de los rebeldes en los que no podemos entrar fácilmente", declaró a la AFP Peter Bongngat, uno de los responsables de la prisión. 

El sur de Filipinas padece desde hace décadas las acciones armadas de separatistas musulmanes y bandas criminales, algunas de las cuales, se adhirieron al grupo yihadista Estado Islámico (EI).

La isla de Mindanao es el feudo histórico de la minoría musulmana de Filipinas, un archipiélago de aplastante mayoría católica. 

El centro de detención atacado es una antigua escuela situada en una apartada zona boscosa. Albergaba a 1.511 detenidos antes del ataque.

Treinta y nueve de los fugitivos habían sido detenidos por violación y otros 35, por asesinato, según la administración penitenciaria. 

En Kabacan, localidad rural a unos 30 kilómetros de Kidapawan, los habitantes denunciaron a las autoridades que algunos prófugos se escondían en medio de las plantaciones de palmas aceiteras o de árboles de caucho. 

"Estamos en guardia pues algunos fugitivos son criminales condenados. Pero lo que está bien es que los habitantes cooperan", declaró a la AFP el alcalde de Kabacan, Herlo Guzmán. 

La prisión superpoblada de Kidapawan ha sido atacada varias veces. 

Shirlyn Macasarte, gobernador interino de la provincia de Cotabato, indicó que las informaciones dejaban entrever que el asalto de la madrugada del miércoles había sido preparado por los Combatientes por la Libertad del Bangsamoro Islámico (BIFF). 

Los BIFF son una facción disidente del Frente Moro de Liberación Islámica (MILF), principal grupo rebelde musulmán del país, con el que el gobierno inició negociaciones de paz. 

El MILF, que cuenta con 10.000 combatientes, observa actualmente un alto el fuego. 

Von Al Haq, portavoz del MILF, afirmó el jueves que ninguno de sus miembros estaba implicado en el ataque y que su organización estaba dispuesta a cooperar con las autoridades para dar con los fugitivos. 

En 2007, cerca de 50 detenidos consiguieron escaparse de Kidapawan. Entre ellos, se encontraba Jair Mundos, que había financiado al grupo islamista Abu Sayyaf. 

El gobierno estadounidense ofreció 500.000 dólares por su captura, que se efectuó en 2014 cerca de Manila.


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