El fiscal especial Jack Smith (izquierda) y el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump. (Foto de Mandel NGAN y Ed JONES / AFP)
El fiscal especial Jack Smith (izquierda) y el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump. (Foto de Mandel NGAN y Ed JONES / AFP)
/ MANDEL NGAN ED JONES
Agencia EFE

Su nombre es y se ha convertido en el hombre que podría hacer caer al expresidente de(2017-2021), el candidato republicano favorito en todos los sondeos para presentarse a los comicios de 2024.

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Smith, designado como fiscal especial del Departamento de Justicia, está al frente de la investigación a Trump por su implicación en el asalto al Capitolio de 2021 y los papeles clasificados hallados en su mansión de Mar-a-Lago.

No es la primera vez que lleva casos de alto calibre: durante las últimas dos décadas ha perseguido a funcionarios públicos internacionalmente, incluyendo condenas a criminales de guerra. Entre 2010 y 2015, supervisó procesos de anticorrupción contra múltiples políticos estadounidenses como jefe de la sección de Integridad Pública de la Fiscalía General de EE.UU.

Hasta ahora había mantenido un perfil más bien discreto. Fue el pasado noviembre cuando finalmente saltó a la esfera pública, después de que el secretario de Justicia Merrick Garland le encargara las pesquisas sobre la involucración de Trump en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 y sobre la sustracción de los documentos clasificados.

Smith ha sido descrito por Garland como “la elección correcta para investigar estos asuntos de forma imparcial y urgente”, mientras que el mismo Trump lo ha calificado de “trastornado” que dirige una “caza de brujas” contra él.

El fiscal especial ha reiterado en más de una ocasión que nadie está por encima de la ley y está decidido a desarmar definitivamente al expresidente. El pasado jueves, Smith agregó tres cargos más contra Trump en el caso en el que se le acusa de hacer un mal manejo de ciertos documentos clasificados durante su época en la Casa Blanca, por el que ya acumula 40 cargos penales.

Asimismo, Smith es el responsable de la expectación que ahora impera en Washington, donde Trump podría volver a ser imputado, esta vez por su papel en el asalto al Capitolio con el que sus simpatizantes intentaron detener la confirmación del demócrata Joe Biden, ganador de las elecciones de 2020 frente al republicano, como presidente.

Algo que parece inminente, ya que el equipo del fiscal especial comunicó el jueves a los abogados de Trump que será imputado, según el diario USA Today, que definió la reunión como un encuentro de cortesía antes de la votación de un gran jurado. Por su parte, Trump aseguró que “no les entregaron ninguna notificación de imputación”.

Smith, que acaba de cumplir 54 años, empezó su carrera en 1994 como asistente del fiscal de distrito del condado de Nueva York y cinco años más tarde pasó a ser el ayudante del fiscal federal para el Distrito Este neoyorquino.

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En ese último puesto investigó durante nueve años violaciones a los derechos civiles. Estuvo involucrado en el enjuiciamiento al policía Charles Schwarz, condenado por torturas a un inmigrante haitiano, y en la condena al narcotraficante Ronell Wilson, declarado culpable igualmente, en su caso por el asesinato de dos agentes neoyorquinos que operaban de incógnito.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Harvard, Smith destacó desde el principio de su carrera. Estaba más concentrado que el resto de sus compañeros, según publicó este junio el diario The New York Times, y era conocido por un estilo sucinto y efectivo en la corte.

Smith está acostumbrado a la presión. De 2008 a 2010 trabajó como coordinador de Investigaciones en la Oficina del fiscal de la Corte Penal Internacional, supervisando así crímenes de guerra, y después volvió al Departamento de Justicia para estar al frente durante cinco años de la unidad de Integridad Pública.

Uno de sus casos más destacados de corrupción, según el New York Times, fue la condena contra el exgobernador de Virgina Robert McDonnell, anulada después por el Supremo, o contra el exlegislador de Arizona Rick Renzi, indultado por Trump en el ocaso de su presidencia.

“Si yo fuera el tipo de persona que puede ser arrinconada buscaría otro trabajo”, afirmó el ahora fiscal especial en 2010, un año antes de su boda con la cineasta Katy Chevigny, productora del documental “Becoming” (Mi historia, 2020), sobre la ex primera dama Michelle Obama.

Smith volvió a La Haya en 2018, esa vez como nuevo fiscal jefe del tribunal especial encargado de enjuiciar los crímenes de guerra en Kosovo. En ese momento se destacó que su amplia experiencia le iba a permitir dirigir las investigaciones de la fiscalía especializada y cualquier proceso penal que surgiera de ellas.

Y en 2022 le llegó una de las peticiones más importantes de su carrera, la que puso a Trump en su punto de mira. Pero no es algo que le haya hecho temblar el pulso.

Tenemos un conjunto de leyes en este país, y se aplican a todos. Aplicar esas leyes, recopilando hechos. Eso es lo que determina el resultado de una investigación, ni más ni menos”, apuntó la semana pasada en el anuncio de esos cargos adicionales.

Esa tenacidad en el terreno profesional se aplica también a su vida personal. Ha terminado más de 100 triatlones y al menos nueve Ironman en distintos países, incluidos Alemania, Brasil y Canadá, a pesar de afirmar en 2018, según recuerda el diario The Washington Post, que hasta mediados de sus 30 no podía ni hacer un largo nadando.

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