“Vio aquel lugar triste, devastado y sombrío; aquel antro horrible y cercado, que ardía por todos lados como un gran horno”. Así describía el poeta inglés John Milton al infierno en su poema “El paraíso perdido”, publicado en 1667. Una representación que, a golpe de vista, aplicaría perfectamente para el Valle de la Muerte, donde el último fin de semana se registró lo que podría ser la temperatura más alta sobre la Tierra.
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El domingo, los sensores instalados en este desértico valle ubicado al sureste de California y que forma parte del desierto de Mojave, registraron una temperatura de 130 grados Fahrenheit, equivalente a 54,4 grados Celsius.
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Actualmente, la Organización Meteorológica Mundial investiga el registro para asegurarse de que no se deba a un error en los sensores. En caso de confirmarse, la marca podría convertirse en la más alta de la historia que ha podido ser corroborada.
Hasta ahora, la marca le corresponde a los 129.2°F (54°C) registrados en el mismo Valle de la Muerte (Death Valley, en inglés) en el 2013. Aunque cabe resaltar que históricamente se ha discutido sobre la validez de los 134°F (56,67°C) que habrían hecho en el Valle de la Muerte en 1913 o los 131°F (55°C) de Túnez en 1931.
En todo caso, lo innegable es que durante el domingo la tierra ardió en Furnace Creek, el rancho ubicado dentro del Valle de la Muerte donde se tomó el registro. Y la razón sería la ola de calor que desde fines de julio azota a Estados Unidos.
“El domingo fue mi día libre. Sabía que había una advertencia por altas temperaturas así que estaba atenta a los reportes del Servicio Meteorológico Nacional”, cuenta a El Comercio la oficial de Información Pública del Parque Nacional Valle de la Muerte, Brandi Stewart.
“Cuando vi la temperatura, salí inmediatamente. ¡Quería poder decir que había sentido lo que es estar a 130 grados Fahrenheit! El rumor no tardó en extenderse entre los guardaparques”, agrega.
Según Stewart, abrir la puerta de casa se podría comparar con la de abrir el horno cuando está encendido. “Aunque no se sentía a otros días con altas temperaturas. Cuando salgo, incluso hoy, mis ojos comienzan a dolerme un poco, ya que el aire es muy seco. Mi garganta también se seca”, añade la funcionaria originaria de Pennsylvania pero que lleva cerca de cinco años viviendo y trabajando en el lugar.
Quizás fue esta comparación entre el ambiente y un horno lo que inspiró a Stewart y una amiga a realizar un reto que graficaría a la perfección la sensación del lugar.
“Hace unas semanas le dije a una amiga de mi pueblo que parecía posible hornear unas galletas en mi propio carro. Me dijo si me atrevería a probarlo, ¡y eso hice!”, narra. “Fui a comprar masa para galletas, la puse en una bandeja y la dejé en el tablero por 3 horas. Aunque debo confesarte en que me pasé un poco en la cocción, me salieron algo duras”.
Es por ello que durante estos meses, cuando las temperaturas en el lugar oscilan entre los 30°C y 46°C, las entre 200 y 300 personas que viven ahí -contando a miembros de la tribu Timbisha Shoshone, el personal de los centros turísticos y los empleados del Servicio de Parques Nacionales-, suelen pasar el menor tiempo posible en el exterior.
“Honestamente, te acostumbras. Y no importa si son 46°C o 53°C, igual querrás pasar todo el tiempo posible en interiores durante el verano”, asegura Stewart.
Sin embargo, más allá de las temperaturas récord, este año ha sido atípico para el parque que en el 2019 recibió una media de 145 mil visitantes mensuales, según datos del Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos.
“El Centro de Visitantes de Furnace Creek está cerrado (por la pandemia de coronavirus). La librería, administrada por la Asociación de Historia Natural del Valle de la Muerte, adaptó un nuevo espacio y gracias a ello sigue abierta. Pero el cambio más grande es el de las visitas. En un verano normal teníamos a un montón de turistas, especialmente internacionales. Los niveles de este año no se acercan ni por poco”, comenta la oficial.
En ese sentido, el pico de temperatura no parece caer tan mal para los registros del parque, atrayendo a lo que Stewart denomina “cazadores de calor” y para los que tiene más de una recomendación.
“Definitivamente estamos experimentando una afluencia de ‘cazadores de calor'. Le pedimos a la gente que resista la tentación de subirse a su carro y planifique con antelación su posible visita al parque”, recomienda.
“Esto significa llevar mucha agua -planifique mucha y súmele un poco más- para todos en el vehículo. Asegúrese de decirle a alguien a dónde va y a qué hora se comunicará con ellos. Asegúrese de tener una llanta de repuesto y de que el mantenimiento de su automóvil esté actualizado. El parque tiene 1.3 millones de hectáreas y no hay servicio de telefonía celular en la mayor parte de él, así que quédese en las carreteras asfaltadas. Si el automóvil no funciona correctamente, debe quedarse en él y esperar a que pase alguien (esa es la razón por la que debe seguir las rutas indicadas). No planee ninguna caminata, simplemente haga un viaje fotográfico: vaya a los lugares pintorescos, tome algunas fotos y vuelva al aire acondicionado de su automóvil. Esta es la mejor manera de disfrutar del Valle de la Muerte en verano”, añade.
Probablemente en este punto usted podría preguntarse qué de pintoresco puedo encontrar en un lugar tan árido, abrasador y solitario. No se preocupe, que si bien puede parecerlo, el Valle de la Muerte está muy lejos de ser el infierno en la Tierra.
“Cuando era pequeña, pensaba que el Valle de la Muerte era un lugar cálido, seco, plano y nada más que arena del desierto. Pero, de hecho, el Valle de la Muerte tiene un hermoso paisaje, desde la Cuenca Badwater -a 85 metros bajo el nivel del mar- hasta Telescope Peak a más de 3.350 m.s.n.m. Si la gente nos visita en invierno podrá ver el rastro de los animales que salen a las dunas de arena por la noche. También pueden avistar pequeños peces cachorrito en Salt Creek. Hay Árboles de Josué (Joshua Trees, en inglés) y bosques de pinos bristlecone”, narra Stewart.
La oficial asegura que, a diferencia de la narración del famoso Milton, “los atardeceres y amaneceres son épicos en el Valle de la Muerte. Aquí hay mucho más que calor y arena”.
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