La zona euro y el FMI esperan que Grecia haga contrapropuestas "creíbles" para evitar un cese de pagos, informaron este jueves sus responsables, a medida que se acerca el plazo del 30 de junio para un pago de Atenas al Fondo, para el que no dispondrá de "periodo de gracia".
"Tengo un vencimiento el 30 de junio. No hay periodo de gracia. Si el 1 de julio no se pagó, no está pagado", advirtió la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, antes de que comience en Luxemburgo una reunión de ministros de Finanzas de la zona euro.
Una situación de impago podría llevar al Banco Central Europeo (BCE) a quitar el financiamiento de emergencia de la banca griega, lo que agravaría la situación de Grecia.
Atenas debe pagar antes del 30 de junio unos 1.500 millones de euros al FMI. Pero con las arcas vacías y al borde del default, necesita para ello el desbloqueo de 7.200 millones de euros del último tramo del plan de rescate.
Esta partida está bloqueada desde hace meses a la espera de que Atenas acepte las reformas que le piden sus acreedores o presente otras que sean "creíbles".
Grecia y sus acreedores - el FMI, la Comisión Europea y el BCE -, negocian desde hace meses el desbloqueo de esta ayuda financiera.
Pero el gobierno de Alexis Tsipras se resiste a aplicar las reformas tal como las exigen los acreedores, ya que muchas contradicen las promesas electorales de su partido de izquierda radical, Syriza.
Si bien Atenas y sus acreedores están de acuerdo sobre el nivel del esfuerzo fiscal para los próximos años, divergen sobre cómo alcanzarlo. Los acreedores piden asimismo una reforma de las pensiones, algo a lo que Atenas se niega.
Al llegar a Luxemburgo, el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, advirtió que los 7.200 millones no estarán más disponibles después del 30 de junio.
"El próximo paso para un acuerdo viable y creíble tiene que venir de la parte griega", dijo.
"Consideraremos toda propuesta alternativa pero tiene que tener sentido. Tiene que ser creíble", agregó.
En el mismo sentido reaccionó el ministro español, Luis de Guindos. "Hubo una propuesta de las instituciones (acreedoras). El gobierno griego tiene que contestar, la pelota está en el campo griego", dijo.
- Una nueva batalla de Waterloo -
Este jueves por la mañana, la canciller alemana, Angela Merkel, principal actor en la crisis griega, se mostró convencida de que "todavía es posible" un acuerdo entre Grecia y sus acreedores.
"Estoy convencida de que allí donde hay voluntad, hay un camino", dijo Merkel ante los diputados alemanes del Bundestag.
Y si "los responsables griegos tienen esta voluntad, un acuerdo sigue siendo posible", siempre y cuando Atenas aplique "de forma decidida" las reformas estructurales prometidas, agregó.
La posición de Alemania "no ha cambiado" y sus esfuerzos "se concentran en el mantenimiento de Grecia en la Eurozona", subrayó Merkel, que en estas últimas semanas ha multiplicado sus contactos con el primer ministro griego, Alexis Tsipras.
Otro de los puntos que Grecia quiere que se discuta es la reestructuración de su deuda, considerada insostenible y que alcanzará este año 180% de su PIB, una "línea roja para muchísimos países", estimó Guindos.
El comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, estimó que sería una reunión "difícil", pero deseó que no se convierta en una "batalla de Waterloo".
"No tengo ganas de que sea una batalla de Waterloo, con toda Europa contra un Estado", dijo antes de la reunión y cuando se conmemora esta semana el bicentenario de esta batalla mítica que puso fin a las aspiraciones de Napoleón.
La última ocasión para alcanzar una solución podría ser una cumbre europea, como lo pide Atenas. La semana próxima está prevista una cumbre regular de jefes de Estado y de gobierno de la UE en Bruselas, pero se podría organizar una extraordinaria antes de esa cita del jueves y viernes.
Mientras que Grecia se encuentra en el centro de la reunión de este jueves en Luxemburgo, el primer ministro griego viajó a San Petersburgo para participar en un foro económico internacional.
El viernes se reunirá con el presidente Vladimir Putin. Los europeos temen que Rusia saque provecho del pulso interno en la UE.
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