Una enfermera llega para evaluar a un residente de la residencia de ancianos Christalain, en Bruselas, durante un estricto encierro en el país para luchar contra el nuevo coronavirus. (Foto: AFP/Kenzo Tribouillard)
Una enfermera llega para evaluar a un residente de la residencia de ancianos Christalain, en Bruselas, durante un estricto encierro en el país para luchar contra el nuevo coronavirus. (Foto: AFP/Kenzo Tribouillard)
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Redacción EC

Bruselas, Bélgica [AFP]. En un hogar de ancianos “también se puede morir de soledad”, advierte una cuidadora en Bélgica, donde está vivo el debate sobre las consecuencias psicológicas del aislamiento de las personas mayores a causa del nuevo .

Shirley Doyen es jefa de enfermería en la Residencia Christalain, un hogar de ancianos de Bruselas que ha sufrido 13 muertes desde mediados de marzo entre sus 120 residentes. Allí “normalmente ocurren 2 o 3 muertes al mes”, dice a la AFP.

El aumento de muertes está claramente vinculado con el nuevo coronavirus aunque sólo se pueda confirmar una pequeña parte de las muertes por falta de pruebas de detección suficiente. Hasta el sábado se registraron en Bélgica 5.453 muertes, incluidas 2.772 en hogares de ancianos).

Según la enfermera, de 42 años, aún se producirán más muertes, no todas relacionadas con el virus.

“Si el confinamiento todavía debe durar algunos meses, nos arriesgamos a perder más residentes de soledad que de la COVID-19”, advirtió Shirley Doyen, durante una visita al establecimiento, situado en la localidad de Jette.

De ahí la necesidad de tener rápidamente los resultados de la gran ola de pruebas finalmente realizadas para poder aislar a los enfermos en una zona especial. Y permitir que los otros residentes se encuentren en los espacios comunes, para hablar o comer juntos.

“Hace un mes que la gente está confinada en su habitación. Es tiempo de que podamos reabrir el restaurante. Vemos personas que han adelgazado vemos el estado de salud que es malo, caras grises (...) eso nos asusta”, prosiguió la enfermera.

Los miembros del personal y los residentes saludan a sus familias en la residencia de ancianos Christalain el 17 de abril de 2020, en Bruselas, durante un estricto encierro en el país para luchar contra el nuevo coronavirus. (Foto: AFP/Kenzo Tribouillard)
Los miembros del personal y los residentes saludan a sus familias en la residencia de ancianos Christalain el 17 de abril de 2020, en Bruselas, durante un estricto encierro en el país para luchar contra el nuevo coronavirus. (Foto: AFP/Kenzo Tribouillard)
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“Es triste estar solo”

En su cuarto, donde acaba de sufrir la extracción de una muestra nasal para detectar si es portador del virus, Marc Parmentier, de 90 años, lamenta la soledad que se le impone.

“Es triste no poder ver a nadie, estar solo, se teme lo peor en este momento”, manifestó.

El anciano explica que antes de marzo solía salir una o dos veces por semana. “Iba a comer fuera, iba a casa de unos amigos, era una distracción... ahora estamos realmente... encerrados, como dicen”.

Pero para romper este aislamiento, es prematuro considerar la reanudación de las visitas familiares, como lo dijo la semana pasada el Gobierno en nombre del “bienestar psicológico” de los más frágiles, antes de un cambio.

“Esperen, acabamos de salir de una crisis, sólo nos quedan algunos (casos) sospechosos, ¡es demasiado pronto!”, exclama Steve Doyen, director del sitio y hermano de Shirley.

Para él, autorizar de nuevo la visita de familiares representaría el riesgo de “reinfectar” un residente frágil y también de propagar el virus entre el centenar de empleados.

Los ancianos en esta residencia de Bruselas sufren por la cuarentena impuesto en el país como medida contra el coronavirus. (Foto: AFP/Kenzo Tribouillard)
Los ancianos en esta residencia de Bruselas sufren por la cuarentena impuesto en el país como medida contra el coronavirus. (Foto: AFP/Kenzo Tribouillard)
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“Por la noche, lloro”

Al igual que en otras residencias de ancianos, el personal se ha sentido “traicionado, olvidado” por los poderes públicos al comienzo de la epidemia, cuando la prioridad era equipar a los hospitales de materiales de protección, dice el director.

Ahora los equipos están ahí. Pero la angustia de los cuidadores no ha desaparecido. A veces se enfrentan a internos que ya no los reconocen o están desorientados por las mascarillas que impiden leer los labios.

“Por la noche, lloro en mi cama diciendo: ‘¿Dios mío, cuándo va a parar esto?’”, confesó Shirley Doyen, quien dice tener un “enorme apego” a los residentes y un dolor que “no hay tiempo para digerir”.

Las autoridades belgas esperan tener en mayo los resultados de 210.000 pruebas prometidas a las 1.500 hogares de ancianos del país (residencias y empleados), una campaña de pruebas de detección inédita lanzada el 15 abril.

Quizás será entonces el momento de relajar el confinamiento de los ancianos y de “reanudar una vida más o menos normal”, espera Steve Doyen.

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¿Qué es el coronavirus?

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).

El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.

El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.

Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.

Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.

¿Cuánto tiempo sobrevive el coronavirus en una superficie?

Aún no se sabe con exactitud cuánto tiempo sobrevive este nuevo virus en una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus.

Estudios indican que pueden subsistir desde unas pocas horas hasta varios días. El tiempo puede variar en función de las condiciones (tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente).

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