Carolina del Norte, uno de los estados que pueden decidir las elecciones presidenciales en Estados Unidos, tiene una crisis de identidad y nadie sabe para qué lado va a tomar.
Hay más demócratas que republicanos. Pero los republicanos controlan la legislatura desde hace seis años, la mayor parte del tiempo con mayorías absolutas que les han permitido imponer una agenda conservadora, con recortes de impuestos, redistribución de distritos electorales y la prohibición de retirar monumentos confederados sin la aprobación legislativa.
Padece además de un problema de imagen, derivado sobre todo de una nueva ley que estipula cuáles baños pueden usar las personas transgénero.
La medida fue muy criticada al punto de que las administraciones de varias ciudades y estados prohibieron a sus funcionarios viajar a Carolina del Norte, se desvanecieron varias oportunidades comerciales y fueron suspendidos algunos conciertos de rock. Para peor, en este estado obsesionado con el básquetbol, fueron transferidos a otros sitios varios partidos del campeonato de la NCAA. Todo por el HB2, que pasó a ser conocido como el "proyecto de los baños".
"Ya no somos vistos como progresistas, sino como un estado retrasado", se lamentó el alcalde de Cary Harold Weinbrecht en noviembre, luego de que le quitaron a esa ciudad de Estados Unidos cuatro eventos de la NCAA.
El estado está para cualquiera, según las últimas encuestas, y tanto Donald Trump como Hillary Clinton lo visitan con frecuencia durante su campaña presidencial.
Dueño de pujantes industrias textil y de fabricación de muebles, North Carolina goza de una economía internacional con énfasis en la educación superior, las finanzas y las tecnologías más avanzadas.
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Pero en el fondo es un estado agrícola. Solo Texas tiene más residentes rurales.
De los 6,7 millones de empadronados, 2,6 millones son demócratas, 2 millones republicanos y hay otros 2 millones que no han declarado preferencias. Esto quiere decir que el estado no es típicamente liberal ni conservador, según Chris Cooper, profesor de ciencias políticas de la Western Carolina University.
"De todos los estados que votaron por Barack Obama en el 2008, nosotros lo hicimos por al margen más estrecho", expresó Cooper. Cuatro años después, triunfó el republicano Mitt Romney.
El viro hacia la derecha comenzó en el 2010, cuando donantes conservadores ayudaron a los republicanos a aprovechar la desorganización del Partido Demócrata y lograr el control de las dos cámaras legislativas de Estados Unidos por primera vez desde fines del siglo XIX. En el 2012, Pat McCrory llegó a la gobernación.
Y se sucedieron una serie de medidas conservadoras:
—Una ley exigió a las mujeres que esperen 72 horas antes de hacerse un aborto; es una de las esperas más largas de Estados Unidos.
—Se prohibió a los organismos estatales tomar en cuenta el aumento en los niveles del mar al hacer planificaciones a largo plazo.
—Se eliminaron las contrataciones vitalicias (tenure) en las universidades, aunque los tribunales estipularon que esa norma regiría solo con las nuevas contrataciones.
—Se tomaron medidas para limitar el voto anticipado y se requirió la presentación de una identificación al votar.
Acto seguido, los legisladores republicanos aprobaron el HB2 en una sesión especial de un día este año. Esa ley estipula que la gente debe usar el baño correspondiente al sexo de su partida de nacimiento en los edificios públicos y excluye la orientación sexual y la identidad de género de las protecciones contra la discriminación.
Los líderes republicanos de Estados Unidos dicen que simplemente están cumpliendo el mandato del electorado. El presidente del Senado Phil Berger plantea su defensa del HB2 como una batalla contra la intromisión de gente de afuera.
"Mi trabajo no es ceder a las demandas de celebridades multimillonarias que promueven sus causas preferidas, de diarios liberales como el New York Times, de grandes empresas que tienen total libertad para adoptar las políticas que quieran bajo esta ley. Mi trabajo es escuchar a la gente que nos eligió para representarla", declaró en abril a la prensa.
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Sin embargo, una encuesta de setiembre de la Elon University señaló que el 56% de la población del estado opinaba que había que anular esa ley, comparado con el 34% que la apoya.
El activista LGBT Chris Sgro dice que estas medidas no son la voluntad del electorado sino manipulaciones de los republicanos.
"Carolina del Norte es un estado progresista", declaró Sgro, quien es director ejecutivo de Equality NC y miembro de la cámara baja del estado. "Lo que pasó fue que en un año de escasa asistencia a las urnas, los demócratas perdieron en el 2010 y los republicanos nos regalaron la peor redistribución de distritos posible, que hizo de todos los distritos bastiones conservadores".
En julio un juzgado federal de apelaciones bloqueó la ley que requiere a los votantes presentar identificaciones con fotos y acatar otras normas que afectan desproporcionadamente a las minorías. Los patrocinadores del proyecto dijeron que solo buscaban combatir el fraude electoral.
Otro juzgado federal dictaminó que dos distritos electorales habían sido armados ilegalmente en base a consideraciones raciales.
Varios meses después se dictaminó que otros 28 distritos también habían sido elaborados en base a la raza de sus habitantes.
La pérdida de los eventos de la NCAA representa un duro golpe para Greensboro, que vio esfumarse unos 15 millones de dólares.
Lori Cranford lamenta la atención negativa que está recibiendo el estado y asegura que todavía no sabe por quién votar el 8 de noviembre.
"Obviamente, somos muy controversiales en este momento, y esa no es la imagen que queremos transmitir", comentó Cranford, directora de desarrollo de la rama de Greensboro de los Boy Scouts of America. "Quisiéramos que no nos juzgaran por las cosas que están pasando y que están fuera de nuestro control".
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Fuente: AP