A mediados de 2014, con tres semanas de diferencia, los cuerpos de dos hombre jóvenes fueron encontrados en el mismo cementerio de una iglesia, en el este de Londres, por la misma mujer que sacaba su perro a caminar.
Ambos hombres eran de la misma apariencia física. Ambos es sus años 20. Ambos colocados en la misma posición en el cementerio.
Ambos eran gay y los dos habían muerto de una sobredosis de drogas. Ninguno era de Barking, el suburbio en el este de Londres donde fueron encontrados.
Pero la policía consideró que las muertes de Gabriel Kovari y Daniel Whitworth no eran sospechosas.
Esa fue la misma conclusión a la que llegaron cuando Jack Taylor, otro joven gay, fue encontrado muerto en circunstancias similares, un año después, en el mismo camposanto, en la misma iglesia.
Tras la insistencia de familiares y amigos, la policía finalmente hizo la conexión con otro caso anterior; el de Anthony Walgate, cuyo cuerpo había sido hallado a unos 500 metros de la iglesia, frente al apartamento de un tal Stephen Port.
Stephen Port resultó ser el asesino de los cuatro hombres, pero había logrado burlar a las autoridades con una serie de mentiras y cortinas de humo que, no obstante lo elaboradas, con un poco de diligencia y perspicacia policial hubiera sido fácil descubrir.
En noviembre de este año, Port fue sentenciado a cadena perpetua pero queda la duda de cómo la policía no siguió a conciencia todas las pistas y evidencia a su disposición que hubieran podido evitar la muerte de por lo menos una de las víctimas.
Una comisión independiente realiza su propia investigación sobre la metodología y acciones que tomó la policía con respecto al caso.
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--- Droga de asalto sexual ---
La madrugada del 19 de junio de 2014, los paramédicos y la policía respondieron a una llamada anónima que informaba sobre un joven tendido afuera de un edificio de apartamentos en la calle Cooke, en Barking.
Lo encontraron muerto. No había señales de forcejeo pero la policía notó que su camisa había sido halada hacia arriba, exponiendo el estómago, como si hubiera sido arrastrado hasta el lugar.
Se trataba de Anthony Walgate, un joven que había llegado a Londres con el sueño de ser un diseñador de modas.
Vivía en Golders Green, en el norte de la capital, y estudiaba en la Universidad de Middlesex.
La persona que hizo la llamada de emergencia era Stephen Port, que vivía en el 62 de la calle Cooke.
Al ser interrogado por la policía, dijo que había llegado tarde para encontrar al joven tendido frente a su casa. Lo trató de despertar con unas cachetadas y, al obtener poca reacción, llamó a la ambulancia.
Era una mentira. La policía pronto descubrió que Walgate había sido contratado esa noche por Port para un servicio de acompañante sexual, algo a lo que Walgate se dedicaba de vez en cuando desde 2012.
Tras un interrogatorio de dos días, Port dio un relato confuso sobre cómo había tenido sexo con Walgate pero que éste había tomado drogas de dos pequeñas botellas y se había quedado dormido.
Al día siguiente, Port aseguró que fue al trabajo y que, cuando regresó, se asustó de ver que Walgate seguía inconsciente. Fue entonces que lo sacó de la casa y llamó a la ambulancia, pues no quería que "pensaran que lo había matado o algo".
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--- Evidencia alarmante ---
La policía registró su apartamento, incautó su computadora y tomó muestras de ADN de Port.
Un análisis de la sangre y orina de Walgate reveló altos niveles de GHB, ácido gamma-hidroxibutírico, conocido como la droga de asalto sexual y asociada con sobredosis fatales.
No obstante, el caso nunca se abordó como un homicidio.
Stephen Port fue acusado de entorpecer la justicia, pagó unos meses de cárcel pero fue dejado en libertad.
A pesar de la insistencia de los allegados de de Walgate para que la policía examinara la computadora de Port, no lo hicieron.
De haberlo hecho hubieran encontrado evidencia alarmante.
No solo contenía información sobre los servicios sexuales que ofrecía Walgate y un texto en el que lo invitaba a su casa en Barking, sino que tan pronto Port lo había contactado hizo varias búsquedas en sitios pornográficos en la red.
Algunos de sus términos de búsqueda eran: "jovencito dormido", "jovencitos inconscientes", "drogado y violado", "adolescente gay noqueado y violado" y "tipo viola y tortura a jovencito desnudo".
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--- Los cuerpos en el cementerio ---
La iglesia de St Margaret of Antioch es un oasis de paz en medio del ajetreo urbano de Barking. Se encuentra dentro de un agradable parque y flanqueada por las ruinas de una vieja abadía.
La mañana del 28 de agosto de 2014, mientras paseaba a su perro, Barbara Denham encontró el cuerpo de un joven sentado en una esquina del camposanto de la iglesia.
Era el cuerpo de Gabriel Kovari, de 22 años. Sus ropas superiores estaban levantadas, exponiendo el estómago, igual que Anthony Walgate.
Kovari, de origen eslovaco, había llegado de España hacía unos meses y buscaba un lugar estable donde vivir.
Se albergó con un amigo durante unas semanas hasta que le dijo que había encontrado una habitación para arrendar en la calle Cooke de Barking.
Pero, poco después de mudarse, empezó enviar mensajes aludiendo a la desagradable personalidad del propietario y escribiendo "Stephen no es una buena persona".
Tras su muerte, sus amigos y un examante empezaron a instigar a la policía a que siguiera ciertas pistas, sobre todo la de un misterioso personaje llamado Jon Luck que habían encontrado siguiendo la cuenta en Facebook de Kovari y con quien habían intercambiado información relacionada a la muerte de Gabriel.
A pesar de que les facilitaron un vínculo al perfil de Jon Luck, los detectives no hicieron el intento de comunicarse con él.
Hubieran descubierto que Jon Luck era un testaferro en Facebook de Stephen Port.
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--- "Nota suicida" ---
Apenas tres semanas después de la muerte de Gabriel Kovari, el 20 de setiembre, Barbara Denham se encontraba otra vez caminando a su perro cuando se topó con otro cuerpo en el mismo lugar.
Pertenecía a Daniel Whitworth, de 21 años. Estaba recostado contra el muro del camposanto, sobre una sábana azul.
Como las otras víctimas, sus ropas estaban levantadas exponiendo el estómago, como si hubiera sido arrastrado y que había muerto de una sobredosis de GHB.
Sin embargo, también se le encontró una supuesta nota suicida escrita a mano y firmada, en la que explicaba cómo había matado accidentalmente a su amante Gabriel Kovani y que por eso se quitaba la vida.
Aquellos que lo conocían quedaron horrorizados ante la idea de que Whitworth hubiese matado a alguien y tampoco lo consideraban como una persona con tendencias suicidas.
Pero la policía en Barking consideró que, aunque las circunstancias del caso eran "inusuales y un tanto confusas" no eran sospechosas.
Los detectives optaron por no hacer en ese momento análisis de ADN de la sábana, ni del cuerpo o ropas de Whitworth. Tampoco buscar huellas digitales en la botellita de GHB que le encontraron.
De haberlo hecho entonces, hubieran podido comparar esa información con su base de datos de ADN y dactiloscopia en la cual estaban las muestras de Stephen Port.
Tampoco se les ocurrió cuestionar la nota "suicida" ni hacer una comparación para ver si la escritura coincidía con la de Whitworth.
Toda esa evidencia forense, en un análisis posterior, señaló a una sola persona: Stephen Port.
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--- Oportunidades perdidas ---
Las autoridades tuvieron esas y múltiples otras oportunidades para frenar al asesino. En cambio, Port tuvo la vía libre para matar una cuarta vez.
Su víctima fue Jack Taylor, de 25 años.
Jack no era abiertamente gay pero usaba la aplicación Grindr para conocer hombres. Así fue como fue contactado por Stephen Port y acordaron encontrarse en la estación de metro de Barking, a las 3 am, una noche de setiembre de 2015.
36 horas después fue encontrado sin vida en otro rincón del camposanto de la iglesia St. Margaret, su camisa levantada por encima del estómago, con una jeringa en un bolsillo y una pequeña botella en el otro.
La policía no consideró la muerte sospechosa y la trató como un caso de sobredosis.
Pero la familia de Jack Taylor, que estaba segura que él no usaba drogas, no aceptó esa conclusión y presionaron a la policía para que hiciera más.
Finalmente, las autoridades informaron que había un video tomado por una cámara de circuito cerrado que mostraba a Jack caminando con otro hombre, unas horas antes de su muerte.
Una imagen de ese video fue colgada cerca de la estación de Barking y recibieron varias llamadas al respecto.
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--- "Voraz depredador sexual" ---
Pero fue un agente de policía el que realmente se dio cuenta de que el delgado hombre rubio con quien Jack Taylor caminaba era Stephen Port.
La mañana del 15 de octubre de 2015, Port fue arrestado y acusado de causar la muerte por envenenamiento de los cuatro jóvenes.
Es su juicio, toda la evidencia pasada por alto además de otros contundentes materiales encontrados en su computadora y teléfono móvil, fueron utilizados para incriminarlo.
Port mintió y dio explicaciones descabelladas durante todo el proceso pero nunca expresó remordimiento. Fue condenado a cadena perpetua.
El detective Tim Duffield, que lideró la exitosa investigación en su contra lo describió como "uno de los individuos más peligrosos con el que me haya cruzado".
Añadió que era un "voraz depredador sexual... retorcido y manipulador".
Hay quienes se lamentan que no fuera atrapado antes y señalan que las fallas en la investigación solo pueden ser explicadas por la falta de comprensión sobre la vida de los hombres gay y, posiblemente, hasta de un prejuicio contra esa comunidad.
De todas formas, una comisión independiente está investigando el proceder y comportamiento de la policía.
Fuente: BBC
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