Hoy se cumplen once meses del asalto al Capitolio, quizás una de las expresiones más tangibles de lo mucho que tambalean las democracias y de los ánimos exacerbados a los que ha llegado la política en el mundo.
Esta semana también se publicará “El jefe del jefe” (“The Chief’s Chief”), libro de memorias de Mark Meadows, exjefe de Gabinete de Donald Trump, y sus adelantos ya han empezado a sacar chispas.
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Según la publicación, tres días antes del debate entre Trump y el entonces candidato Joe Biden -el 29 de setiembre del 2020-, el republicano dio positivo a coronavirus.
En respuesta, el ex presidente de los Estados Unidos dijo que la narración de Meadows eran “fake news”.
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Pero esta no es la única forma en la que Mark Meadows ha dejado el segundo plano para aparecer en las portadas del mundo.
Si el exasesor de Trump, Steve Bannon, se negó a declarar ante la comisión del Congreso de Estados Unidos que investiga el asalto al Capitolio -por lo que fue acusado de desacato y arrestado por el FBI-, Mark Meadows ha optado por la colaboración.
¿Trump debería temblar?
Por el momento, el expresidente le ha puesto la cruz a “El jefe del jefe”, libro que, en octubre, respaldó como la forma de acercarse a la verdad.
Hoy, acusa a la publicación de estar llena de mentiras.
¿Significa esto que Meadows ha traicionado al exmandatario? ¿Qué otras bombas y destapes tendrá bajo la manga, listas para a exponerlas frente al Congreso?
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No todo es lo que parece
Randy Zelin, abogado experto en criminalística y profesor asociado de la Universidad de Cornell, anota que es fácil asumir que Mark Meadows “ha traicionado a Trump y que va ayudar al Congreso en su investigación para dañar al expresidente”.
“Pero también hay otra explicación a lo que Meadows está haciendo”, agrega.
Zelin propone ponerse en los zapatos de Meadows: acaba de ver cómo Steve Bannon fue acusado por desacato y no quiere tener cargos criminales ni un registro criminal ni contratar a un abogado para evitar ir a la cárcel o que su reputación se dañe.
“Entonces, contrato a un abogado experto en criminalística de alto nivel que me va a decir que todo esto se puede evitar, que se puede negociar o, por lo menos, dar la impresión de que se está negociando de buena fe y que, si no se logra nada y se termina yendo a juicio, nadie me podrá acusar de desacato”.
Es decir, lo que Meadows podría estar haciendo es, simplemente, tratar de evadir cualquier acusación criminal sin tener que traicionar a Trump.
Esto coincidiría con lo que destaca el portal Business Insider al respecto del supuesto contagio de Trump que figura en “El jefe del jefe”.
“Ben Williamson, el vocero de Meadows, dijo: ‘El libro es muy claro al referirse de que se trata de un ‘falso positivo’ de una prueba rápida”, escribe el medio.
La idea de Meadows, entonces, pasaría por dar la impresión de que lo está traicionando.
Zelin termina su idea:
“La estrategia de Meadows podría ser más sofisticada. Junto a su abogado, él podría ir y sentarse frente al Congreso y decirles: ‘No tengo esos documentos, no se los puedo dar por el privilegio ejecutivo, no sé nada, pero no los estoy ignorando, estoy colaborando”.
Valdría preguntarse, entonces, ¿por qué Steve Bannon no siguió ese mismo sendero? “Porque él se regocija al ser el centro de atención”.
“A Bannon no le importa si es arrestado. De hecho, lo disfruta. Todo esto es publicidad para él: aumenta su base de seguidores y hace que quienes ya lo apoyan, se entusiasmen”.
Porque, finalmente, llevar a Trump a una corte por el asalto al Capitolio parece no tener pies ni cabeza.
“Desde una perspectiva legal -dice Zelin-, vincular el discurso del expresidente con la insurrección es como tratar de saltar el Gran Cañón de un lado al otro”.
Legalmente, afirma el abogado, parecería que no hay evidencias para probarlo fuera de la duda razonable.
Agua para el propio molino
El historiador y analista internacional Norberto Barreto coincide con Zelin. Para él, en lo que respecta a la investigación del Congreso y Trump, todos los involucrados tratan de llevar agua para su propio molino.
Barreto anota que Meadows no solo está evitando ser acusado de desacato y terminar preso, sino también quiere hacer publicidad para su libro.
“Trump no ha dejado de ser relevante y algunas personas van a utilizar esa plataforma para su propio beneficio”.
“Meadows y Bannon, por ejemplo, están aprovechando para hacer el mayo ruido posible. Es posible que le hagan daño a Trump, pero todavía falta mucho para las elecciones presidenciales. En todo caso, quienes tienen problemas son los demócratas”.
Porque para Donald Trump parece no haber mala publicidad.
“Sobre todo porque hay millones de personas que, sin importar las evidencias que les presenten, van a seguir creyéndole y a quienes lo impulsan”.
“Él una vez dijo que podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos. Nunca más cierto, aun con los demócratas en el poder”.
La pregunta sería, en todo caso, qué tan bien o mal le hace esta investigación al gobierno de Biden. ¿Se trata de una trampa para los demócratas?
“La gente de Trump la va a usar como una supuesta prueba de la persecución en contra suya”.
Eso, por supuesto, sin tener en consideración que el Partido Republicano se esfuerza por blindar al expresidente. “Al punto que destituyeron a Liz Cheney como líder del partido en la Cámara de Representantes por criticarlo y apoyar la investigación”.
Y, además, que el Congreso no acusa, sino que solo “hará un informe final” y ya verá el fiscal si es que hay razones suficientes para presentar cargos contra Trump.
“Por eso, independientemente de lo que se diga, Trump está protegido y tendrían que abandonarlo muchas personas para que cambie la situación”.
“Pero eso no va a suceder. Nadie va a tomar ese riesgo sobre todo cuando, el próximo año, hay elecciones de medio término y necesitan que Trump vaya a apoyarlos”.
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