(Foto: AP)
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Redacción EC

El líder de la oposición en , , quedó fuera de las elecciones presidenciales del próximo año después de que funcionarios determinaran que no podía participar debido a una sentencia de prisión que estaba suspendida y que él dice que fue armada a propósito.

Considerado como el principal opositor al mandatario ruso, Alexei Navalny, de 41 años, ha llevado a cabo una campaña desde hace meses que le permitió hacerse con una base de partidarios fieles, a veces muy jóvenes, gracias a videos virales a través de las redes que denuncian la corrupción de las élites.

Carismático abogado y bloguero anticorrupción, con tintes a veces nacionalistas, organizó en marzo y junio dos importantes manifestaciones, que se saldaron con miles de detenciones.

La carrera de Alexei Navalny como opositor al oficialismo ruso empezó en 2011. Fue el primero que señaló al partido de Gobierno “Rusia Unida” como un grupo de ladinos y ladrones, etiquetas que siguen siendo habituales en las manifestaciones contra el gobierno ruso.

Durante las últimas elecciones parlamentarias y presidenciales, el opositor denunció fraude y se respaldó en una serie de documentos que comprometían las elecciones. Ante tal denuncia, decenas de miles de ciudadanos defendieron las acusaciones

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Navalny, que ansía participar y competir en las presidenciales, insiste en que Rusia está dirigida por un régimen corrupto liderado por el mandatario ruso y sus allegados.

En sus mítines ha congregado a miles de simpatizantes y ha abierto decenas de oficinas de campaña por todo el país, a los que ahora llama a boicotear los comicios del 18 de marzo, comicios en los que Vladimir Putin se encamina a conseguir su cuarto mandato.

Navalny movilizó a miles de sus seguidores en toda Rusia para intentar imponer su candidatura, pese a su inelegibilidad. En el acto de Moscú, al más puro estilo estadounidense, se dirigió a la prensa y a cientos de sus partidarios.

Por su parte, Vladimir Putin siempre se ha limitado a presentar a Alexei Navalny, de quien no suele ni mencionar el nombre, como una figura marginal y un oportunista que "utiliza las dificultades existentes para su propia comunicación política".

Fuente: Agencias

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