Manifestantes que asaltan la residencia del presidente y un mandatario que se vio tan presionado por los ciudadanos que tuvo que aceptar renunciar. Sri Lanka está sumida en un clima de crisis política y económica e incertidumbre del que millones de ciudadanos culpan a Gotabaya Rajapaksa, jefe de Estado desde el 2019 y cuya familia ha estado al mando del país asiático -no sin polémicas- durante gran parte de las últimas dos décadas.
El fastidio de los ciudadanos en Sri Lanka no es reciente. El país vive desde marzo una ola de protestas contra el gobierno, pero el enojo alcanzó un nuevo nivel el 9 de julio. Ese día miles de manifestantes irrumpieron en la residencia oficial de Rajapaksa para exigir su dimisión por su gestión de la crisis económica, una de las peores que atraviesa desde su independencia del imperio británico en 1948. El desastre económico ha provocado escasez de artículos esenciales. Los ciudadanos tienen problemas para conseguir comida, combustible y otros productos básicos.
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Imágenes de la televisión local y videos en las redes sociales mostraron a los ciudadanos enojados bañándose en la piscina presidencial, probando las máquinas del gimnasio o incluso descansando en los dormitorios del palacio ubicado en Colombo, la capital de la nación.
La presión fue tal que obligó a Rajapaksa a huir de la residencia y a prometer que dimitirá este miércoles 13. El presidente salió del país esta madrugada, apenas unas horas antes de que venciera el plazo en el que había prometido dimitir.
Rajapaksa y su esposa se marcharon en un avión de la Fuera Aérea de Sri Lanka a Maldivas, según un comunicado de la fuerza aérea.
Buena parte de la indignación ciudadana se ha centrado en la familia Rajapaksa, a la que los manifestantes acusan de llevar a Sri Lanka al caos con una mala gestión y mucha corrupción.
En los últimos meses, los manifestantes habían estado exigiendo que el presidente y Mahinda Rajapaksa -su hermano mayor, hasta hace poco primer ministro y dos veces presidente del país-, renunciaran por llevar al país a la ruina económica.
El enojo logró que Mahinda renunciara después de que sus partidarios atacaran a manifestantes antigubernamentales, desencadenando choques mortales en todo el país. Decenas de casas de políticos fueron incendiadas, incluidas algunas propiedad de los Rajapaksa.
En tanto, el actual mandatario Gotabaya Rajapaksa tuvo que ser evacuado de su residencia oficial tras el asalto a su residencia del último fin de semana. Un tribunal le ha prohibido salir del país.
Héroes de la guerra civil
La historia de la familia Rajapaksa al mando de Sri Lanka es la de un importante auge y luego una dura caída.
En un artículo llamado “Crisis de Sri Lanka: cómo los héroes de guerra se convirtieron en villanos”, la BBC recuerda que Mahinda Rajapaksa desempeñó un papel decisivo en el establecimiento de la dinastía Rajapaksa.
Mahinda fue celebrado alguna vez por la mayoría cingalesa, el grupo étnico mayoritario de Sri Lanka, como un héroe por poner fin a casi tres décadas de guerra civil cuando los rebeldes del Tigre Tamil fueron aplastados en el 2009 durante su primer mandato como jefe de Estado.
El padre de los hermanos Rajapaksa fue parlamentario en los años 50 y 60, pero fue Mahinda quien pasó gradualmente de líder de la oposición en el Congreso al gobierno del país. Fue primer ministro en el 2004 y un año después fue elegido presidente y rápidamente nombró secretario de defensa a Gotabaya, su hermano menor y que por entonces vivía en Estados Unidos después de retirarse del ejército de Sri Lanka.
“Gotabaya regresó para la campaña de su hermano y saltó a la fama, ganándose una reputación de crueldad. Pronto, otros hermanos y familiares se unieron al gobierno”, dice la BBC.
Mahinda fue presidente por dos periodos, del 2005 al 2015. Los Rajapaksa salieron brevemente del gobierno después de perder en las elecciones del 2015, pero volvieron al poder con Gotabaya Rajapaksa como su candidato presidencial en el 2019.
Poco después, trajo a su hermano mayor, Mahinda Rajapaksa, de vuelta al gobierno como primer ministro y entregó puestos claves a varios otros miembros de la familia. Como la economía del país parecía estar encaminada al colapso, convirtió a su hermano Basil Rajapaksa en ministro de finanzas en julio del año pasado.
Al menos cuatro miembros de la familia, entre ellos Mahinda, tuvieron que renunciar a sus carteras en los últimos meses debido a la presión ciudadana.
El diario “The New York Times” destaca que la familia Rajapaksa “ha dominado la política de Sri Lanka durante gran parte de las últimas dos décadas y, en los últimos años, ha dirigido cada vez más el gobierno de la nación insular como una empresa familiar”.
Caída en desgracia
Los Rajapaksa fueron muy populares entre las masas cingalesas durante años, a pesar de las acusaciones de graves abusos de los derechos humanos, malos tratos a las minorías y ataques asesinos a los medios de comunicación, de los que se les culpó. La mayoría de la mayoría cingalesa no hablaba entonces.
La economía de Sri Lanka, que ya cargaba un gran endeudamiento, comenzó a deteriorarse rápidamente con la crisis derivada de la guerra en Ucrania, lo que disparó la inflación y los precios del combustible mientras las reservas de divisas comenzaban a caer a mínimos históricos.
La decisión del Gobierno de prohibir el uso de fertilizantes químicos, con la ambición de convertirse en la primera nación 100% orgánica, provocó una caída de la producción que disparó aún más la inflación.
Con los ingresos cayendo estrepitosamente, incapaces de reactivar la actividad turística, ahora comprometida por la falla de suministros y la escasez de combustible, Sri Lanka se vio incapaz de cumplir con la millonaria deuda adquirida para el desarrollo de este país de 22 millones de habitantes.
En abril pasado, el Gobierno de Rajapaksa anunció la entrada de la nación en el impago preventivo de su deuda exterior, aniquilando la confianza de sus acreedores, y obligado a acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) para solicitar un programa de rescate.
De hecho, Gotabaya Rajapaksa llegó a ser conocido como The Terminator por aplastar la insurgencia tamil de casi tres décadas de Sri Lanka en el 2009 como funcionario de defensa durante la presidencia de su hermano Mahinda.
Una vez que Gotabaya llegó al poder los hermanos prometieron “vistas de prosperidad y esplendor”. “En cambio, provocaron una inflación altísima, una grave escasez de alimentos y combustible, apagones de energía y un país en el precipicio del colapso”, dice “The New York Times”.
El medio recuerda que cuando Mahinda era presidente y Gotabaya ministro de Defensa este último derrotó a los separatistas tamiles, que habían librado una guerra sangrienta contra su descenso a un estatus de segunda clase en el país mayoritariamente cingalés.
“La campaña fue tan salvaje que invitó a acusaciones creíbles de crímenes de guerra. La familia endureció su control sobre el país y tomó una serie de préstamos para afianzar su culto. Encontró un socio receptivo en China, que justo entonces estaba acelerando su impulso para posicionarse como rival de la India en el sur de Asia. Beijing cortejó a Nepal, Myanmar y Pakistán con lujosos préstamos”, agrega.