“La gestión del caso de Liu Xiaobo es parte de los asuntos internos de China, y los países extranjeros no están en posición de realizar comentarios inapropiados”. China fue contundente cuando el Nobel de la Paz -galardón que se le otorgó un día como hoy, pero en el 2010- falleció en el 2017.
Liu Xiaobo tenía 61 años cuando murió víctima de “un fallo multiorgánico a causa del grave cáncer que padecía”, según las autoridades chinas. Poco tiempo antes y debido a la enfermedad, fue excarcelado, aunque la vigilancia policial se mantuvo.
¿Qué es lo que hizo y por qué fue tan importante para China?
Fue maestro y escritor, pero sobre todo disidente. RTVE recuerda que, cuando fue adolescente, acompañó a su padre a Mongolia, donde trabajó como jornalero. La muerte de Mao Zedong, “en 1976, le permitió volver a su provincia natal, donde comenzó a estudiar Literatura china y a mediados de los ochenta ya era profesor en una de las universidades más prestigiosas de Beijing”.
Su crítica feroz al Gobierno le valió invitaciones al extranjero. Una de ellas fue en 1989 a Nueva York: allí se enteró de las manifestaciones en la plaza de Tiananmen, movimiento al que se sumó casi de inmediato “y se convirtió en uno de sus miembros más destacados”.
Liu Xiaobo se destacó por su espíritu pacifista y aun así fue condenado a dos años de cárcel por ser parte de esas marchas. Ya para 1996, fue enviado por tres años a un “campo de reeducación laboral, donde celebró su matrimonio con su segunda y actual esposa, la poetisa Liu Xia, quien, según afirmó él mismo en repetidas ocasiones, era la luz que siempre le guio”.
En el 2009, volvería a prisión.
RTVE explica la razón: él fue uno de los principales autores de la Carta 08, “manifiesto político inspirado en la Carta 77 que plantó la semilla de la apertura checoslovaca y que pedía a Beijing respetar derechos que recoge la Constitución, entre ellos la libertad de expresión, pero también otros que no incluye, como el fin de un régimen de partido único”.
Lo acusaron, por tanto, de “subversión”.
Fue tras las rejas que le otorgaron el Premio Nobel de la Paz. Él se lo dedicó a los “mártires de Tiananmen”.
Las represalias del Gobierno no tardaron: se dispuso el arresto domiciliario de su esposa, Liu Xia, quien pasaría varios años sin ser “acusada de delito alguno”. Según China, ella estaba libre.
Recién en el 2018, un año después de la muerte del activista, a Xia se le permitió salir de la cárcel para seguir un tratamiento médico en Alemania.
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