“Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos para maximizar su comodidad durante su extendida estadía con nosotros”, decía con resignación el capitán Stefano Ravera a los más de 3.700 pasajeros y tripulantes del crucero Diamond Princess, el inmenso barco de lujo que está frente a las costas de Yokohama, en Japón, y que se ha convertido en el sitio con más contagiados del coronavirus fuera de China: 219 según el último conteo del Gobierno Japonés.
Lo que debía ser un viaje de placer ya se ha convertido en un tour de pesadilla, con pasajeros encerrados en sus minúsculas habitaciones, sin casi poder salir a cubierta para tomar aire libre. Aburridos, cansados, pero sobre todo muy temerosos de que se conviertan en los siguientes infectados.
►La dificultad de detectar el coronavirus en el crucero Diamond Princess en cuarentena | FOTOS
“Te sientes como un animal de zoológico cuando viene un miembro de la tripulación a tocarte la puerta y dejarte la comida”, comenta a CNN el estadounidense Matthew Smith, que mata el tiempo colocando reseñas de sus comidas en Twitter.
El barco está en cuarentena desde el 3 de febrero y permanecerá así hasta el miércoles 19.
“Es duro estar encerrados en un pequeño cuarto, pero tratamos de mantenernos ocupados, viendo películas y leyendo libros”, cuenta Rose Yerex, otra estadounidense que pasa sus días de encierro junto a su esposo Gregg.
En el barco hay un restaurante de sushi, un baño estilo japonés, un casino y un teatro, pero mayormente los pasajeros ahora están confinados a sus camerinos. Las habitaciones más económicas son de apenas 15 m2, no tienen ventanas y solo cuentan con una cama doble y una silla de escritorio. Las que tienen balcones son de unos 20 m2.
“Nuestra única ventana es una televisión conectada a la cámara del barco”, cuenta al diario “El Universal” el mexicano José Antonio Alatorre, quien pasa sus días en el crucero junto a su esposa, Lissa. Desde el 3 de febrero solo han podido salir a cubierta tres veces, una hora por vez. “Todas las veces con mascarilla puesta”, cuenta.
Pánico al contagio
“Estamos asustados. Hacemos un llamado al Gobierno de la India y a las Naciones Unidas para que nos ayuden, para que nos separen con urgencia”, decía en un video reciente colgado en Facebook un miembro de la tripulación, Binay Kumar Sarkar, quien apareció con otros trabajadores vistiendo el uniforme del crucero y portando mascarillas. “Debemos ser rescatados de inmediato y reunidos con nuestros familiares antes de que sea demasiado tarde”.
Los mil trabajadores del barco no han sido puestos en cuarentena, como sí ha ocurrido con los pasajeros, sino que continúan con sus labores, tanto en la limpieza del crucero como en la preparación de las comidas y la atención a los huéspedes. Aunque llevan mascarillas y guantes, no tienen cuartos privados, sino que duermen en cuartos compartidos y están en contacto con potenciales infectados.
“Solo queremos que cada miembro de la tripulación sea examinado y separado del resto de personas infectadas. Nosotros no sabemos quién porta el virus o cuán rápido se está propagando”, contó a CNN Sonali Thakkar, de 24 años, quien ha trabajado como parte del equipo de seguridad del Diamond Princess desde hace dos años.
“Antes de que fuera impuesta la cuarentena, todo andaba normal, todo el mundo se movía libremente a bordo, así que hay numerosas posibilidades de contagio en ese lapso”, estimó Kazuho Taguchi, director de cooperación en salud global para el Ministerio de Salud de Japón.