Las mudanzas implican priorizar y dejar atrás lo que ya no es necesario. En caso del fin de las guerras, eso significa destruir lo que se deja en territorio enemigo.
Así se explica que, por ejemplo, en la base aérea de Bagram -que por cerca de 20 años fue una de las bases de Estados Unidos en Afganistán- haya “toneladas de desperdicios”.
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En un artículo de la Deutsche Welle escrito en julio de este año, se anota que allí los “envases y desechos electrónicos” dejados por los más de 100 mil soldados que trabajaron desde el 2001, convirtieron a la base en “una pequeña ciudad”.
“Con un centro comercial y restaurantes de comida rápida”, anota el medio.
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“El depósito de chatarra ubicado en las afueras de la base se ha vuelto popular entre los buscadores de fortuna, que llegan al lugar en grandes cantidades para revisar los desechos, a la caza de algo útil, como un buen par de botas militares”.
Pero los afganos están buscando más cosas que vestimenta.
“La gente busca placas de circuitos que contengan piezas y tornillos que pueden ser reutilizados. Algunos de ellos contienen cobre e incluso pequeñas cantidades de oro”, anota la DW.
Y agrega: “Para los estadounidenses esto es pura basura. Pero para los afganos, que en promedio ganan 500 euros al año, es una especie de tesoro”.
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¿Y EL MATERIAL BÉLICO?
Además de la basura común, lo que también se puede encontrar son escombros militares.
“The Chicago Tribune” anota que, lo que alguna vez fueron “generadores y cintas de las ruedas de tanques”, han sido desmanteladas por los negociantes locales.
Lo mismo sucedió con las carpas, que ahora son “solo pedazos de lona”.
Porque todo aquel material militar que no se pudo sacar de la base de Bagram, fue destruido y “reducido a escombros”.
“Lo hacen por seguridad, para que el equipo no caiga en manos de milicianos”, escribe el portal.
No se trata de una situación única en Afganistán. De hecho, Estados Unidos trató de llevarse sus equipos más importantes, por lo que enviaron aviones C-17 con miles de contenedores metálicos. Pero siempre hay elementos que se pueden dejar atrás.
De hecho, según “The Chicago Tribune”, en el 2014, cuando “miles de soldados se retiraron y dejaron la seguridad del país en manos de las fuerzas afganas”, 176 millones de kilos de equipo se transformaron en “chatarra”.
Los vehículos que se quedaron se vendieron por 46.5 millones de dólares a los mismos afganos.
¿Y qué sucede con las armas más grandes? Su destino es convertirse en escombro.
Según AFP, 73 aeronaves quedaron fuera de servicio: se les rompieron las llantas y los cristales de las cabinas.
El mismo final tuvieron 70 “vehículos blindados MRAP resistentes a las minas antipersonas, de costo de un millón de dólares cada uno”, y 27 vehículos Humvee.
Según el jefe del comando central del ejército de Estados Unidos, Kenneth MacKenzie, dichos vehículos “no podrán ser usados”.
En esa misma lógica, los estadounidenses también destruyeron “su sistema de defensa antimisiles C-RAM”, que ya había protegido el aeropuerto internacional Hamid Karzai (Kabul) de ataques con cohetes.
El general MacKenzie explicó que, si “desmilitarizaron” los sistemas de esa manera, fue porque no existe un “procedimiento largo y complejo para desmontarlos”.
No hay otra posibilidad: si no se destruye, el enemigo los podría usar. Al respecto, “The Chicago Tribune” recuerda que, en una ocasión, las tropas de EE.UU. se toparon con dos vehículos Humvee utilizados por talibanes.
“Habían sido arreglados y estaban llenos de explosivos. Las tropas estadounidenses los destruyeron y el episodio reforzó la creencia de que había que destruir el equipo que quedase en Afganistán”.
¿Hasta qué punto esto tiene sentido? Lo mismo se preguntan los comerciantes de chatarra entrevistados por el portal, quienes se han topado con caminadoras que no funcionan y “mangueras para incendios que fueron cortados en pedazos”.
“Acabaron con el país y ahora nos dejan su basura. ¿Qué hacemos con esto?”, cuestionó uno de ellos.
El saldo tampoco es mejor para Estados Unidos, además de perder la guerra.
Según un reportaje de ABC News -que citaba cifras dadas por una agencia del gobierno-, en marzo de este año se supo que el país había gastado miles de millones de dólares en construir edificios y vehículos que terminaron siendo abandonados o destruidos.
“7 mil 800 millones de dólares se gastaron desde el 2008 en construcciones y vehículos. Solo equipos valorizados en 343.2 millones estaban en buenas condiciones”.
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