Norcorea: “Desde niños nos educan a idolatrar al dictador”
Norcorea: “Desde niños nos educan a idolatrar al dictador”
Gisella López Lenci

Joo-il Kim escapó de Corea del Norte porque se dio cuenta de la mentira del régimen comunista. Desde el 2007 reside en New Malden, un suburbio cerca de Londres, donde vive la colonia norcoreana más numerosa de Europa. 

Es Secretario general de la Asociación Internacional de Corea del Norte para los DD.HH. y la Democracia.

Pequeña Pyongyang

• Refugio
New Malden, al suroeste de Londres, es la ciudad en Europa con más refugiados norcoreanos: alrededor de 700. En ella también viven unos 20 mil surcoreanos. 

• Punto de encuentro
Los surcoreanos se establecieron en esta ciudad desde los años 60, e incluso la filial de Samsung en Gran Bretaña tuvo ahí su sede hasta el 2005. 

• Rechazos
Los norcoreanos que logran huir y trasladarse a Corea del Sur ya no son aceptados como refugiados en Europa.

— ¿Qué lo motivó a desertar del ejército norcoreano?

Mientras servía como oficial en el ejército norcoreano fui testigo de primera mano de una severa malnutrición en el ejército. De cien soldados, el 30% estaban tan débiles y bajos de peso como para hacer entrenamiento militar. Muchos soldados desertaban de sus puestos debido al hambre. Mi trabajo era viajar a las provincias y arrestar a aquellos que habían escapado. Pero viajando por todo el país abrí mis ojos a la realidad. Me di cuenta de que la idea de que “todo el mundo admiraba a Corea del Norte” no era otra cosa que propaganda del régimen. Fue así que empecé a preguntarme: ¿Cómo será la vida fuera de Corea del Norte? ¿He sido manipulado todo el tiempo? Decidí escapar para encontrar respuestas a esas preguntas básicas. 

— ¿Cómo pudo escapar?

Yo estaba visitando mi pueblo natal en la provincia de Hamgyeongbukdo durante mi primera salida del ejército y encontré a mi hermana mayor muriendo junto a su hijo de 3 años debido a la malnutrición. Poco después ambos perecieron, lo que también despertó mi conciencia en asuntos sociales. El 26 de agosto del 2005 encontré la oportunidad de estar cerca de la frontera china, y nadé en la oscuridad en el río Dooman durante cuatro horas. En China viví hasta el 2007. Después de eso, mis aplicaciones para conseguir el estatus de refugiado no fueron aceptados en Vietnam y Camboya, pero sí pude ir al Reino Unido con la ayuda de una organización tailandesa vinculada a la ONU.

— ¿Cómo se dio cuenta de que el régimen norcoreano manipula a la gente?

Los norcoreanos recibimos una educación basada en el lavado cerebral desde el momento en que nacemos. Las primeras palabras que dicen los niños de 5 años son: “Gracias, gran líder”. Desde ahí hasta entrar a la universidad la educación escolar se enfoca en idolatrar y deificar al dictador. Las materias dedicadas a eso ocupan el 30% del currículo. Por ejemplo, una pregunta de matemáticas a los estudiantes de 7 y 8 años es: “Los bastardos norteamericanos tienen cinco tanques. El ejército del pueblo destruyó tres de ellos. ¿Cuántos tanques quedan?”. 

A través del constante lavado de cerebro y de la idolatría, los niños pequeños están forzados a comprometer absoluta e incondicional lealtad al dictador. Además, si los estudiantes consiguen buenas calificaciones en cursos generales como matemáticas, física o química hasta su graduación, pero no sacan buenas notas en las materias vinculadas a la idolatría del líder, no pueden entrar a la universidad. 

— ¿Cómo el régimen norcoreano ha organizado este sistema tan estricto de control sobre la población?

Los norcoreanos están estrictamente desconectados sobre lo que pasa en otros países. El régimen refuerza la vigilancia sobre la población a través de informantes. En particular, existe el inhumano sistema del crimen por asociación, donde el castigo no solo se extiende al individuo sino hasta el primo en tercer grado, y se toman medidas realmente drásticas contra cualquier forma de resistencia contra el régimen. La percepción de que “si yo soporto, mi familia puede vivir” es el pensamiento general entre los ciudadanos norcoreanos. El régimen norcoreano está perpetuando un sistema político asesino que crea un inhumano miedo psicológico.

— En New Malden, donde usted vive, hay unos 700 refugiados norcoreanos. ¿Usted conoce alguno que haya estado en campos de trabajo? ¿Cuál es el peor testimonio que ha escuchado?

Algunos de los refugiados que viven en New Malden han sido prisioneros políticos en esos campos, sobre todo en el Centro de Trabajo Disciplinario. Todos dicen que las ejecuciones públicas hubiesen sido mejor castigo que las torturas, los golpes y castigos colectivos. En el caso de las mujeres prisioneras, las embarazadas son obligadas a abortar. Y si una embarazada escapa y es deportada desde China, es obligada a dar a luz y ver cómo el recién nacido es metido en un tubo lleno de agua y ahogado. 

— ¿Cómo es el trabajo que realiza en el periódico “Free NK”? ¿Ustedes se sostienen o reciben aportes de donantes?

“Free NK” es un periódico que fue establecido para proveer a los norcoreanos la oportunidad de contactarse con información de afuera y ayudarlos a democratizarse por ellos mismos, y también para informar a la comunidad internacional sobre lo que pasa en Corea del Norte. La razón por la que escogí el periódico, a diferencia de otros medios, es que necesitaba una estrategia a la medida para una población que está sistemáticamente sometida a un lavado de cerebro. Algunos refugiados norcoreanos me ayudan con el costo parcial para la edición del periódico, pero el resto recae en mí. A pesar de la pequeña circulación que tenemos, he enviado números a Corea del Norte lanzándolos de globos desde Corea del Sur. Y todos los años organizo en Londres la Semana de la Libertad de Corea del Norte en Europa.

— ¿Aún tiene contacto con su familia en Corea del Norte?

Desde que escapé en el 2005, pude hablar por teléfono un momento con mi papá a través del celular chino de un traficante. Esa fue la única y última vez. En ese momento, le dije a mi papá que había un mundo completamente diferente a Corea del Norte. Sin embargo, él se resistió a aceptar mi experiencia y me consideraba un mentiroso que estaba bajo el control de una “mano invisible”. Desde luego, no hay manera de saber si mi familia sigue viva.

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