Difícilmente pasarán desapercibidos para quien llegue a Río de Janeiro desde otro país en estos días: pósters con los colores vivos de los Juegos Olímpicos que la ciudad recibirá en agosto, adornando la principal vía de acceso al aeropuerto internacional.
Lo que quizá resulte menos notorio para quien pase en automóvil es que, justo detrás de esa cartelería recién instalada, hay uno de los mayores conjuntos de favelas de Río, conocido como Maré.
Las autoridades de la ciudad niegan que el objetivo de los pósters sea esconderles a los turistas esos barrios pobres de la zona norte de Río, pero su explicación está lejos de convencer a quienes viven en el lugar.
Cuando Brasil hacía campaña para que Río fuera la sede de los Juegos Olímpicos, prometió que contribuiría a hacer que la fiesta deportiva global fuera más democrática, dándole acceso a los más humildes.
"Somos un país que tiene frontera seca con varios países de América del Sur, por lo tanto tenemos la chance de hacer que los pobres del mundo, que no tienen la chance de ver una Olimpíada, puedan ir a Brasil a asistir a una Olimpíada", dijo en 2008 el entonces presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en una entrevista con BBC Brasil desde China.
Pero ahora, con Río y todo el gigante sudamericano sumidos en una feroz crisis económica, ha surgido de diversos modos la pregunta de cuánta visibilidad tendrán durante estos juegos los barrios pobres de la propia ciudad olímpica.
— "Una locura" —
El alcalde de Río, Eduardo Paes, ha insistido en que los Juegos Olímpicos dejarán un legado en infraestructura, economía, transporte, saneamiento y otras áreas.
"Nunca hubo tanta transformación para los pobres (en Río)", afirmó Paes este mes en declaraciones al diario británico The Guardian. "Es una locura decir que no hay inversión en áreas pobres".
Pero también admitió que los juegos son una "oportunidad perdida" para estar bajo los ojos del mundo, por los problemas económicos, políticos y escándalos que atraviesa el país.
El escepticismo sobre el evento parece bastante extendido en la ciudad y en Brasil todo, a casi dos semanas de la ceremonia inaugural.
Una encuesta de la firma Datafolha publicada este martes indicó que 47% de los habitantes de Río creen que los juegos traerán más perjuicios que beneficios y 45% opinan lo contrario.
A nivel de todo el país, quienes creen que los juegos traerán más perjuicios llegaron a 63%, un aumento significativo respecto del 38% registrado en 2013.
Una de las críticas más frecuentes de activistas y urbanistas es que se destinaron demasiados recursos a zonas más pudientes de la ciudad como Barra da Tijuca, en el oeste, donde estarán la villa y el parque olímpicos.
Debido a esas obras se demolieron la mayoría de las casas de Vila Autódromo, una favela que surgió en la zona en los años 60 como una comunidad de pescadores, y sus habitantes fueron removidos tras una larga controversia.
— "Look of the city" —
El secretario de Turismo de Río, Antonio Pedro Figueira de Mello, rechaza las acusaciones de que hay una operación en marcha para maquillar la ciudad, escondiendo favelas.
"La ciudad de Río no tiene ningún interés en tapar favelas, hasta porque eso sería imposible", dice Mello a BBC Mundo. "Sólo habla de eso quien no es de Río y no entiende la ciudad".
Sostiene que algunas comunidades se han vuelto "lugares turísticos": "Mira la favela de Dona Marta, hasta Michael Jackson pasó por ahí", dice aludiendo a un clip que el fallecido cantante estadounidense grabó allí hace 20 años.
Sobre los nuevos pósters coloridos frente a Maré, afirma que se colocaron sobre "paneles acústicos" instalados al lado de la vía desde 2010, cubriendo con un "look of the city" (visual de la ciudad) los espacios que ya estaban tapados y dejando intactos los que eran transparentes.
Sin embargo, Cavalcante afirma que varios de los nuevos carteles están sobre paneles que antes dejaban entrever las casas de la favela al fondo y señala que sí quedaron totalmente transparentes los que hay frente a escuelas recientemente inauguradas en Maré.
"Todo el mundo está percibiendo que son intereses dobles: si tienen interés en tapar una cosa, colocan un dibujo; si quieren mostrar otra cosa, dejan transparente", dice.
A varios kilómetros de distancia, en la zona sur de Río, habitantes de la favela de Rocinha juntan firmas para reclamar que la nueva estación de metro a punto de inaugurarse como parte de las obras para los juegos lleve el nombre de su comunidad junto con el de São Conrado, un barrio vecino más pudiente.
"Abrir una estación de metro al lado de la mayor favela del país y fingir que la favela no existe, dándole el nombre del barrio más rico (…) es una política pública del Estado y contra eso estamos luchando", señaló el historiador Fernando Ermiro, habitante de Rocinha e impulsor de la campaña de firmas.
Consultada al respecto, la secretaría de Transporte del gobierno estatal de Río, responsable por la obra, sostiene que uno de los tres accesos externos a la estación tendrá el nombre de Rocinha.
"En la parte interior de la estación también habrá señalización para el acceso a Rocinha", señala la oficina de comunicación de esa secretaría.
Ermiro replica que cualquier estación de metro de Río tiene salidas con los nombres de las calles aledañas, pero "todos los que pasen por aquí van a ver 'estación Sao Conrado' y no van a saber que Rocinha existe".
"Es el Estado intentando ocultar la favela", asegura. "No quieren que el extranjero vea la favela, porque en la tarjeta postal de Río de Janeiro no consta la favela".
VEA LO ÚLTIMO DE MUNDO…