Milagros Asto Sánchez

Yasuaki Yamashita pasó 20 años manteniendo en secreto que era un ‘hibakusha’, como se llama a los sobrevivientes de la bomba atómica. Había dejado atrás su vida en Japón con el objetivo máximo de olvidarlo todo. La explosión, el horror, el hambre, la enfermedad, el estigma. Si Nagasaki era igual a sufrimiento, cualquier otro lugar del mundo era igual a tranquilidad.