Trabajadores comunales limpian la calle en un edificio dañado en el bombardeo del día anterior de un edificio residencial en Kiev, Ucrania.
Trabajadores comunales limpian la calle en un edificio dañado en el bombardeo del día anterior de un edificio residencial en Kiev, Ucrania.
/ EFE/EPA/SERGEY DOLZHENKO
Agencia AFP

Al reunir mundialmente los suministros de armas y pedir al Congreso 33.000 millones de dólares más para apoyar a , Washington está optando por ignorar las amenazas de Vladimir Putin de utilizar armas nucleares y, en cambio, está probando los límites del líder ruso.

Luego de que Washington reuniera la semana pasada a 40 países en una base estadounidense en Alemania para debatir sobre la ayuda a la guerra de Ucrania con Rusia, Putin amenazó el miércoles con una respuesta “rápida como un rayo” si terceros intervienen directamente en favor de Kiev.

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“Para ello tenemos todas las herramientas que nadie más puede presumir de tener. No vamos a alardear: las utilizaremos, si es necesario”, dijo Putin.

Fue una referencia apenas velada a las armas nucleares tácticas de Rusia, que según la doctrina militar rusa pueden utilizarse para obligar a un enemigo a retirarse.

Pese a la amenaza rusa, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, redobló su apoyo a Ucrania.

Los 33.000 millones de dólares que pidió incluyen 20.000 millones para armas y municiones, casi siete veces la cantidad enviada a Ucrania desde que los rusos la invadieron el 24 de febrero.

No más apoyo escondido

Al principio de la guerra, a Washington le preocupaba que equipar agresivamente al ejército ucraniano con algo que no fueran armas “defensivas” implicara arriesgarse a involucrar a Estados Unidos y a la OTAN en un conflicto directo con Rusia.

Pero ahora el Pentágono dejó esas inhibiciones y está enviando armas ofensivas como artillería pesada, helicópteros y drones de ataque.

Y en vez de ocultarlo, el Pentágono también comenzó a hablar abiertamente de cómo está entrenando a las tropas ucranianas, incluso en Alemania, para utilizar las armas que están recibiendo.

En lugar de decir, como hizo en febrero, que sólo quiere ayudar a Ucrania a sobrevivir, Washington afirma ahora que su objetivo es debilitar a Rusia a largo plazo.

“Queremos ver a Rusia debilitada al punto de que no pueda hacer el tipo de cosas que hizo al invadir Ucrania”, dijo el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, tras visitar a Kiev la semana pasada.

Desdeñar amenazas de Moscú

La amenaza nuclear de Putin está siendo desdeñada por el gobierno de Biden.

El presidente y altos funcionarios calificaron de “irresponsables” las amenazas nucleares de Moscú.

“Son una muestra de la desesperación de Rusia por su abyecto fracaso en poder hacer lo que se propuso” en Ucrania, dijo Biden el miércoles.

Un alto funcionario de defensa señaló el viernes que aunque el Pentágono vigila constantemente la fuerza nuclear de Rusia, “no evaluamos que haya una amenaza de uso de armas nucleares y no hay amenaza para el territorio de la OTAN”.

Lawrence Freedman, profesor emérito del King’s College de Londres, dijo que no hay indicios de que Rusia se esté preparando para utilizar sus armas nucleares o químicas en el conflicto de Ucrania.

“Sus amenazas se toman menos en serio que antes y no tiene nada positivo que ofrecer. Ya es una potencia disminuida”, escribió Freedman en su blog.

Esta opinión es compartida por Gideon Rose, del Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York.

“Moscú no utilizará armas nucleares durante el conflicto”, dijo Rose.

Putin “sabe que se producirían represalias extraordinarias y un oprobio universal, sin que haya ventajas estratégicas que las justifiquen”, dijo.

Aunque Biden ha reiterado que las tropas estadounidenses no se involucrarán directamente en Ucrania, el aumento del apoyo ha convertido el conflicto en una guerra por representación, escribió Sam Winter Levy, especialista en guerra de la Universidad de Princeton, en el sitio web “War on the Rocks”.

“Occidente debe tener clara la situación que enfrenta. Actualmente está librando una guerra por representación con Rusia, que plantea riesgos muy reales de escalada”, escribió.

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