¿Cómo es la vida en Gaza bajo los bombardeos y el bloqueo?
¿Cómo es la vida en Gaza bajo los bombardeos y el bloqueo?

Israel retomó este martes la ofensiva militar contra la franja de Gaza que ha dejado más de 190 muertos en ocho días. El gobierno israelí había aceptado el cese al fuego pero atribuyó los nuevos bombardeos al hecho de que Hamas continuó con sus ataques contra territorio israelí.

Pero la vida en la franja de Gaza no requería de bombardeos por parte de Israel para ser un desafío cotidiano. Uno de los territorios más densamente poblados del mundo sufría, antes de esta nueva ofensiva militar, problemas de todo tipo, desde abastecimiento de bienes y servicios básicos hasta penurias económicas socialmente conflictivas como el desempleo juvenil.

Originalmente ocupada por Egipto, que todavía mantiene el control de su frontera sur, este territorio fue capturado por Israel en la guerra contra naciones árabes de 1967.

En 2005, el Estado de Israel retiró de forma unilateral sus tropas de ese territorio palestino y desalojó a sus 7.000 colonos.

Un año después, el grupo militante islámico Hamas venció en las elecciones legislativas palestinas, pero las tensiones políticas con la facción rival, Fatah, derivaron en enfrentamientos armados.

Desde entonces, Hamas quedó en control de la Franja mientras que Fatah, el partido del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, se hizo fuerte en Cisjordania.

Cuando Hamas se convirtió en poder de facto en Gaza, Israel impuso un bloqueo sobre todo ese territorio, restringiendo el movimiento de bienes, servicios y gente. Egipto, por su parte, bloqueó la parte sur.

LIBERTAD DE MOVIMIENTO
Aunque ya era limitado, la libertad de movimiento y acceso a Gaza fueron aún más reducidos luego de mediados de 2013, cuando Egipto impuso nuevas restricciones en el paso fronterizo de Rafah y lanzó operativos en contra de la red de túneles de contrabando que surcaban la frontera entre el territorio palestino y la Península del Sinaí.

En la primera mitad de ese año, unas 40.000 personas cruzaban por Rafah cada mes, desde julio a diciembre, el tráfico fue reducido a unos 9.500.

En los años recientes, Rafah se volvió la principal puerta de entrada y salida de la Franja, debido a las restricciones israelíes en el cruce de Erez, en el norte del territorio.

Cuando el bloqueo se fortalece, los túneles para el contrabando proliferan. Por allí ingresan a Gaza materiales de construcción, ganado, combustible, comida, dinero en efectivo y armamento.

Por ejemplo, cuando el bloqueo se relajó en junio de 2010, el número de túneles se redujo de 1.000 a menos de 300.

Pero cuando el nuevo gobierno egipcio destruyó muchos de ellos en junio de 2013, el contrabando se detuvo casi en su totalidad, provocando escasez en los materiales de construcción y en combustible, y un aumento en el precio de la comida.

ECONOMÍA
Los habitantes de Gaza, en promedio, están peor que en la década del 90. Un 21% de ellos viven en una severa pobreza, viviendo con menos de 1,832 shekels (US$534 al mes), comparado con el 7,8% que padece esto en Cisjordania.

El desempleo asciende en la Franja al 40,85, también significativamente mayor que en Cisjordania. Especial preocupación genera la falta de trabajo entre los jóvenes, que supera el 50%.

El Ministerio de Economía de este territorio palestino estima que el fin del contrabando le ha costado a la economía de Gaza unos US$460 millones en 2013.

La reducción en la recaudación impositiva provocada por este descenso ha provocado que el gobierno regional no pueda pagar a tiempo los salarios de los 50.000 funcionarios públicos del territorio.

La falta de materiales para construcción provocó un descenso de la actividad en este sector, que emplea a cerca del 10% de la fuerza de trabajo.

La escasez de combustible también provocó un descenso de los ingresos de las personas que trabajan en las áreas de transporte, pesca y agricultura.

EDUCACIÓN
El sistema educativo de la franja está bajo fuerte presión. Las Naciones Unidas, que administran varios de los centros educativos en este territorio, han indicado que son necesarias otras 440 escuelas para 2020, debido al crecimiento de la población.

Unos 463.600 niños asisten a 694 colegios primarios y secundarios. Para hacer frente a la escasez de aulas, el 67% de las escuelas manejadas por el gobierno y el 71% de los colegios de la ONU trabajan doble turno, lo que limita el tiempo de instrucción de cada estudiante. Además, cada clase debe albergar entre 40 y 50 alumnos.

Esto ha derivado en menos días de clase y una menor asistencia al nivel secundario.

Pero las cifras oficiales de alfabetismo son altas: 93% de las mujeres y 98% de los hombres saben leer y escribir.

Unas 13 escuelas están ubicadas cerca de la barrera entre Gaza e Israel que suele ser escenario de enfrentamientos entre tropas israelíes y militantes palestinos.

POBLACIÓN
La población de Gaza crecerá, según estimaciones, a 2.130.000 para el fin de esta década.

Esto contribuirá al incremento de la densidad de población, que ya es una de las más altas del mundo. En promedio, unas 4.505 personas viven en cada kilómetro cuadrado del territorio. Para el 2020, serán 5.835 personas por kilómetro cuadrado.

La ONU indica que existe un faltante de 70.000 unidades habitacionales para compensar el natural incremento de la población, así como el daño causado por las ofensiva terrestre israelí entre diciembre de 2008 y enero de 2009.

La tasa de jóvenes entre 15 y 29 años es de 53% del total de la población mayor de 15 años, una cifra excepcionalmente alta.

Si la economía mejora, habrá una gran cantidad de jóvenes en edad de trabajar, pero si no, existe un riesgo latente para incrementar la tensión social, la violencia y el extremismo, según la ONU.

SALUD
La ONU sostiene que, aunque los indicadores de salud en Gaza son comparables con países de medio y altos ingresos, la calidad del servicio necesita ser mejorada.

Según la organización internacional, la mayoría de las dependencias de salud no pueden ofrecer un servicio adecuado y requieren renovaciones.

El acceso a los servicios públicos de salud ha empeorado como resultado de las medidas adoptadas por las autoridades egipcias a mediados de 2013, añade la ONU.

El cierre del paso de Rafah redujo el número de pacientes que viajaban a Egipto por tratamiento de 4.146 al mes a 305. Solo las personas muy enfermas o casos especiales son autorizados ahora a cruzar la frontera. El abastecimiento de medicinas fundamentales también mermó.

Antes, el Ministerio de Salud enviaba a Egipto el 20% de sus pacientes e importaba de ese país el 25% de sus medicinas.

El cierre de los túneles de contrabando también provocó menos combustible, muy utilizado para generadores de electricidad que sirven como sistemas alternativos para estos cortes y también por la planta generadora de energía local. Los prolongados y frecuentes cortes de energía en la Franja afectan el equipamiento médico y obligan a interrumpir o posponer tratamientos.

Desde 2008, Israel ha incrementado el número de pacientes que permite ingresar a su territorio desde Gaza para tratamiento.

COMIDA
El nivel de riesgo de no poder acceder a comida se ha incrementado en Gaza del 44% al 57% entre 2012 y 2013. El 80% de la población recibe alguna clase de ayuda alimentaria ya que pocos tienen el dinero suficiente para pagar por sus necesidades básicas.

Las restricciones israelíes de acceso a la pesca y a las tierras cultivables se suman a esta problemática.

Los palestinos tampoco pueden cultivar en la zona de contención declarada por Israel, un kilómetro y medio en el interior de Gaza. Esto ha provocado un descenso en la producción de unas 75.000 toneladas de alimentos por año. El área restringida coincide con lo que se considera la tierra más fértil de la Franja.

Tras el cese al fuego alcanzado entre Israel y Hamas en noviembre de 2012, el límite de pesca se extendió desde tres millas náuticas a seis.

Pero se ha ido reduciendo periódicamente a tres debido al lanzamiento de cohetes desde Gaza hacia territorio israelí.

Las fuerzas navales israelíes frecuentemente abren fuego contra botes de pesca palestinos que se acercan o cruzan el límite.

Las Naciones Unidas indican que si el límite fuera levantado, la pesca podría proveer empleo y una barata fuente de proteínas para los palestinos.

ENERGÍA
Los cortes de electricidad son el pan de cada día en Gaza.

La mayoría de su energía proviene de Israel, más lo que aporta la única planta de energía en el interior del territorio palestino y una pequeña contribución desde Egipto. Pero la suma de estas tres fuentes no satisface la demanda.

Muchas casas utilizan sus propios generadores, pero el combustible para hacerlos funcionar es muy caro.

La falta de combustible causada por el cierre de los túneles de contrabando afectó la producción de electricidad de la Planta de Energía de Gaza, que se ha vuelvo dependiente del diesel traído de Egipto.

Cuando se quedó sin reservas, la planta se vio forzada a cerrar por 43 días a fines de 2013. Eso provocó que servicios básicos fueran interrumpidos, desde la provisión de agua hasta las facilidades sanitarias. La planta volvió a funcionar cuando la Autoridad Palestina compró combustible a Israel con fondos donados por Qatar.

Otra crisis similar tuvo lugar en marzo de 2014.

Existen fuentes gasíferas en las costas de Gaza que podrían ser explotadas, según informó la ONU.

AGUA Y CONDICIONES SANITARIAS
Gaza no disfruta de una gran cantidad de agua de lluvia ni de una fuente de agua fresca que reponga las fuentes subterráneas, que no son suficientes para cumplir la demanda.

La sal proveniente del mar se ha colado en las fuentes subterráneas, incrementando los niveles de salinización por sobre los niveles aceptables para el agua potable.

Solo el 5,5% del agua que sale de las tuberías cumple con los estándares de calidad de la Organización Mundial de la Salud. Según la ONU, 340.000 personas en este territorio se vieron forzadas a consumir agua de mala calidad en 2013.

El tratamiento de las aguas residuales es otro dolor de cabeza. Gaza recurre para esto a plantas que, o trabajan más allá de sus capacidades, o fueron construidas como instalaciones temporales para tratamientos parciales.

Como resultado, cerca de 90 millones de litros no tratados o parcialmente tratados son lanzados al Mar Mediterráneo cada día, creando polución, riesgos para la salud pública y problemas para la industria pesquera.

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