La pregunta que titula esta nota se viene repitiendo desde hace varios meses y la situación parece no tener cuándo mejorar. ¿Qué sucede en Texas? Por el momento, la tercera ola del coronavirus en Estados Unidos viene sumando a las cifras de escándalo: 1,02 millones de casos confirmados y 19 mil muertes desde el inicio de la pandemia.
Tercera ola de coronavirus en Estados Unidos: Texas alcanza el millón de casos
¿Cómo Texas, el segundo estado más poblado de EE.UU., se convirtió en el más golpeado por la crisis sanitaria? Para hallar la respuesta, repasemos lo que se vivió allí en los últimos meses.
Estados Unidos entra en la tercera ola de la pandemia de coronavirus con 140.000 casos diarios
MAYO
Ya a inicios de la pandemia se hacía referencia a que los casos de coronavirus aumentaban tras la apertura de los comercios. Su cuarentena duró muy poco, así como las restricciones a los negocios, pero en Texas no parecían preocuparse.
Entonces, el gobernador Greg Abbott, según recuerda el “Chicago Tribune”, señaló que las “tasas de hospitalización e infección [eran] estables” y que, en comparación con otros estados, a ellos les iba mejor.
¿Por qué no se alargó el mandato de protegerse en casa? Por la imposible reconciliación entre republicanos (que decidían sobre la capital) y demócratas (anclados en los ayuntamientos).
Los jueces tampoco ayudaron mucho. Luego de que, en Wisconsin, las cortes indicaran que los estados no podían ordenar ningún confinamiento, la situación se salió de control.
Entonces, Ken Paxton, secretario de Justicia en Texas, agregó que las medidas similares adoptadas en San Antonio, Austin y Dallas eran ilegales.
Los negocios, por supuesto, también expresaron su malestar. ¿Por qué tenían que registrar a cada cliente y ayudar al estado a rastrear con quién había estado? Y si uno de ellos se contagiaba, ¿les cerrarían la tienda?
Se recuerda también que, en cuestiones de salud, Texas tampoco reaccionó de forma adecuada. No llegaron a contar con las pruebas de detección de coronavirus que esperaban, mientras que los hospitales en Houston y Dallas construidos para atender a los pacientes del COVID-19, se desmantelaron sin usarse.
JULIO
Con los gimnasios, peluquerías, restaurantes y otros negocios abiertos, se hizo evidente que la sugerencia de usar una mascarilla y mantener la distancia social había caído en saco roto.
Texas, donde se habían llevado a cabo una de las cuarentenas más cortas de EE.UU., tampoco tenía forma de monitorear a los enfermos.
Las fiestas y reuniones no ayudaban. Tan solo en el fin de semana del Memorial Day, se registraron 200 quejas porque no se estaba respetando el distanciamiento.
Umair Shah, director ejecutivo del Departamento de Salud del Condado Harris, señaló que, al inicio de la pandemia, sintieron que estaban combatiendo de forma adecuada al coronavirus.
“Pero luego empezamos a ver cómo la gente, especialmente los jóvenes, iban a fiestas y no respetaban el hecho de que estamos en plena pandemia”, dijo.
En julio, las cifras ya eran dolorosas: más de 285 mil nuevos casos registrados desde Memorial Day, y más de 4 mil texanos muertos por coronavirus.
Los hospitales estaban abarrotados, al igual que las morgues.
El gobernador Abbott señaló: “Si pudiéramos regresar y volver a hacer las cosas, probablemente nos habríamos demorado en reabrir los bares, ahora que vemos lo rápido que allí se expande el coronavirus”.
“Vox” hacía referencia, nuevamente, a la politización del asunto. Si a ello se sumaba la tradición libertaria del Estado, entonces, el uso de máscaras y el cierre de los negocios solo podían ser recomendaciones.
Pero luego de caer en las encuestas y ha vista de que no había otra opción, Abbott ordenó que los locales abrieran al 50% de su capacidad y que quienes estaban en lugares cerrados debían usar una mascarilla.
La posibilidad de reuniones masivas también se prohibió, y en Houston, se anunció que los colegios no abrirían a menos que los casos de contagio disminuyeran considerablemente.
AGOSTO
“La conclusión es que los texanos se dieron cuenta de lo peligroso que puede ser el COVID-19”. Las palabras de Abbott sonaban más a excusas, pero por lo menos ya se había decidido a tomar cartas en el asunto.
En esa misma línea, Becky Ames, la alcaldesa de Beaumont, dijo que el aumento de casos respondía a que los ciudadanos bajaron la guardia.
“Creo que hay una razón por la que esto está sucediendo, y es que algunas personas sienten que, si solo están con miembros de la familia, incluso si son 50 miembros de la familia, pueden bajar la guardia”, dijo.
NOVIEMBRE
Texas es ahora el primer lugar de Estados Unidos es sobrepasar el millón de casos de coronavirus. La situación se les salió de las manos.
Por primera vez, se han dispuesto hospitales temporales en algunas zonas rurales, y se está trabajando para cancelar todos los eventos deportivos, incluso los escolares.
Quien ha declarado es la vocera de Abbott, Renae Eze. “La realidad es que el COVID-19 todavía existe en Texas y en todo el mundo, y los tejanos deben seguir tomándose este virus en serio y hacer su parte mediante el distanciamiento social, lavarse las manos y usar máscara”.
La agencia AP recuerda que Abbott no ha vuelto a oficiar una conferencia de prensa desde setiembre, cuando dijo que se levantarían las restricciones a restaurantes y gimnasios.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- Barack Obama en libro de sus memorias: “Nuestras divisiones son profundas”
- ¿Cómo quedan los latinos en EE.UU. tras la elección y qué demandan de Joe Biden?
- Publican documentos secretos que revelan deliberaciones de Estados Unidos para derrocar a Salvador Allende
- ¿Qué falta para hacer oficiales los resultados de las elecciones en Estados Unidos?
- 3 claves para entender cómo Trump está disputando el resultado de las elecciones (y cuál es la respuesta de Biden)
Contenido sugerido
Contenido GEC