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Allá por el primer semestre de 2020, ambos se mostraban escépticos a los riesgos de la pandemia del coronavirus. Los dos incluso transitaron la enfermedad meses después. Pero sus estrategias luego tomaron caminos separados: Jair Bolsonaro mantiene su postura negacionista al día de hoy, mientras que Boris Johnson luego endureció las medidas contra el COVID-19 dentro de Gran Bretaña y hoy es un fuerte defensor de la vacuna, a diferencia de su par brasileño.
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El lunes, cuando se reunieron en Nueva York en la previa de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el primer ministro británico, Boris Johnson, remarcó la importancia de las vacunas contra el coronavirus, mientras Bolsonaro se jactó de no estar vacunado, una actitud que le despertó más de una crítica durante su estadía en Estados Unidos.
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Mientras los periodistas se retiraban de la sala al comienzo de la reunión bilateral, Johnson expresó, con Bolsonaro a su lado: “Gracias a todo el mundo, pónganse vacunas de AstraZeneca”.
Entonces se volteó y le dijo directamente al brasileño: “Me la apliqué dos veces’', en referencia a la vacuna de AstraZeneca, desarrollada en la Universidad de Oxford. Un traductor se lo dijo en portugués a Bolsonaro.
El mandatario brasileño se señaló a sí mismo, negando con su cabeza y dijo en portugués: “todavía no”. Luego se rio.
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En un comunicado después de la reunión, la oficina de Johnson dijo que el primer ministro había “subrayado la importancia de las vacunas como nuestra mejor herramienta para luchar contra el virus y salvar vidas en todo el mundo, y destacó el importante papel que la vacuna de Oxford-AstraZeneca ha desempeñado en el Reino Unido, Brasil y otros lugares’'.
Después, durante la reunión bilateral, el mandatario brasileño pidió flexibilidad para el acceso de sus ciudadanos al Reino Unido.
Polémica
El hecho de no haber recibido aún ninguna dosis contra el COVID-19 deja al mandatario brasileño como una excepción entre los líderes mundiales, e incluso ha provocado controversia en Nueva York, donde las autoridades exigen un certificado de vacunación para acceder a espacios cerrados como restaurantes, cines o teatros. El lunes, de hecho, el gobierno de Joe Biden anunció que a partir de noviembre, solo las personas con el esquema completo de vacunación podrán entrar a Estados Unidos.
Por este motivo, el alcalde neoyorquino, Bill de Blasio, había invitado a Bolsonaro a no acudir a la ciudad -sede del edificio central de las Naciones Unidas- si no estaba inmunizado. “Con los protocolos que hemos establecido, necesitamos enviar un mensaje a todos los líderes mundiales, especialmente a Bolsonaro, que si tienen la intención de venir aquí, deben vacunarse”, dijo el alcalde demócrata.
Para De Blasio, es necesario transmitir una mensaje de seguridad sanitaria a la población y, del mismo modo, a garantizar que los asistentes a la Asamblea de la ONU no se contagien. “Todos deben estar seguros y juntos, esto significa que todos deben vacunarse”, ha dicho.
De hecho, las autoridades sanitarias de Nueva York dijeron al principio que la sede de la Asamblea General es “un centro de convenciones” sujeto a las mismas reglas sanitarias que la mayoría de los espacios cerrados, por lo que no dejarían ingresar a los no vacunados. Finalmente el secretario general de la ONU, António Guterres, determinó que los delegados de los estados miembros deberían solo declarar que no son portadores del virus (por medio de la vacuna, una prueba negativa o la ausencia de síntomas).
Bolsonaro fue fotografiado el domingo cenando de pie una porción de pizza en una calle de Nueva York con parte de su delegación, justamente por no contar con el pasaporte sanitario.
“Cena de lujo en Nueva York”, bromeó en Twitter el ministro de la Secretaría de la Presidencia, Luiz Eduardo Ramos, en un tuit publicado el domingo por la noche con una foto del momento.
“Vamos de Pizza con Coca Cola”, escribió en Instagram el ministro de Turismo, Gilson Machado.
Muy criticado por su gestión de la crisis sanitaria, Bolsonaro, que suele decir que ya está inmunizado tras haberse contagiado de coronavirus el año pasado, ha afirmado reiteradamente que será “el último brasileño” en recibir una vacuna, de las que ya se han inyectado 222 millones de dosis en su país.
Protestas y gesto obsceno
Tras llegar a Nueva York el domingo por la noche, tuvo que usar la puerta trasera para ingresar a su hotel para no toparse con los manifestantes que lo esperaban frente a la entrada principal a gritos de “¡Fuera Bolsonaro!”.
El lunes, frente a una de las varias manifestaciones con las que se topó el presidente brasileño, el ministro de Salud Marcelo Queiroga respondió enojado desde un colectivo que traslada a la delegación con un gesto obsceno de “fuck you”, exhibiendo el dedo medio de ambas manos.
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