Soy hija de Katharine Graham, ex directora de “The Washington Post”. Estudié Historia de América y Literatura en la Universidad de Radcliffe y Harvard. He escrito para revistas y diarios. Soy editora asociada senior de “The Washington Post”.
Hugo Chávez, Shimon Peres, Bashar al Asad y su padre Háfez, Benazir Bhutto o Slóbodan Milósevic son solo algunos de los presidentes o primeros ministros que han sido entrevistados por Lally Weymouth.
La experimentada periodista estuvo en Lima hace una semana para reunirse con el presidente Pedro Pablo Kuczynski y antes de regresar a su país conversó con nosotros.
— Es la tercera generación de una familia de periodistas...
Sí, mi abuelo compró “The Washington Post” y mis padres lo dirigieron. Mientras que mi abuela, Agnes Meyer, fue autora de libros, una intelectual, una mujer fuera de su época. Pero podemos decir que mi padre fue quien armó la compañía que conocemos ahora, con “Newsweek”, estaciones de televisión. Luego mi madre [Katharine Graham] estuvo a cargo.
— Durante su gestión, su madre apoyó la investigación del Caso Watergate. ¿Qué recuerda de eso?
Fue una investigación bastante complicada que estuvo a cargo de Carl Bernstein y Bob Woodward. Ningún diario ni estación de TV tomó la investigación, eso lo hizo más complicada porque el “Post” estaba solo, publicando esa historia contra el presidente de entonces, Richard Nixon. Él estaba furioso, los atacaba y decía que todo era una mentira. En un punto incluso amenazó con quitarnos las licencias de las estaciones de TV que había adquirido el diario. Mi madre tuvo mucho coraje, perseveró y les permitió tanto al director periodístico, Ben Bradley, como a los reporteros que siguieran con la investigación. Tomó cerca de nueve meses hasta que la cadena CBS, si mal no recuerdo, tomó la historia y fue un alivio ver que otro medio se involucraba.
— ¿Recuerda si su madre sufrió presiones o amenazas debido a su apoyo?
Sí, sí, el fiscal general de EE.UU. realizaba ataques directos contra ella. La gente le aconsejaba tener guardias de seguridad, pero ella nunca aceptó. Lo recuerdo muy bien.
Ben Bradlee y Katharine Graham saliendo de una corte distrital en Washington D.C. (Archivo AP)
— ¿Usted sintió la obligación de dedicarse también al periodismo?
No, nunca lo sentí de esa manera. Tenía un buen amigo que era editor de la revista “New York Magazine” y todos los años me ofrecía un trabajo, pero todos los años lo rechazaba [risas]. Finalmente, tras escribir mi libro “América en 1876: cómo éramos”, me dijo: “Llegó el momento, ven a trabajar conmigo”. Comencé escribiendo para diferentes diarios y revistas, cubría casos de asesinatos, escribí para “Los Ángeles Times” y eventualmente comencé a cubrir temas de política. Una revista me pidió ir a Israel para cubrir las elecciones de 1981 entre Shimon Peres y Menájem Begin. No estaba muy interesada pero un amigo me dijo: “Dame diez días y cambiaré tu vida”. Fui y de verdad cambió mi vida. Tras entrevistar a Peres y Begin comencé a entrevistar a líderes mundiales: [Hosni] Mubarak, el rey de Jordania, al presidente de Siria...
— ¿A cuántos ha entrevistado?
En realidad no lo sé. Han sido bastantes.
— ¿Cuán difícil es entrevistar a uno de estos líderes?
Creo que para una gran entrevista la persona con la que converses debe tener ganas de decir algo. Por lo general, un líder mundial tiene un mensaje para la audiencia de EE.UU. y usualmente te usa para dar ese mensaje. Por ejemplo, el presidente de Egipto.
— ¿Qué pasó con él?
Entrevisté a Abdelfatah al Sisi cuando era jefe de la inteligencia militar. Mi editor estuvo bastante decepcionado porque quería que entreviste al ministro de Defensa de esa época y para ser honesta yo tampoco sabía quién era Al Sisi por ese entonces. Lo volví a entrevistar cuando fue ministro y me dijo que EE.UU. lo había olvidado, que le dio la espalda al pueblo egipcio, esa fue una gran entrevista, tenía un mensaje fuerte.
— ¿Cuál fue la más difícil que ha hecho?
No lo sé. Quizá la de Slóbodan Milósevic [ex presidente de Yugoslavia] justo después del inicio de la guerra [de Kósovo]. Fue bastante difícil llegar a él, hubo mucha competencia. Había una probabilidad de 50-50 de entrevistarlo. Fui como corresponsal de “Newsweek” y lo seguí a todos los lugares a donde iba solo para conseguirla. Finalmente aceptó. Tenía un mensaje bastante duro pero me permitía responder sus argumentos, fue una entrevista muy buena.
— También habló con Benazir Bhutto dos semanas antes de que la mataran…
Sí, era una mujer increíble. Estaba en época electoral y ella estaba segura de que sería reelecta. Cenamos en su casa con el corresponsal de “Newsweek” y estaba muy emocionada. Cuando me acompañó a la puerta de su casa para despedirme me contó que su servicio de seguridad le había advertido que en 10 días atentarían contra ella. Pero no sabía dónde sería, tenía una casa en Islamabad pero también en otras ciudades de Pakistán. Tras esa entrevista salí de vacaciones y mi editor me llamó para decirme que había sido asesinada.
— ¿Cómo fue su entrevista con Hugo Chávez?
Pasé un día entero con él en Venezuela. Era una persona muy carismática, la gente se moría por tocarlo, volamos en su avión privado a la ciudad donde desembarcó Cristóbal Colón [la península de Paria] y una multitud se había acercado al aeropuerto para poder tocarlo. Era extraordinariamente popular. Subimos a la camioneta de Chávez y él manejaba. Me dijo que empezara la entrevista, estábamos rodeados de todos sus ministros.
— ¿Qué fue lo primero que le preguntó?
“He escuchado que usted restringe la libertad de prensa”. Él me respondió: “Qué pregunta tan estúpida, haz otra” [risas]. Era un tipo duro, yo sudaba en el asiento posterior y los ministros se reían. Pero debo decir que era muy interesante.
— Vino a entrevistar a PPK, ¿qué opina sobre él?
Que es grandioso. Es la primera vez que entrevisto a un presidente peruano. Conocí a su hija Alex Kuczynski hace un tiempo, cuando su padre aún no era presidente, fue a comer a mi casa.
Lally Weymouth y el presidente Pedro Pablo Kuczynski tras la entrevista realizada para "The Washington Post". (Archivo personal)
— ¿Cómo deberíamos enfrentar los retos que presenta el periodismo de ahora?
Creo que es muy difícil para los medios impresos, especialmente tras la creación del Internet. En 15 años la web se ha convertido en algo muy importante. Ahora gente como yo, que hace un tiempo no lo habría imaginado, comparte sus historias por redes sociales.
— ¿Tiene algún consejo para los nuevos periodistas?
Creo que es difícil porque estamos ante una nueva forma de medios de comunicación, quizás tú podrías darme el consejo a mí.
— La experiencia siempre es valiosa, debe tener alguna recomendación…
Creo que en todo trabajo periodístico la persistencia y el trabajo duro es lo mejor. No importa qué tipo de reporte estés preparando, así sea como Bob Woodward o como yo entrevistando a líderes extranjeros, así sea online, en papel o escribiendo libros.
— ¿Cómo es su relación con los políticos estadounidenses?
Buena, conozco a bastantes de ellos pero intento mantener mis entrevistas con los líderes mundiales. A los políticos que conozco de mi país es por eventos sociales, por ejemplo, yo le di la invitación a Donald Trump para la famosa cena de corresponsales del 2011.