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El Cairo [AP]. La reunión del lunes en Moscú de los líderes rivales de Libia para conversaciones de paz con funcionarios rusos y turcos fue un duro recordatorio de cómo la guerra civil libia ha cambiado de forma en meses recientes.
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Rusia y Turquía, que apoyan a bandos opuestos del conflicto, han surgido como influyentes actores en Libia, aventajando a las potencias europeas que presionaban por la paz cuando se intensificaba la violencia en el estratégico país rico en petróleo.
A continuación, un vistazo de los actores principales del complicado campo de batallas libio.
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FUERZAS ÁRABES ARMADAS DE LIBIA
Las autoproclamadas Fuerzas Árabes Armadas de Libia (FAAL), del mariscal de campo Khalifa Hifter, controlan gran parte del oriente y sur de Libia. Sus fuerzas atraen unidades del ejército libio, milicias locales y miembros de tribus. Desde abril han intentado quitarle el control de Trípoli, la capital, al débil gobierno de Libia respaldado por la ONU. La campaña ha amenazado con sumergir a Libia en una violencia que compite con el conflicto de 2011 que derrocó al dictador Moammar Gadhafi.
Hifter, un exgeneral aliado de Gadhafi, se presenta como un caudillo que puede restaurar el orden en el país y eliminar a los extremistas. A pesar de los reiterados llamados para una ofensiva final contra milicias rivales que defienden la capital, reina un caótico punto muerto.
El gobierno de Hifter, con sede en la ciudad oriental de Bengasi, ha obtenido apoyo de Egipto y Emiratos Árabes Unidos, así como de Rusia y Francia.
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GOBIERNO LIBIO RESPALDADO POR LA ONU
El gobierno de Trípoli, llamado el Gobierno de Acuerdo Nacional, controla la capital y parte del occidente de Libia.
Se estableció en 2015 por las Naciones Unidas bajo el liderazgo del tecnócrata Fayez Sarraj. Aunque oficialmente respaldado por Estados Unidos y otros países occidentales, el GAN ahora depende en gran parte de la asistencia militar de Turquía en su lucha contra las fuerzas de Hifter. También recibe ayuda de Qatar e Italia.
Para su protección, el gobierno de Sarraj ha cortejado a milicias locales armadas, que también controlan y trabajan en muchas de sus instituciones.
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RUSIA
Rusia ha ingresado al campo de batalla libio y al vacío político que dejaron las potencias occidentales. Presuntamente envió a finales del año pasado a cientos de mercenarios para levantar la campaña de Hifter para controlar Trípoli.
Funcionarios libios y estadounidenses acusan a Rusia de desplegar a combatientes a través de un contratista privado de seguridad, el Grupo Wagner.
La intervención de Rusia en el crucial país productor de petróleo se ha comparado con su participación en Siria, en donde el Kremlin apoya al gobierno del presidente Bashar Assad como parte de su estrategia para expandir su influencia en Medio Oriente.
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TURQUÍA
Turquía ha apoyado al asediado GAN, involucrándose cada vez más en una guerra de poder contra los rivales regionales Egipto y Emiratos Árabes Unidos, que apoyan las fuerzas de Hifter.
Turquía busca salvaguardar sus intereses al este del Mediterráneo como parte de una competencia más extensa por los derechos de perforación de petróleo y gas con otros actores regionales como Grecia, Chipre e Israel.
Ankara firmó recientemente polémicos acuerdos marítimos y militares con el gobierno apoyado por la ONU para crear una zona económica exclusiva en el Mediterráneo, aumentando la relevancia financiera de su apoyo al GAN.
La semana pasada, el Parlamento turco autorizó un despliegue de tropas en Trípoli, a donde ya ha enviado armas y expertos militares.
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ITALIA
Como excolonizador de Libia, Italia ha cultivado lazos económicos y políticos con el país norafricano ubicado del otro lado del Mediterráneo de la península italiana. El reciente involucramiento de Turquía y Rusia aumentó las preocupaciones en Italia de su influencia.
Cuando estalló la guerra, Italia apoyó al gobierno basado en Trípoli para proteger sus intereses en las vitales instalaciones petroleras de Libia, entre ellos un gasoducto, y para ayudar a contener el flujo de migrantes que parten de la costa mediterránea de Libia, que es la principal vía para miles de personas que hacen la arriesgada travesía a Europa.
La política de capacitar y equipar a la guardia costera libia para interceptar y desviar a Libia embarcaciones de traficantes que se dirigen a Europa ha generado alerta entre defensores de los derechos humanos. Los traficantes en Libia operan centros de detención ilegales conocidos por sus abusos.
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FRANCIA
Aunque oficialmente niega apoyar a las fuerzas de Hifter, Francia considera al general como un actor político clave y un líder militar cuyo control sobre gran parte de Libia no puede ignorarse.
Francia, que alguna vez colonizó gran parte de África occidental y todavía tiene influencia ahí, quiere evitar que los extremistas islámicos tengan el control de la región del Sahel, un posible barril de pólvora que considera una amenaza para otros países norafricanos y el Mediterráneo.
La revelación de mediados del año pasado de que misiles propiedad de Francia fueron capturados de las fuerzas de Hifter obligó al país a reconocer su presencia en Libia, aunque negó haber violado el embargo de armas de la ONU.
La división de Europa en cuanto a la política libia ha entorpecido los intentos colectivos de llegar a una solución política.
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EGIPTO Y EMIRATOS ÁRABES UNIDOS
Los Emiratos Árabes Unidos y Egipto desde hace mucho apoyan al general Hifter, a quien consideran como la mejor esperanza para estabilizar al aquejado país y combatir la amenaza islámica en la porosa frontera occidental de Egipto. A pesar del embargo de armas de la ONU, ambos países entregan apoyo militar a LAAF, incluyendo poderosos misiles y drones artillados que han permitido los avances de Hifter.
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ALEMANIA
A la mitad de un periodo de dos años en el Consejo de Seguridad de la ONU, Alemania ha tomado un rol central en intentar iniciar una acción diplomática para acabar con el conflicto en Libia. Mientras Alemania batalla para contener el flujo de personas en busco de asilo tras la gran afluencia de 2015, considera que la estabilidad en Libia es crucial para lidiar con la crisis de migración desde la raíz.
Reiteradamente ha ofrecido organizar una cumbre de paz en Berlín para las partes en guerra de Libia y sus aliados extranjeros. El objetivo es acabar con la guerra civil que comenzó hace siete años, frenar la interferencia militar extranjera y posiblemente tener elecciones nacionales. Sin embargo, la campaña diplomática hasta el momento no ha logrado resultados y no se ha anunciado una fecha para la cumbre.
