Un combatiente libio junto a su lanzacohetes katyusha similar a los lanzados contra una base de Estados Unidos en Irak. (Foto referencial, AFP / FRANCISCO LEONG).
Un combatiente libio junto a su lanzacohetes katyusha similar a los lanzados contra una base de Estados Unidos en Irak. (Foto referencial, AFP / FRANCISCO LEONG).
/ FRANCISCO LEONG
Redacción EC

Bagdad [AFP]. Cuatro cohetes cayeron este domingo por la noche cerca de una base militar estadounidense al norte de Bagdad, indicó un responsable de los servicios de seguridad, poco tiempo después de que las fuerzas norteamericanas bombardearan cinco bases de Hezbolá en y Siria.

“Cuatro misiles Katyusha cayeron esta noche (del domingo) cerca de la inmensa base militar iraquí de Taji, al norte de Bagdad, que alberga a soldados estadounidenses, sin causar ninguna víctima”, indicó un responsable de las fuerzas de seguridad que prefirió no ser citado.

Los bombardeos de Estados Unidos golpearon bases y depósitos de armas de las brigadas de la milicia del Hezbolá iraquí en la frontera entre Irak y Siria, según el portavoz del Pentágono, Jonathan Hoffman.

El objetivo de Estados Unidos es “debilitar la capacidad” del grupo armado para perpetrar nuevos ataques contra las fuerzas de la coalición antiyihadista en esos países.

En los dos últimos meses hubo una escalada sin precedentes en los lanzamientos de cohetes contra los intereses estadounidenses en Irak, un país inmerso en una revuelta contra el poder.

Desde el 28 de octubre se produjeron 11 ataques contra bases militares iraquíes que acogen a soldados o diplomáticos estadounidense. Algunas de esas agresiones llegaron a alcanzar las inmediaciones de la embajada de Estados Unidos en la zona verde de Bagdad, una de las áreas más protegidas de la capital.

- 15 muertos, 30 heridos -

Un militar iraquí murió y varios resultaron heridos en los 10 primeros ataques, y en el undécimo, el viernes, falleció la primera víctima estadounidense en esa serie de asaltos.

Ese ataque se distinguió de los demás por su intensidad: 36 cohetes golpearon la base K1 en Kirkuk, una zona petrolera al norte de Bagdad que el Kurdistán reclama como suya.

“Los tiros apuntaron precisamente a la zona donde se encontraban los estadounidenses, cerca de la sala de reunión”, indicó un alto mando iraquí a la AFP.

El balance podría haber sido mucho más alto, ya que altos cargos de la policía iraquí y de la coalición internacional antiyihadista tenían previsto reunirse ahí.

Fuentes estadounidenses culparon de varios de esos ataques al Hezbolá iraquí, una milicia armada, entrenada y financiada por Irán.

El grupo actúa como una de las facciones proiraníes de Hashd al Shaabi, una coalición de paramilitares formada para luchar contra los yihadistas que está integrada ahora en las fuerzas de seguridad iraquíes, pero también de forma independiente, especialmente en Siria, donde apoya al régimen de Bashar al Asad,

Un dirigente de Hashd al Shaabi dijo a la AFP que al menos 15 combatientes del grupo, incluidos comandantes, murieron en los bombardeos estadounidenses de este domingo, en el oeste de la provincia desértica de Al Anbar, que se extiende desde Bagdad hasta la frontera siria.

El portavoz militar del primer ministro saliente, Adel Abdel Mahdi, denunció “una violación de la soberanía iraquí”.

- Crisis social y política -

Los ataques contra intereses estadounidenses o bases de los proiraníes reavivan los temores sobre aquello que los dirigentes iraquíes llevan tiempo denunciando: que sus dos aliados, Estados Unidos e Irán, utilizan su territorio como campo de batalla.

La relación de fuerzas cambió, sin embargo, en los últimos tiempos en Irak, donde Estados Unidos conserva 5.200 soldados.

Irán reforzó su influencia sobre su vecino en detrimento de Washington, que parece haberse esfumado de Irak desde el inicio, hace tres meses, de una revuelta sin precedentes en el país.

Tras la dimisión del gobierno iraquí hace casi un mes, Teherán y sus aliados en Irak tratan de imponer a uno de sus hombres en el puesto de primer ministro.

La inestabilidad política es consecuencia de la peor crisis social del país, en la que murieron cerca de 460 personas y 25.000 resultaron heridas.

Los manifestantes critican a las autoridades y a Irán y paralizan las administraciones y las escuelas en casi todas las ciudades del sur del país. Desde el sábado consiguieron incluso interrumpir por primera vez en tres meses la actividad de un campo petrolero del sur, que produce 82.000 barriles de crudo al día.

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