El número de muertos por dos atentados suicidas perpetrados por el Estado Islámico el fin de semana pasado en la capital de Iraq, Bagdad, aumentó a 292, según informó el Ministerio de Salud.
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El doble ataque, por el que el grupo extremista Estado Islámico se adjudicó la responsabilidad, fue el más letal visto en Iraq desde que las fuerzas lideradas por Estados Unidos derrocaron a Saddam Hussein hace 13 años.
Las tropas de Iraq están intentando expulsar al Estado Islámico de vastas áreas del norte y oeste del país que han sido capturadas.
Los terroristas han perdido terreno desde el año pasado ante las fuerzas apoyadas por Estados Unidos y milicias chiitas, pero los atentados del fin de semana en Bagdad mostraron que aún pueden causar grandes estragos en la capital de Iraq a pesar a haber perdido en junio el control de Faluya.
El atentado fue perpetrado por un suicida del Estado Islámico que hizo estallar un coche bomba en una calle del barrio comercial de Karrada. La zona estaba llena de gente que hacía sus compras para la fiesta que marca el final del ramadán, el mes de ayuno musulmán.
ارهابي نتن يستهدف الابرياء في الكرادة #بغداد pic.twitter.com/zZRC8R1faE
— Methaq Al-fayyadh (@AlFayth) 2 de julio de 2016
Además de los fallecidos, más de 200 personas resultaron heridas, indicaron responsables de seguridad. El balance se agravó porque la explosión provocó incendios en edificios y comercios cercanos.
Husein Alí, un ex soldado de 24 años, explicó a la AFP que en el atentado murieron seis empleados de una tienda que pertenece a su familia. "Voy a volver al campo de batalla. Al menos allí sé quién es el enemigo y puedo combatirlo. Pero aquí no sé contra quién tengo que luchar", dijo.
--- Yihadistas bajo presión en Iraq ---
El atentado fue reivindicado por el Estado Islámico, que indicó en un comunicado que un kamikaze iraquí atacó a los chiitas, la comunidad musulmana mayoritaria en Iraq y considerada como hereje por los radicales sunitas.
El ataque también demuestra que el Estado Islámico es capaz de cometer acciones devastadoras en pleno centro de Bagdad a pesar de las derrotas militares en Iraq que ha sufrido en los últimos meses, con la pérdida de ciudades como Tikrit, Ramadi y sobre todo Faluya, que fue reconquistada en junio por las fuerzas iraquíes.
El primer ministro Al Abadi, criticado por ser incapaz de proteger a los civiles, anunció el domingo la modificación de medidas de seguridad, entre ellas la retirada de los detectores de explosivos considerados ineficaces.
También ordenó al ministerio del Interior que acelere el despliegue de un dispositivo para inspeccionar vehículos en todas las entradas de Bagdad, por donde cada día pasan miles de camiones y coches particulares.
El domingo los habitantes de Bagdad demostraron su cólera lanzando piedras al convoy de Al Abadi, que dijo comprender los "sentimientos de emoción" y de "tristeza y rabia".
El atentado de Bagdad ha sido condenado por numerosos responsables extranjeros, entre ellos el enviado de la ONU en Iraq, Jan Kubich, que lo calificó de "acto cobarde y odioso de proporciones sin precedente".
El ataque "no hace sino reforzar nuestra determinación de apoyar a las fuerzas de seguridad iraquíes", dijo por su parte el portavoz del Consejo Nacional de Seguridad estadounidense, Ned Price.
Estados Unidos lidera la coalición internacional que cada día lleva a cabo ataques aéreos contra posiciones del Estado Islámico. Esta ofensiva ha permitido a las fuerzas iraquíes retomar parte de los territorios perdidos en 2014 y progresar hacia Mosul, la segunda ciudad del país y último gran bastión del Estado Islámico.
Los yihadistas también están bajo presión en Siria, donde pierden terreno en el norte y el este, pero todavía conservan importantes territorios como la ciudad de Raqa, convertida en su "capital".
Fuente: AFP