Flor nunca olvidará el día en el que con 17 años, mientras esperaba el autobús en la ciudad de Puebla (sur de México) para regresar a casa de sus padres, un hombre se le sentó al lado y le empezó a hablar.
"Me dijo que quería que lo acompañara a ver a su hermana para que la conociera y porque estaría más segura allí que en la estación de autobús".
"Le contesté que no quería ir con él pero no me dejaba tranquila. Al final me tomó por el brazo, me sacó de la estación y me llevó a su auto. Me dijo que tenía que hacer algunos recados y me prometió que al día siguiente me llevaría de vuelta a la estación".
Así empezó la odisea de Flor, quien en ese momento no podía imaginar el infierno que se le avecinaba: más de cinco años en una red de prostitución, sometida a abusos físicos y psicológicos, y obligada a mantener relaciones sexuales con desconocidos a cambio de dinero.
La pesadilla de esta mujer, a la que todavía le cuesta explicar los detalles de su terrible experiencia, la llevó a la ciudad californiana de San Diego, en el suroeste de EE.UU.
San Diego se ha convertido en uno de los principales centros de explotación sexual y prostitución de todo el país.
Es en esa localidad fronteriza -a la que fue trasladada por la fuerza en 2008 desde México por sus proxenetas para ser prostituida- en la que ha rehecho su vida, más de un lustro después de que ella y sus captores fueron arrestados por las autoridades estadounidenses.
CASOS EN AUMENTO
El caso de Flor es cada vez más habitual en el condado de San Diego, una región que según el Buró Federal de Investigaciones de EE.UU. (FBI, por sus siglas en inglés) se ha convertido en uno de los principales centros de explotación sexual y prostitución de todo el país.
Las cifras oficiales indican que en los últimos cuatro años el número de proxenetas que ha acabado frente a los tribunales del condado ha crecido a más del triple.
Así, en 2009 llegaron ante la Fiscalía de San Diego 9 casos de trata de personas, una cifra que en 2013 ascendió a 41.
En todo EE.UU., en 2014 el Centro Nacional de Recursos sobre la Trata de Personas recibió 5.042 denuncias -la mayoría relacionadas con casos de explotación sexual- comparadas con las 3.279 recibidas en 2012, lo que supone un incremento de más del 50% en tan sólo dos años.
Según cálculos de las agencias federales, en todo el país alrededor de 18.000 individuos son víctimas de las redes de trata de personas.
La explicación de este fenómeno en el caso de San Diego, según las autoridades, se encuentra en que al haberse convertido el tráfico de armas y drogas en una actividad más arriesgada, debido a la intensificación de las tareas policiales, la prostitución es vista como una alternativa más sencilla de ganar dinero.
De hecho, una investigación publicada hace unos meses por el Urban Institute, un centro de estudios con base en Washington, que analizó ocho grandes áreas metropolitanas de EE.UU., situó a San Diego como la ciudad en la que las bandas criminales están más involucradas en el negocio de la prostitución y la trata de mujeres.
Este fenómeno ha sido calificado de "epidemia" por fuentes del FBI y, ante la gravedad del problema, en enero se anunció la creación de fuerza especial en el condado de San Diego -inédita en EE.UU. y en la que participan las autoridades locales, estatales y federales- y que tiene como objetivo combatir la explotación sexual y el tráfico de personas.
MENORES DE EDAD
Según el estudio del Urban Institute, bandas criminales que antes se disputaban el negocio de las drogas ahora están cooperando estrechamente en el de la prostitución.
Además, según la misma investigación, el 20% de las mujeres que son prostituidas son menores de edad -algunas de tan sólo 12 años- y son reclutadas en lugares como escuelas y centros comerciales.
Los expertos no dan una explicación concluyente de por qué el negocio de la prostitución resulta tan rentable en San Diego, aunque señalan que el hecho de que se trata de una región fronteriza y turística, en la que se celebran numerosas convenciones y en la que reside un elevado número de militares, hace que exista una alta demanda de sexo de pago.
"Las bandas criminales se han dado cuenta de que la explotación sexual es una actividad de bajo riesgo que da grandes beneficios", explica en conversación con BBC Mundo Mary Ellen Barrett, fiscal adjunta del condado de San Diego.
A Flor todavía le cuesta hablar de su experiencia.
"Si te para la policía y llevas en el auto medio kilo de metanfetaminas, te van a detener y es probable que acabes en la cárcel. En cambio, si llevas en el auto a tres mujeres que no dicen nada, las autoridades te van a dejar ir".
"Además, en el caso de las drogas, cuando las vendes tienes que ir a buscar más, con todos los riegos que ello implica, mientras que a las mujeres las puedes 'vender' tantas veces como quieras", señala Barrett.
La funcionaria explica que las víctimas son mayoritariamente ciudadanas estadounidenses, igual que los proxenetas que abusan de ellas. Suelen ser jóvenes que tienen problemas en casa y que en muchos casos han sido abusadas por sus propios familiares.
Según Barrett, desde el punto de vista legal es un desafío llevar esos casos frente a los tribunales, ya que en ocasiones las víctimas, muchas de las cuales sufren estrés postraumático, se niegan a testificar.
En opinión de Meredith Dank, experta del Urban Institute, no es sorprendente la situación que se da en San Diego "dado al alto número de bandas criminales que operan en California".
DROGAS CONTRA EL DOLOR
En el caso de Flor, antes de ser forzada a introducirse en el mundo de la prostitución, vivía con su familia en una pequeña localidad a las afueras de Puebla. Cuando no estaba en la escuela, ayudaba a sus padres en el campo.
Susan Munsey cree que hay que dejar de estigmatizar a las mujeres que son obligadas a prostituirse.